章 17: 16: EMMA ROSIE

"Kaia, Las acciones que hagan los demás no son tu culpa."

« Eso lo sé abuela. Pero … duele.»

— ¿Qué pasa? — se escuchó de Emma. En un tono divertido — una semana y ya no soportas ni un solo golpe, que fastidio.

Tenía una desagradable mirada, una voz burlona pero satisfactoria al ver a Kaia caer por el tronco del árbol del bosque. Su cabello y ropa desarreglada y un poco sucia.

« Que bueno que deje mi bufanda. Mi abuela se hubiera molestado si lo dejaba destruirse » fue lo único que pudo pensar al verse herida. Posiblemente ese tejido a mano se hubiera convertido en hilos.

A punto de escapar gimoteos y lágrimas, Emma la empujó contra el tronco del árbol. Obligando a ver hacia cada una de las chicas del grupo de búsqueda.

— ¿Te acuerdas de todo lo que me hiciste? ¿Recuerdas la molestia que fuiste todo este año? — escupió enojada, mientras jalaba el cabello de la muchacha contra el suelo.

— No puedo creer que esa chica te hiciera eso — escucho de otra chica mientras se acercaba — se ve muy débil

— Kaia tiene un don para dar pena — explicó Emma, antes de volver a empujar a Kaia contra el árbol y apretar su nariz — ¡OYE! — grito e hizo presión en su agarre — ellas saben todo lo que hiciste.

Kaia no respondió, estaba luchando por aire inhalando y exhalando por su boca. Volviendo a ver a cada una de las chicas, volteando o riendo.

« No de nuevo » pensó Kaia, antes de recibir una cachetada de parte de Emma. Sin poder hacer nada, se mantuvo en el suelo hasta que sintió a Emma sentarse sobre ella.

" ¡Sssssss! "

« ¿Por qué no te deshaces de ellas? » escucho de pronto. Esa vez no tenía miedo, desde su lugar, pudo ver perfectamente a Katu. Muy diferente a las otras veces, ya no era esa niña, menos esa hermosa mujer, frente a ella, estaba una anciana con canas, con arrugas en su rostro.

« Que desperdicio, entonces muere y déjame tomar tu cuerpo » volvió a hablar Katu, pero la joven negó entre la conmoción y las risas del grupo.

A punto de caer rendida, dos chicas la levantaron. Sujetando sus brazos con fuerza y apoyándola contra el tronco de un árbol, antes de que Emma la usara como saco de boxeo.

— El entrenador dice que debemos tener fuerza en los brazos.

No pasó mucho cuando recibió otro golpe y en segundos terminó teniendo las manos de Emma sobre su cuello. Estrangulandola, viendo esa inquietante mirada y sonrisa malevola, sin ninguna posibilidad de defenderse. O respirar, cuando Emma cubrió su nariz y boca con una mano, mientras que con la otra golpeaba su abdomen.

Gimoteando de dolor, Kaia intentó zafarse del agarre, moviendo desesperada sus piernas

— Diremos que te estabas convirtiendo y por eso, te matamos antes que nos hicieras algo — masculló Emma al ejercer más fuerza en su cuello.

« No, para » pensó. Y cuando pudo respirar ante un próximo golpe, logro decir:

— No pienso morir — Apenas fue un susurro, pero había hecho reír a Emma.

" ¡Sssssss! "

« No. Nunca te daré mi cuerpo, no me importa si eres la bruja o solo mi imaginación. He decidido cuidar a mi familia »

" Mamá, nosotros la detendremosssSSS. Escapa" escucho de repente. Nuevamente esa voz infantil. Antes de escuchar gritos de miedo.

En el momento que Kaia reaccionó, ya estaba en el suelo. Recuperando aire y su noción de espacio, cuando pudo ver serpientes sujetar las piernas de las chicas.

"Mamá, huye. Sabemos que tampoco quieres matarlassSSS". Volvió a escuchar. Viendo la escena que debería ser espantosa, como algo gracioso, se levantó, apoyada del árbol, mientras sus sentidos recobraron rápidamente.

— Mierda … — susurró ella.

Empezó a caminar con ayuda de los árboles, mientras los gritos se intensificaron y las groserías a su persona incrementaron con cada paso. Sin saber que entre las ramas de árboles, una serpiente grisácea de ojos dorados, la vieron irse.

— Mamá también puede ser indiferente — susurró una voz escondida en la serpiente. Mientras sacaba la lengua.

"Illapa … ¿dónde estásssSSS?"

Después de escuchar la voz de katu, se lanzó al suelo y empezó a seguir a Kaia.

Las piernas de la ojigris, dejaron de temblar. Caminando rápido, su aire regresó a los pulmones y el dolor punzante en su cuerpo desapareció, podía correr fácilmente. Todos sus sentidos se abrieron, y la sensación de alivio se recuperó con solo unos trotes.

Sin darse cuenta, corrió con todas sus fuerzas. Escapando, pero sintiéndose libre. Estaba segura de que podía llegar a los límites de la carretera, pero de pronto los rostro de Daniel y Nathaniel aparecieron en su cabeza.

De pronto, sus pasos se hicieron lentos. Deteniéndose, frente a un arbol tallado con "X", uno de los marcados para regresar al internado.

— ¿Kaia? — escucho. Era su entrenador — ¿y las chicas? ¿Qué te pasó?

Sus ojos abiertos, fueron directo a sus ropas, sucias. Ella suspiro y volteo con determinación.

— Emma me ataco, siempre lo hizo — soltó, tan rápido que sorprendió al adulto — todo el año, ella

— Tranquila, yo me haré cargo — detuvo el hombre al tomar sus brazos — pero no podemos dejar atrás a los demás.

Después de media hora, el grupo de búsqueda regresaba al internado. Kaia a lado del entrenador, mientras el resto de chicas revisaba sus heridas y Emma, al fondo, cubría su rostro con dolor.

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Una hora más tarde, en el silencio del interior de la enfermería. Mal iluminadas por velas, con un gran hueco que se conectaba con colchones bajo la extensión creada por toldos. La enfermera terminó de vendar la rodilla de una de las chicas.

Todas con una vaga expresión vacía, a diferencia de Emma, quien congelaba a Kaia con un par de ojos muertos y una mirada de odio latente en contra de ella.

— Escuchen chicas — empezó el entrenador, limpiando su rostro y volteando a las jóvenes — no sé qué es lo que pasó, pero somos un grupo.

— entrenador — pauso Emma limpiando su nariz — ¿cree que nosotras somos bravuconas? — preguntó indignada — ¿No se da cuenta que no tuvimos ningún problema hasta que llegó Kaia? Ella es el problema.

— No es cierto, yo ni siquiera quería estar aquí — se defendió ella, a pesar de su miedo por enfrentarse.

— Hola, grupo — se escuchó desde la puerta.

Era uno de los padres, solo que este tenía una presencia diferente a sus iguales, a diferencia del resto, su rostro no era amigable, su mandíbula era brusca, tenía un par de arrugas bajo sus ojos y sus venas eran visibles por su cuello.

Su mirada se posó sobre cada una de ellas, en especial en Emma quien al intercambiar miradas frunció el ceño. Como si fuera una señal que lo aviso de algo importante, por eso volteo directamente a Kaia. Asustada, sobaba su cuello delicadamente.

— Se dice que las personas nerviosas tocan su cuello — empezó el padre al rascar el suelo con su zapato y volteando a la oji azul — estudié psicología y el comportamiento humano por muchos años. ¿Pasó algo?

— Padre Ricardo, al parecer hubo un problema entre las niñas — agregó el adulto.

— ¿Problema? — preguntó Ricardo y se volvió al grupo de adolescentes — pero este grupo nunca tuvo un problema, ellas siempre han traído comida.

— Ella nos dejó — dijo una chica, señalando a Kaia— estábamos caminando de regreso, varias serpientes nos atacaron. Pero a kaia no, ella nos abandono.

— Las abandonó — susurró el padre y regresó a Kaia — señorita, ¿sabe que eso es un pecado en nuestra familia?

Kaia no respondió.

— Ellas me atacaron — afirmó Kaia, con determinación. Volteando hacia el entrenador.

Ambos intercambiaron miradas, antes de darle la espalda.

— Kaia, eres nueva y atacaste a un grupo muy valioso de la familia — anunció, autoritario Ricardo — lamentablemente, tendré que llevarte al cuarto de retención.

— No puede ser — susurro Emma, actuando preocupada.