—¿Qué hace ella aquí? —preguntó Adrián en cuanto entró en su cabina y tomó asiento.
Cristóbal aún no se había sentado. Se detuvo en medio, la mirada puesta en él. Luego apartó lentamente la silla y enderezó la espalda.
La expresión de Adrián le decía todo lo que quería preguntarle sobre por qué Abigail estaba aquí. En realidad, no tenía nada de qué hablar.
—Está aquí para trabajar —Cristóbal endureció su rostro y dijo en un tono plano.
—¿Por qué tiene que trabajar en primer lugar? —preguntó Adrián con fiereza—. ¿No está enferma? ¿No puede quedarse en casa y descansar?
No lo dijo por preocupación. Es solo que no quería verla en la oficina.
—Incluso si quiere trabajar, pídele que trabaje primero en una empresa pequeña —agregó—. No está calificada para trabajar aquí.
—Yo la entrenaré —dijo Christopher, con un tono inusualmente tranquilo.
No mostró expresión de ira ni decepción. Era difícil decir lo que sentía.