El análisis de Michael sonaba lógico.
Y Wendy asintió en acuerdo.
Michael rodeó con sus brazos a Wendy y la recostó nuevamente en la cama.
Al revisar la hora en el reloj junto a la cama, notó que ya eran más de las dos de la mañana.
Extendiendo la mano para tomar el edredón y cubrir a Wendy, le insistió:
—Duerme un poco. Hablaremos de nuevo mañana.
Wendy, ya muy cansada por trabajar largas horas de manera constante, se sentía emocionada al ver a Michael y a los niños. Y ahora, después del apasionado encuentro con él, apenas podía mantener los ojos abiertos.
Si Michael no hubiera sacado a relucir el tema de sus excesivas horas de trabajo, ella ya estaría durmiendo profundamente.
En cualquier caso, ahora podría descansar un poco mejor después de haber hablado de ello.
Completamente exhausta, bostezó y cerró los ojos.
Con la mano de Michael descansando ligeramente en su cintura.
Muy rápidamente, cayeron en un sueño profundo.
Al día siguiente, la alarma despertó a Michael.