Aunque Layla apuntaba su arco y flecha hacia Erin, no se había dado cuenta. Fue cuidadosa en su siguiente movimiento y estaba esperando lo que Laxmus haría después. Por otro lado, Erin también estaba lista para luchar contra los líderes Vampiros Rojos y para ayudarla en esto, tenía medios muy poderosos.
Para empezar, la armadura que llevaba puesta, lo que exactamente hacía, cuáles eran sus propiedades y cuánto la ayudaría en esta pelea. Hasta ahora, había roto las cadenas espirituales que la ataban, lo cual Laxmus también podía hacer, pero a él le tomaba más tiempo.
Luego estaban sus poderes de Dhampir, habilidades de esgrima y armas de nivel demonio que había guardado consigo durante mucho tiempo.
—¡Si ustedes dos solo van a seguir mirándome, supongo que me toca a mí empezar este espectáculo! —Erin clavó su espada en el suelo, y un rastro de hielo se extendió por el piso, apuntando directamente hacia Layla y Laxmus.