—Cariño, por favor cálmate —Xander le recordó suavemente a su esposa. No era la primera vez que presenciaba su enojo al hablar de Jude Withers—. Toma aire profundo. Lo lograremos juntos en el futuro —la tranquilizó con calma.
—Mmm, gracias, Xander —finalmente recobró la compostura después de tomar un respiro profundo.
El coche volvió a quedar en silencio mientras se dirigían a la casa de Escarlata. Las calles estaban llenas de vida esa noche, lo que hizo que el viaje se extendiera a 40 minutos en lugar de los habituales 15 minutos de conducción.
Al entrar en la casa, Escarlata guió rápidamente a Xander a una habitación, con un tono de urgencia en su voz. —¡Xander, necesito hablar contigo!