"Después de la cena esa noche, Cane llevó al rey al calabozo, donde estaba encerrado Mason.
El Rey Aeon sabía que no estaría en buen estado y tener que buscarlo en el calabozo no era algo que le sorprendiera, pero lo que más le conmocionó fue ver su estado actual con sus propios ojos.
—¿Qué le has hecho? —El rey Aeon quedó atónito al ver el estado de Mason en ese momento.
—Seguí tu orden, tío. No lo maté, como hice con su padre. Lo mantuve con vida —respondió Cane con calma—. De hecho, mantuvo a Mason vivo, pero apenas.
Aún estaba en la misma posición que antes, sus extremidades estaban encadenadas a la pared detrás de él con cadenas de plata, estaba desnudo, así que era evidente que su virilidad había sido eliminada. Quien lo hizo no se molestó en hacer un corte limpio y se veía espantoso y muy doloroso.