—No por los monstruos con los que luchas allá afuera, sino por aquellos con los que luchas aquí y aquí. —Kamila se acercó a él, poniendo su mano en su cabeza y luego sobre su corazón.
—No importa si nacen de tus traumas pasados o simplemente los creas tú mismo, nunca has dejado de luchar contra ti mismo, tratando de ser mejor.
—Crear esta habitación, ser capaz de abrirte y ponerme frente a luchas en las que ni siquiera había pensado a pesar del ya precario estado de nuestra relación, eso es verdadero valor y fuerza.
—Verte aquí, practicando con pañales me hizo darme cuenta de que te amo incluso si tu identidad no tiene sentido.
—Cuando hace unos segundos te pusiste en la línea de fuego de nuevo para ahorrarme a mí ya al bebé del dolor, entendí que aunque Mogar y la Tierra estén en las esquinas opuestas del espacio, sigues siendo el hombre del que me enamoré y con el que elegí casarme. —