—¿Por qué debería molestarme en decírselo a Caña? —Iris no cambió su expresión cuando le respondió a él—. ¿Para darles más razones para odiarme?"
Zephyro tragó con dificultad, se sentía muy avergonzado. Ni siquiera se atrevió a mirar directamente a esos ojos azules.
—No te preocupes, solía aguantar todo sola. Tus palabras no son nada comparadas con lo que he escuchado toda mi vida. No es algo nuevo para mí —Iris se detestaba a sí misma en este momento, al actuar de manera tan pasiva agresiva—."
Pero esto era culpa de Zephyro, quien sacó el tema. Iris había intentado olvidarlo, ya que solo le dolía saber lo que pensaban de ella. Casi logró poner ese doloroso momento en el fondo de su mente, junto con el trauma y todas las horrendas cosas que tuvo que soportar, pero Zephyro tocó la herida de nuevo.
—Aunque sería bueno si pudieras controlarte y no insultarme, no puedo controlar la forma en que me percibes, ni puedo cambiar lo que sientes por mí."