No solo consiguió ropa nueva y limpia, sino que también recibió entrenamiento de un verdadero guerrero. Zale sintió cómo su garganta se apretaba y sus ojos picaban, porque nadie nunca le había hecho algo amable.
—Quiero que me informes todo —dijo Iris a Zephyro—, entre los otros cinco guerreros, él era el que menos la había criticado y ella prestó especial atención a eso. Probablemente, ella podría estar más cerca de él como lo había estado con Dyne y Eron.
—Sí, luna. Haré como tus instrucciones —Zephyro asintió.
Caña no estaba equivocado cuando pensó que su compañera había encontrado otro uso para los guerreros que él le había asignado, después de todo, los ocho de ellos ahora respondían a Iris…
—Gracias —dijo Iris con una dulce sonrisa en su rostro—. Luego entregó la ropa a Zale, quien frotó su palma sobre su ropa de aspecto rugoso, pero como lo que llevaba puesto también estaba sucio, solo hizo que sus manos se ensuciaran aún más.