Cuando terminó de ver las imágenes de la CCTV, Scarlett no pudo evitar llamar a alguien, la fuente de su dolor de cabeza.
En el primer tono, el teléfono se conectó, —Buenos días, hermana... —una voz alegre vino desde el otro extremo. Eso hizo que su enojo disminuyera un poco.
¡Tsk! Este hombre intenta atraparla de nuevo con sus encantos.
—¡Hermano Rex, por qué mientes! —Scarlett ignoró su cálido saludo y fue al grano.
En uno de los áticos de lujo en Manhattan, Rex miró la pantalla de su celular, solo para confirmar que la mujer que lo había llamado era Scarlett.
Estaba un poco confundido porque esta chica le había armado un berrinche temprano en la mañana cuando acababa de despertar. —¿Eres tú Scarlett, verdad? —preguntó.
—¡Sí!
—¿Por qué suenas molesta tan temprano en la mañana, hermana? ¿Tu falso esposo te enfadó? ¡Maldición! ¡Ya peleando cuando se supone que estén en su luna de miel!