—Michael entonces se dio cuenta de que estaba abrazando a Leah demasiado fuerte.
—Inmediatamente la soltó y dijo:
—Lo siento, Leah. Todo es culpa de Papá. —Lo siento...
—Entonces, las lágrimas se acumularon en los ojos de Michael.
—Bajó la cabeza y rápidamente se secó las lágrimas de la cara para que Leah no las viera.
—Leah se apresuró a decir:
—Papá, ¿qué pasa? —Está bien. —Estoy bien. —Solo es que me abrazaste un poco demasiado fuerte. —Está bien, Papá. —¿Por qué no me abrazas de nuevo? —Puedes apretarme todo lo que quieras.
—Leah pensó que lo que había dicho anteriormente había molestado a su papá.
—Al ver lo comprensiva que era su hija, no pudo evitar emocionarse de nuevo.
—Volvió a abrazar a Leah en sus brazos pero recordó no apretarla demasiado.
—Leah acarició suavemente a Michael en la espalda con sus pequeñas manos. —Consoló:
—Está bien, Papá. —No duele, de verdad...
—Michael soltó a Leah después de bastante tiempo.
—Leah parpadeó y preguntó: