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40% Katu: la bruja de la isla / Chapter 10: 9: ERES UN MONSTRUO P2.

章 10: 9: ERES UN MONSTRUO P2.

— ¡Eres una porqueria! ¡TRAMPOSA!

— Deberías matarte de una vez. Nadie del colegio te quiere.

Las palabras cortantes del pasado resonaban en su mente. Ese odio y desprecio que recordaba con dolor cada vez que me daba la vuelta, dejándola sola. Incapaz de enfrentar la crueldad, sentía el mismo remordimiento que me carcomía cada día por no haberla salvado. Por dejarme caer ante Oliver.

— Qué pena —decía Oliver, dejando a Emma y sus amigas junto con Kaia— Ya no podré pintar.

¿Merece que la traten así? Nunca supe lo que hizo, nunca escuché su versión de la historia. Pero, me siento mal por ni siquiera intentarlo.

Yo no avanzaba, pero ella tenía fuerza. Todas las mañanas, antes de clases, kaia corria en el campo de atletismo. Tal vez, su ropa estaba llena de pintura mal limpiada, pero por lo menos ella siempre se levantaba.

Me daba cierta envidia. No, era admiración. 

Probablemente.

— Iré a pintar — otra vez, Oliver. Era solo un código para decir que era su turno de acosar a Kaia — ¿vienes?

— Paso. Debo estudiar. Nos vemos Oliver.

Eso era lo único que podía decir mientras se alejaba de ese lugar secreto, lejos de los ojos de los profesores, donde la humillaban sin piedad.

°°°

—¡Eres un monstruo! —gritó Andrés.

La realidad se superponía con el recuerdo. Nathaniel observaba la escena con horror: Kaia en el suelo, la ira desbordante de Andrés y la carabina apuntando hacia ella. La visión se transformaba en un torbellino de emociones.

« No … » Pensó Nathaniel, regresando a la realidad. Su mente, atrapada entre el pasado y el presente, le mostraba una verdad: el remordimiento por no haber actuado antes y el miedo de volver a fallar.

— ¡Eres un monstruo! — La voz de Andrés resonaba con una intensidad que helaba la sangre.

— ¡NOOO!

El corto grito de Daniel, sacudió sus sentidos. Sus ojos se encontraron con los del niño, abiertos como platos, reflejando el horror y parálisis en la parte de atrás del carro. No estaba seguro si fue por el grito, pero sin darse cuenta había abierto la puerta del auto.

— ¡DETENTE! — Nathaniel corrió hacia la escena, su voz resonando con determinación.

Andrés no volteo. Sus ojos estaban clavados en Kaia, como si fuera su presa.

— Sube al carro — la orden de Andrés cortó el aire como un látigo.

— Oye, ella no es un monstruo — Nathaniel se interpuso, su voz temblorosa pero firme. 

El sudor perlaba su frente, su pecho se alzaba con respiraciones entrecortadas, luchando contra el coraje y el miedo que lo consumían. Sabía que enfrentarse al arma era una locura, pero algo en él se negaba a quedarse de brazos cruzados.

— ¿No me escuchaste? ¡Entra! — grito de Andrés, haciendo eco en los oídos de Nathaniel.

Kaia gimoteo por el dolor. Sosteniendo sus cascos con ambas manos y llamando la atención de Andres. Solo fue un segundo, pero Nathaniel se aprovechó, con un impulso repentino, se lanzó a él, intentando arrebatarle el arma.

— ¡Andrés, para esto! — forcejeó con desesperación, pero la fuerza del hombre lo derribó con facilidad, enviándolo al suelo con un golpe sordo.

Se sintió arrollado, como esa vez que el monstruo de alta velocidad. Dejo escapar una bocanada de aire por un simple golpe.

— Lo sabía — siseo con asco — Alguien enamorado es débil en estos momentos. Pensé que me ibas a servir — La voz de Andrés resonó con una frialdad que heló la sangre de Nathaniel, dejándolo paralizado por la sorpresa.

Sin embargo, Daniel abrió la puerta y se lanzó contra las piernas del hombre. Suplicando por clemencia y desesperación. La inocencia del niño contrastaba brutalmente con la crueldad del hombre frente a él.

— ¡VETE! — grito Andres y lo pateo al suelo.

— Para — gruño Kaia, al fin volteando a Andres con lágrimas en los ojos — por favor, vámonos de aquí. No lo soporto.

En ese momento, los ojos grises de la chica, brillaron en un tono morado desapareciendo en un segundo. Pero fue el suficiente tiempo para que Andres volviera a alarmarse.

— Maldito monstruo — siseo y preparó la primera bala.

El áspero siseo de Andrés llenó el aire, su presencia imponente asustó a Nathaniel en el suelo con un gran dolor en el abdomen y a Daniel, con un poco de sangre en el mentón.

Los músculos de Andrés se tensaron con cada respiración, su figura imponente proyectaba una amenaza latente. La carabina en su mano parecía una extensión de su propio odio, lista para desatar la furia contenida en su interior.

Sin embargo, algo extraño comenzaba a ocurrir. Los contornos de Andrés se distorsionaban ante los ojos de Daniel, su piel adquiría un tono grisáceo y sus rasgos se retorcían en una grotesca parodia de su humanidad.

«Espera, qué está pasando con él» pensó Daniel al ver ese bronceado del hombre tornarse gris. 

« Mamá deberías alejarte de él. Se está transformando » escucho Kaia.

— No voy a morir en manos de uno de esos asquerosos monstruos — declaró con ferocidad, pero su voz se desvaneció en el aire cuando se dio cuenta de lo que estaba sucediendo.

De repente, un silencio sepulcral se apoderó del lugar. Andrés, desconcertado por su propia transformación, se volvió hacia Nathaniel con una furia desatada.

— ¡Cállate! ¡La mataré!

— Yo no te he hablado — interrumpió el chico.

Solo eso fue suficiente para ver la confusión en los ojos de Andrés.La realidad parecía desvanecerse ante sus ojos, todo se volvía borroso y distorsionado.

— ¿que?

—Te estás convirtiendo en un monstruo — susurró Kaia, su voz temblorosa y llena de pesar.

— ¿A qué te refieres? ¡maldita! — se quejó y apuntó el arma a ella.

La ira de Andrés se desvió hacia Kaia, su arma apuntando directamente hacia ella. Pero de repente, sus ojos se posaron en el arma, que ahora parecía una extensión retorcida de su propia carne.

Los brazos y piernas del adulto se ensanchaban, sus atractivos ojos se convertían en simples cuencas que dejaron caer los globos oculares a la altura de sus hombros y su mandíbula cuadrada, estaba rota por grandes dientes filosos.

Esta vez, no tenía ni un solo pelo en el cuerpo y su espalda estaba encorvada mostrando sus venas.

— no puede ser — susurró Daniel.

— ¡¿QUE ME HICISTE?! —gritó Andrés, apresurándose a atacar a Kaia, cuando dos serpientes subieron por su cuerpo y apretaron lo poco del cuello que quedaba y su brazo con el arma.

— No dejaré que dañes lo que me pertenece.

Era una voz tan suave como tétrica, tan perturbadora como su presencia al ser observada. Sorprendiendo al grupo, Kaia permaneció en silencio, apretando sus cascos y aguantando sus gemidos de dolor.

« La mujer de antes … la bruja » pensó Daniel. Con el corazón latiendo con fuerza en el pecho, se acercó a Kaia y la obligó a retroceder hacia el resguardo del automóvil.

— ¿La van a ayudar? Kajya, ataca — se escuchó de nuevo de la bruja.

En ese momento, el cielo pareció oscurecerse, en una neblina pesada que el océano pacifico empujaba.

Andrés, consumido por el pánico y la desesperación, luchaba contra las serpientes que lo aprisionaban, rompiendo sus extremidades y exudando una rara masa gris, durante un doloroso grito inhumano.

Finalmente, fue empujado por una fuerte ventisca de aire. Desapareciendo de la vista de los tres adolescentes.

— Escapemos — susurró Nathaniel, al sujetar con fuerza a Kaia.

Sonámbula, se dejó guiar. Desapareciendo bajo el frío de la neblina. Sin saber qué es lo que había pasado con esa persona que conocieron como Andres.

-----

Después de unas horas, Nathaniel veía a Kaia dormir recostada en la cama de un departamento. Recordando el dolor en su estómago que Andres había proporcionado y la confusión por esa mujer.

No entendía nada, a pesar de concentrarse en su nueva vida en pleno fin del mundo o en esa compañera escolar que estaba sufriendo. Fue entonces que, salió de la habitación y vio a Daniel revisar esa laptop robada en la cocina de muebles antiguos.

— Oye — dijo el adolescente al sentarse frente a la isla de la cocina y del menor — escuchame. Quiero saber lo que pasa, la verdad.

— ¿que?

— Daniel, he vivido siendo testigo y me quede callado sobre cosas que nunca debieron pasar — pronunció con tanta fuerza y determinación en sus ojos que pudo ver la sorpresa de Daniel — Y no volverá a pasar. Así que, debes decirme qué demonios está pasando. ¿Quién era esa mujer? En verdad … ¿la bruja es real?

Daniel se sintió en presión, tal como había pasado con Andres. Asintió lentamente.

— Y creo que la tía Valeria hizo ese reto de la bruja.

— ¿Qué es lo que sabes?

— Según foros antiguos — empezó el menor — Katu, la bruja de la isla es como un demonio y madre de siete serpientes. De diferentes elementos o situaciones.

» Y según el mito. Ella se alimenta de la sangre de sus víctimas para vivir por siglos. Por eso, existe ese juego, aunque no entiendo del todo, porque, al final, solo uno de diez morían.

— ¿Y que tiene que ver Kaia en todo esto? — preguntó Nathaniel — la bruja la protegió.

— Si … creo que katu quiere matar a kaia — respondió empezando a desesperarse y empuñar sus manos — pero … no sé cómo decirle eso a kaia. ¡ENSERIO! soy el niño genio de la familia, se supone que puedo solucionar estas cosas, puedo ser calmado y decirle a kaia lo que creo … pero, ¡¿POR QUÉ ES TAN DIFICIL?! ¡SON SUPOSICIONES!, ¡NO DEBERÍA SER VERDAD! ¿NO?

Esa intensidad y desesperación en sus ojos, que mantenían sus lágrimas lastimaron el orgullo del adolescente. Podía comprender el miedo, y podía tener la misma pregunta. 

¿Cómo ayudarla cuando se sentía tan débil? 

¿Cómo decirle la verdad si tengo miedo a que sea esa, la verdad?


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