—¿Por qué me miras así? —Inxialot se volvió hacia su público—. Todos estábamos pensando eso. Lo sé porque me lo dijeron a través del enlace mental. Además, está bastante claro quién lleva los pantalones en su casa.
Los presentes se golpearon la cara y la respuesta inaudible de Lith lo preocupó.
—¡No es una trampa, lo prometo! ¡No se arrepentirán de venir! Es otra promesa. Si recuerdo haberla hecho, por supuesto. —Inxialot sintió alivio al ver que Lith le levantaba el pulgar mientras Tyris lo llevaba por el Portal.
En realidad era el dedo medio, pero el Rey Liche no era el tipo de hombre que se preocupara por detalles insignificantes como ese.
Al otro lado del corredor dimensional, Kamila no podía dejar de mirar a izquierda y derecha atónita.
Esperaba encontrarse en una cueva subterránea, no en una acogedora cabaña de madera.
—Bienvenidos de nuevo. Espero que todo haya ido bien. —Baba Yaga los esperaba en su forma Madre.—