—Maldito frío. —Se estremeció cuando una corriente de aire frío de la cueva entró en la habitación.
—Bien, pero los materiales corren de tu cuenta. —Dijo Lith.
—Trato hecho. Despídete de tu familia por mí y llámame solo si realmente necesitas mi ayuda o si puedes presentarme correctamente. Odio mentir para ser aceptada. No necesito nada de ellos, son ellos quienes necesitan mi ayuda. —
Lith hizo una reverencia profunda y fue a dar las buenas noticias a su familia.
—Si tienen alguna pregunta, pregúntenle a Quylla. Volveré en un santiamén con Kami y Zin. Deben estar preocupados hasta morir. —Dijo mientras conjuraba Silencio en la sala de estar, para evitar que sus gritos de alegría despertaran a Rena.
—Espera, ¿cómo diablos Faluel controló el metabolismo de Rena? No hay ningún hechizo que conozca que pueda hacer eso. Además, ¿cómo es posible que después de horas de tratamiento tú y yo estemos agotados mientras que esos dos no sudaron siquiera? —Quylla preguntó a Nalrond.