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43.13% Sobreviviendo al fin del mundo en Latinoamérica / Chapter 44: Capítulo 44 – Cambios asombrosos

章 44: Capítulo 44 – Cambios asombrosos

Me sorprendí mucho al ver el estado de Kitty. Tenía excelentes estadísticas centradas en su velocidad con habilidades de ataque a larga y corta distancia. Era un combatiente de temer en un uno contra uno. La naturaleza de raza lo hacía muy protector por lo que no me preocupe si podría lastimarnos. Ella era parte de la familia y encima me ayudo en varias ocasiones durante la batalla. Por lo que confiaba completamente en ella.

Leo: Contare contigo cuando salgamos de nuevo.

Kitty: Miau~

Le di un trozo de carne seca que empezó a masticar y saborearla gustosamente. Mientras inspeccionaba a Kitty alguien vino y se acercó a mí.

María: Toma una taza de chocolate.

María era una mujer realmente linda y amable. De las pocas interacciones que he tenido con ella pude decir que era el extremo opuesto a Cristina. Calmada, madura y sobre todo afectuosa.

Leo: Muchas gracias

Tome la taza de chocolate con ambas manos. María se sentó a lado mío mientras se arreglaba el cabello colocando un mechón detrás de su oreja.

María era una mujer alta alrededor de 1.75 m de altura lo cual ya se consideraba mucho en este país para una mujer. Su cabello era largo y negro completamente suelto y sin ninguna decoración. Llevaba un vestido blanco con bordado de flores en el cual sobresalía su vientre abultado por el embarazo. Esto le daba un aire maternal y un aura madura increíblemente atractiva.

María: Quería agradecerte por traer de vuelta sana y salva a mi hermana ~

María: Se que puede ser un poco irresponsable y tienda a ser impulsiva. Esto me tenía muy preocupada ~

María se llevo una mano al costado de su rostro.

Leo: No hay nada de que agradecer. Ella se esforzó mucho para traer alimentos a todos.

María: Me entere por Diana que le enseñaste a como defenderse. No tienes por qué ser humilde ~

María saco uno de los emparedados que habían preparado y me lo enfrecio.

María: Di ah~

Antes de que pudiera decir nada Julia estaba detrás de mi lo que me hizo sentir un aura ominosa y un escalofrió por mi piel.

Volteé rígidamente mi cabeza y vi a Julia con venas brotando de su frente.

Julia: ¿Puedo saber que está pasando aquí?

Leo: No es lo que parece….

Julia estallo en rabia alejando a María de mí.

Julia: Si querías ser alimentado tienes que decírmelo.

Julia tenia las mejillas infladas mientras hacia un puchero. Lucia increíblemente linda y adorable.

Julia: Di ah ~

Julia levanto el emparedado y empezó a alimentarme a lo que no me resiste.

Ola Oeste – Punto de vista del vicedirector.

¿?: Señor vicedirector Mora le tengo noticias.

Al escuchar las palabras de un impertinente que me llamo por el apellido. Me levante de la cama completamente desnudo. Me había divertido mucho la noche anterior torturando y violando a estas enfermeras. Fue realmente divertido el ver como se retorcían mientras suplicaban que parara.

Era algo difícil mover mi cuerpo con este peso extra que tenía encima por lo que estaba irritado por que tenía que levantarme.

Dos mujeres que estaban temblando en la pared se levantaron y me pusieron una bata de baño que le dábamos a las personas que antes residían temporalmente en el hospital.

Gordo: Habla

¿?: Se… Señor… Las personas que salieron del ala este han regresado con bolsos.

Gordo: ¿¡Que dijiste!?

¿?: Se… Señor han tenido éxito y han traído más comida del exterior.

Gordo: ¡Como se atreven a disfrutar de comida mientras nosotros nos morimos de hambre en este lugar! ¡Manda personas en este momento a buscar comida afuera! ¡Si ellos pueden nosotros también!

¿?: Pe… Pero… Señor… Ya es de noche.

Gordo: ¡Y eso que tiene que ver! ¡Esta gente son solo parásitos que se alimentan de nuestras provisiones! ¡Ya no nos queda mucha comida! ¡Obedéceme o si no!

Me acerque a un cajón y saque un arma la cual apunte a su cabeza. Esto provoco que las mujeres aun en la cama y las que me vistieron empezaran a temblar a un más.

¿?: Se… Señor… No… No me atrevo… A desobedecerlo.

Gordo: Entonces ¿Qué haces aun aquí?

Mi subordinado salió corriendo directo a hablar con los sobrevivientes que aún estaban tirados en los pasillos del hospital.

Gordo: ¡Estúpida zorra maloliente! ¡Como te atreves a desobedecerme y encontrar comida afuera!

Mi magnifico plan de que esa perra se arrodillara ante mí fue completamente arruinado. Al menos temporalmente.

Gordo: ¿A este paso no seré yo el que me arrastre a ella? ¡Imperdonable! ¡Me niego a caer ante esa puta!

Volteándome de furia empecé a buscar con quien podía desahogar mi rabia. En esta habitación solo estaban mis juguetes que usaba para desahogar mi lujuria. Vi a una de las dos mujeres que me vistieron la cual se había orinado encima. ¡perfecto!

Gordo: ¿¡Como te atreves a ensuciar mi habitación!?

La mujer empezó a temblar aún más fuerte causando que perdiera las fuerzas en sus piernas cayendo hacía el charco de orina que se formó debajo de ella.

Mujer: Yo… Yo… Por… Por favor…

Antes de que pudiera decir nada le agarré del cabello con mi mano derecha y la arrastre. La mujer reacciono colocando sus manos sobre la mi intentando quitarla, pero yo era mucho más fuerte que esta perra que no ha comido en días.

Gordo: ¡Te atreves a resistirte!

Levante a la mujer del cuello. Olía realmente mal ya que todo su cuerpo quedo cubierto de orina. Sus manos se movían desesperadamente a mi mano arañándola e intentando liberarse.

Mujer: Yo…. Cof… No… Puedo… Respirar

Con mi mano libre el aprete en un puño el cual dirigí directo a su estómago.

Mujer: AHHHHHH

El grito fue corto hasta que se quedó sin aliento la mujer ya estaba azul, pero eso no me impidió seguir golpeándola como si fuera un saco de boxeo. No era divertido si no gritaba por lo que la solté. Permitiéndole obtener algo de aire.

Mujer: Yo… Yo… No… Lo… Volveré… A hacer… Por…

Gordo: ¡Cállate!

Reanude mi sesión de desahogo golpeando una y otra vez el rosto de la mujer.

Gordo: ¡Perra estúpida! ¿¡Crees que puedes desobedecerme sin consecuencias!?

¡Voy a destruir eso que llamas refugio y te haré mi perra en la cama!

Seguí maldiciendo a esa mujer de Sonia hasta que se me paso el enojo. Solo en ese momento vi lo que había hecho. El rostro de la mujer estaba completamente hundido y ya no respiraba. Había matado a otra mujer más.

Gordo: ¡Tráiganme a una nueva mujer y tiren este cadáver a la calle! ¡Una bestia se la ha de comer!

Dos hombres entraron a mi orden. Los cuales se llevaron el cadáver de la mujer botándolo por la ventana.


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