Aria disfrutaba cuando Caña le permitía hacer esto y estaba contenta de dejar que él obtuviera placer de su cuerpo.
Caña gimió y de repente, se retiró y levantó a Aria, mientras la arrojaba sobre la cama. Dio la vuelta a su cuerpo y empujó la almohada debajo de su estómago, de modo que su trasero estaría en el aire.
Caña chupó su pulgar de la misma manera que Aria y lo empujó más profundo en su agujero, lo que la hizo gritar, pero se adaptó rápidamente. Desde atrás, Caña deslizó su mano hacia su pecho y tiró de su pezón con más fuerza, mientras ella gritaba de dolor.
Pero, no fue suficiente para Caña, él quería que ella sufriera más, así que metió su dedo más profundo en su espalda y sofocó su grito cubriéndole la boca y la nariz. Literalmente la asfixió, lo que hizo que todo su cuerpo temblara por la falta de aire.
Aria no podía respirar, luchaba con su cuerpo e intentaba alejarlo, pero él no se movía, en cambio, Caña mordió su hombro.