—No —respondió Jasper de inmediato—. Simplemente no puedo hacerlo.
—¿Por qué?
Jasper pensó por un momento y luego se giró para mirarla. —No puedo ser egoísta —dijo con severidad—. Aún te estás recuperando, y tenemos toda la vida por delante. Concentrémonos primero en tu recuperación, ¿de acuerdo?
La decepción de Britney no había desaparecido por completo. Aun así, su consideración le devolvió la sonrisa al rostro. Él se preocupaba por su bienestar, lo que ella encontró reconfortante. Esta seguridad levantó su ánimo.
—Entonces me aseguraré de recuperarme rápidamente —canturreó ella optimista.
Jasper recogió el archivo y dijo:
—Se está haciendo tarde. Deberías descansar ahora.
La acompañó a la habitación y la ayudó a llegar a su cama.
Britney sonrió coquetamente, rodeando con sus brazos su cuello. —No te pediré que te quedes aquí porque sé que no aceptarás. No te forzaré a hacer nada. Pero prométeme que me llamarás —solicitó ella, sus ojos brillando con un atisbo de travesura.