—Ugh... —Cristóbal gimió y se frotó el cabello con frustración—. ¿Dónde se ha metido Benjamin? ¿Qué está tardando tanto en ubicarla?
Marcaró su número y la llamada se conectó en el primer tono.
—Estaba a punto de llamarte —dijo Benjamin.
—¿Dónde está Abigail? —preguntó Cristóbal.
—Está en la casa de Raquel.
—Gracias...
Cristóbal terminó la llamada y salió apresuradamente de la casa. No se tomó un momento para calmarse, sin importarle cambiar de ropa o limpiarse. Su único enfoque era llegar a Abigail y disculparse con ella, sin importar cuán difícil pudiera ser.
Dentro del coche, su corazón latía con fuerza y sus pensamientos se apresuraban con ideas de cómo acercarse a ella y hacer las paces. Era consciente de que sus acusaciones y sospechas le habían afectado gravemente, y se arrepentía profundamente de sus acciones. Pero estaba decidido a seguir disculpándose con ella hasta que lo perdonara.
Creía que ella lo perdonaría. Después de todo, ella lo amaba.