—Suelta mi mano —siseó Anastasia—, retorciendo la mano.
Brad tenía un agarre firme en su muñeca. No se detuvo hasta llegar al estacionamiento. La empujó a su coche y luego saltó adentro.
Anastasia lo miró furiosamente. No podía creer que Brad estuviera ayudando a Cristóbal con esto. Sentía que la había traicionado.
—¡No tienes ninguna objeción a que Christopher salga con Vivian! Estoy sorprendida —ella se burló—. ¿Qué pasa con tu promesa de encontrar al asesino de Alison? ¿Lo has olvidado?
Brad puso en marcha el coche y salió del estacionamiento. Anastasia se sentó en silencio, tratando de procesar todo lo que había pasado. No sabía qué pensar ni qué sentir.
Después de unos minutos, Brad rompió el silencio. —Sé que estás enojada —dijo—. Y tienes todo el derecho a estarlo. Pero tienes que confiar en mí.