—Elsa intentó resistirse, luchando contra su agarre, pero Samuel era demasiado fuerte para ella. Podía sentir cómo su fuerza disminuía y su cuerpo se debilitaba bajo su tacto. Sus apasionados besos eran enloquecedores y angustiantes, haciéndola sentir viva de una manera que no quería admitir.
Mientras luchaba por resistirse, Elsa sintió que su cuerpo la traicionaba, respondiendo al tacto de Samuel a pesar de sus mejores esfuerzos. Sentía su corazón latiendo, su pulso retumbando en sus oídos y su piel hormigueando de deseo. No quería sentirse así, pero su cuerpo se rebelaba, exigiendo que se entregara a ese anhelo. La mente de Elsa era un embrollo de confusión y deseo mientras luchaba por resistir el tirón de los besos de Samuel.
A medida que las luchas de Elsa se debilitaban, el beso de Samuel se volvía menos agresivo, más suave y dulce. Él susurró contra sus labios:
—Sé que aquel día fue un error. No me importaría repetir ese error.