—Realmente lo siento, Director. —Lith le hizo una pequeña reverencia—. Ha sido un año loco para mí. Han pasado tantas cosas que apenas me he podido centrar en mi supervivencia.
Marth estaba a punto de darle una respuesta mordaz cuando Ryssa le apretó la mano, compartiendo con él algunos de sus sentidos místicos de Dríada. De repente, el Director del Grifón Blanco pudo sentir la tristeza que Lith escondía detrás de su rostro inexpresivo.
No había atracción entre él y su acompañante, solo amistad. Además, Marth pudo sentir que la existencia de Lith se había vuelto más majestuosa pero a la vez más distante.
Estaba ahí pero no lo estaba.
—No te preocupes, muchacho. Te perdonaré siempre y cuando me ayudes a mantener a Manohar alejado de mi hija. —Marth rió entre dientes.
—No le hagas caso, Junior. Tú y yo haremos un gran equipo. —El loco profesor le dio unas palmaditas en la barriga a Ryssa como si fuera el hombro de un amigo.