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89.83% El Ultimo Sol Naciente / Chapter 221: Capítulo 223: Prólogo Parte 3

章 221: Capítulo 223: Prólogo Parte 3

-Fuyuki, Japón-

La soledad tiene muchas formas. La humanidad le da forma a la soledad. La mente humana, que fácilmente se moldea a las condiciones a las que se enfrenta, es lo que le da un significado a esa simple palabra.

"Okā-sama…"

Aquella niña solitaria en ese momento le dio la mano a su madre, quien yacía en una silla de ruedas mirando al vacío como si su alma se hubiera perdido en la tragedia de hace tres años. Gran parte de la ciudad se incendió con una explosión, brillando fuertemente, haciendo como si la fría y oscura noche pareciera un desierto soleado lleno de cadáveres.

"Déjame llevarte de regreso al hospital"

Así, la niña empujó la silla de ruedas de regreso a su destino.

***

Más tarde ese mismo día, la niña llegó a una gran mansión, cansada de caminar tanto. Abrió la puerta, pues esta era su casa y se percató de que el lugar estaba muy silencioso. Aun así, sin importarle esto, avanzó con una cara inexpresiva y exploró el lugar con total familiaridad.

Pasó por la habitación de su madre.

Por la habitación de su hermana.

Por la oficina de su padre…

Y al llegar al final del pasillo, la niña simplemente miró al suelo…

"Ya no hay nadie aquí…"

Tōsaka Rin se quedó sola en este lugar. Sola en esta gran mansión tan silenciosa…

-Londres, Reino Unido-

Se movió con tranquilidad por la ciudad. No había prisa para él, pues seguramente la decisión que acaba de tomar le arruinó la vida, pero no había nada más que él pueda hacer. Para cumplir su promesa con Iskandar y su pacto con Toru, esta decisión era necesaria.

"Como siempre…"

Las calles de Londres estaban llenas de personas hablando sin parar. Todos iban por sus caminos de forma errática, haciéndolos parecer un montón de ratones huyendo de un depredador.

En este lugar de antiguos edificios marrones y grises, bullicioso y animado, este hombre, el nuevo Lord El-Melloi, suspiró cansado sintiendo toda la carga que ahora está sobre sus hombros. En su mano tenía algunos papeles de adopción que acababa de firmar. Ahora, siendo uno de los Lords de la Torre del Reloj, es imposible que, con ciertas ilegalidades, la familia Matō intente reclamar a Sakura.

"Aunque no sé como se lo voy a decir a ella"

Decidió que mejor dejaba esas cosas para el Waver del futuro. Ahora debía asegurarse de que Sakura no haya quemado la casa. Para eso debía pasar por ese enigmático puente presente en esta ciudad, pues la casa está ubicada en uno de los suburbios al otro lado del puente.

-A las afueras del distrito Whitehall y Westminster-

El lugar estaba lleno de casas idénticas, pero de alguna forma cada una de ellas se veía extrañamente bien en este lugar. En este distrito en específico se encuentran varias zonas donde los turistas pasan a tomarse fotos. Una de esas zonas es el famosísimo Big Ben, pero ese viejo reloj está bastante lejos de esta zona.

En si la casa frente a este hombre, pareciéndose a las demás, estaba hecha de ladrillos marrones con ventanas un poco alargadas. En las calles había varios automóviles estacionados y árboles que dejaban caer sus hojas secas en el suelo. Era la típica vista que un lugareño vería como algo común a diferencia de los turistas que pasan por la zona.

Waver ignoró esto, pues ha tenido que ver el mismo paisaje los últimos tres años. Sacó la llave de su abrigo negro y abrió la puerta con un suave click que seguramente alertó a Sakura.

"Ya llegué"

Dijo el hombre de cabello largo quitándose la bufanda y el abrigo para luego dejarlos en el perchero junto a la puerta. Caminó relajado para llegar a la sala de estar, pero frunció el ceño y sus hombros se encogieron cuando vio al mismísimo demonio atacando a Sakura.

Bueno, no era un demonio real, sólo la exageración de este hombre. Lo que sus ojos vieron realmente eran a la pequeña Reines sentada junto a una tímida Sakura que parecía no saber cómo salir de esta situación.

"Oh, mi querido hermano ha llegado"

Waver solo pudo fruncir el ceño al ver a Reines.

"Sakura, te he dicho que no le abras la puerta a los desconocidos"

"¿Asi tratas a tu adorada hermana, hermano idiota?"

"Si. ¡Ahora vete de mi casa! ¡Arruinas mi paz!"

Si alguien viera a Waver gritarle a una niña de ese modo, seguramente sería visto como una basura, pero eso estaba lejos de la verdad. Waver si tenía una razón para ser tan duro con este demonio con cara de niña pequeña.

Reines tiene una lengua afilada y es tan astuta como un viejo zorro. Su apariencia engaña a cualquiera, incluso a Sakura.

"Qué hermano tan cruel. ¿Es que acaso no puedo visitar a mi hermanita aunque sea por unos minutos?"

"Ella no es tu hermana, demonio"

Él se resignó a levantar la voz otra vez. Simplemente pensó que no valía la pena.

"¿Cómo que no? Si tu eres mi hermano, y adoptaste a Sakura, eso la convierte en mi hermanita"

Sakura abrió los ojos. Ella no sabía nada de esto y ahora estaba muy confundida. A pesar de que hace algunos segundos estaba siendo sumisa con Reines, su expresión cambió a una más intensa, juzgando por sí misma que lo que dijo la niña rubia sea verdad.

"Expliquense…"

De un segundo a otro, Reines y Waver terminaron de rodillas en el suelo con Sakura sentada en el sofá mirándolos en silencio. Ella se cruzó de brazos esperando esa explicación de estas dos personas.

"¿Y yo por qué estoy de rodillas también?"

Preguntó Reines, a lo que Waver le respondió agachando la cabeza para evitar ver a Sakura a los ojos.

"A mí no me preguntes"

Con esa respuesta, Reines sintió que buscar más que esa respuesta sería problemático; saldría mal parada de esta situación. Así que busco la salida más fácil de este problema.

Poniéndose de pie como si nada, mirando a Waver con una sonrisa de alegre, ella le dijo a Sakura:

"Mi querido hermano te lo explicará. A mi se me acabó mi tiempo libre. Nos vemos después, hermanita"

"Maldita traidora…"

Dijo el hombre. Así, tan rápido como apareció, Reines salió corriendo por la puerta para evitar la furia de su "hermanita", dejando así a Waver solo en esta guerra fria.

"Bueno, yo…"

No había escapatoria ahora.

"¿Lo que dijo Reines es verdad?"

Ante la incógnita de Sakura, Waver levantó la mirada. Sintió que haber hecho los trámites de la adopción a espaldas de esta niña fue algo estúpido. Ella ya tenía su familia en Fuyuki, pero su egoísmo lo llevó a firmar esos papeles.

Aún así…

"Si, es verdad. Pensé que era la mejor opción en caso de que los Matō vengan por tí. Así yo podré evitar que te lleven de regreso"

La mirada severa de Sakura se suavizó después de escuchar eso. Se agachó y tomó a Waver por las mejillas.

"¿Entonces ahora mismo eres mi padre?"

Sin palabras, Waver sintió como todas sus fuerzas se iban en el momento que escuchó eso. Un padre… es verdad. Él ahora es el padre de esta niña…

"¿Lo eres…?"

Preguntó ella con las manos temblorosas. A lo que Waver solo pudo pensar.

Estos últimos tres años Sakura ha estado pensando constantemente en cómo su padre la abandonó en otra familia sin dudarlo. Cómo su hermana ni siquiera la visitó y que ahora, de la nada, tiene un nuevo padre. Había mucha información para procesar. 

'Se supone que tú también me abandonarás en el futuro… no puedo simplemente pensar que esto tendrá un final feliz'

Su trauma con el abandono seguía haciéndose más grande con el tiempo. Esto la llevó a no querer confiar en que Waver estará a su lado para siempre. Ella pensaba que en algún momento este hombre también se irá y la dejará a su suerte. Pero con esto, ella no sabía si debía dejar de pensar de esa forma.

Un padre…

Tokiomi, siendo su padre, nunca se dignó en decirle más de dos o tres palabras antes de alejarse o estar junto a ella por unos breves momentos. Todo lo que ese hombre tenía en mente eran los beneficios para la familia Tōsaka, pero sin incluir a su hija menor.

Un padre…

Aunque no están relacionados por la sangre, se le puede llamar padre a alguien que realmente te trata como un hijo. Sakura sabía eso. Estos últimos tres años este tipo siempre se ha preocupado por ella. La ha alimentado, protegido y enseñado los valores de una persona decente en esta sociedad de Magus. Todo lo contrario a Tokiomi.

Si eso no es ser un verdadero padre, ella no sabía que era.

"Se supone que si…"

Waver respondió nervioso, a lo que Sakura le regaló una suave sonrisa envolviendo sus brazos alrededor del cuello de esta persona.

"Gracias… padre…"

"¿Padre…?"

Sakura aceptó esto demasiado rápido, pero él entendía que esto se debe a su pasado. Él ahora no podía hacer nada para ayudarla en ese aspecto, pero de ahora en adelante seguirá cuidando a esta niña como siempre. Ella debe crecer con la esperanza de ver a Toru y convertirse en una buena persona. Eso es lo que un padre debe hacer… estar pendiente de su hija y amarla para que esta no se sienta abandonada.

Esta niña ha vivido muchas cosas por ser la hija de un Magus, pero…

'Esta vez será diferente…'

-Días después-

Waver nuevamente llegó a casa después de una larga jornada de trabajo resolviendo algún misterio menor para la Torre del Reloj. Abrió la puerta con el mismo desánimo de siempre y dejó el abrigo y la bufanda en el perchero para ir directo a la sala de estar.

Allí fue donde pasó… otra vez…

"¡Alguien invocó al diablo en mi casa!"

La reacción exagerada de Waver al ver a Reines disfrutando de una taza de té junto a Sakura no tenía precio. Reines solo bebió un poco más del té y miró a Waver a los ojos con esa sonrisa inocente, pero con muchas intenciones ocultas.

"Oh, mi amado hermano. Deberías dejar de llamarme demonio. ¿Acaso no ves que tú querida hermanita es adorable y para nada parecida a un demonio?"

"¡Eso es mentira! ¡Los demonios pueden tomar la forma que quieran!"

Eso, según algunos textos de la biblia, está en lo correcto, pero no todos los demonios pueden adoptar cualquier forma que ellos deseen. Los demonios no son como los nahuales de la mitología mesoamericana, que pueden incluso convertirse en animales.

"Y tú, Sakura. ¿No te he dicho que no le abras la puerta a desconocidos?"

Reines interrumpió antes de que Sakura pudiera contestar.

"Otra vez con lo mismo. No soy una desconocida, soy tu adorable hermana menor. Acéptalo."

Viendo que Waver estaba sufriendo con su presencia, Reines sonrió a gusto con esto. El sufrimiento de este tipo para ella era muy placentero. 

En la retorcida mente de esta niña, está era la relación que un hermano debe tener con su hermanita.

"En fin, ¿por qué estás aquí, Lucifer?"

"¿Acaso no puedo visitar a mi familia? No tendría que venir hasta aquí si hubieras aceptado mi oferta de mudarte a la mansión de nuestra familia. Claro, si tú no quieres, la adorable Sakura si aceptará, ¿verdad?"

Ella miró a Sakura y Waver se tocó la cabeza con dolor. Rezó para que ella no aceptará, pues no sabe cómo cambiaría Reines a Sakura si ambas viven en la misma casa.

"Prefiero quedarme aquí con padre. Ya me he acostumbrado a esta casa y por mucho que intente vivir en otra, no me acostumbraría"

Reines suspiró decepcionada.

"Bueno, no se puede evitar. Si cambias de opinión, hermanita, las puertas de mi hogar siempre estarán abiertas para ti"

"Uh, si. Aprecio la oferta"

Viendo la decepción en la cara de Reines, Waver levantó el pulgar aprobando con un 8/10 el rechazo de Sakura.

Ella, en respuesta, mostró una sonrisa torcida. Quien ahora es su padre tiene la misma actitud infantil que Reines. De hecho, aunque ambos no tengan ningún parecido ni parentesco sanguíneo, actuaban como dos parientes que se odian. ¿O eso está mal? Sakura no lo sabía. Su relación de hermana con Rin era muy extraña en ocasiones. 

Así, desde ese momento, Reines comenzó a ir a la casa de Waver cada vez que tenía tiempo libre solo para saludar a Sakura y llevarse mejor con ella. Y aunque no lo parezca, Sakura siempre simpatizó con ella a pesar de sus actitudes sádicas con su padre adoptivo. 

La verdad es que Reines solo quería una amiga más. Ser la hija de una familia de Magus es difícil y estresante. Por eso, visitar a la adorable Sakura se había convertido en un oasis en este infernal mundo mágico.

Todo eso se volvió tan cotidiano, porque mientras más pasaban los días, las semanas y los meses, estas situaciones comenzaban a volverse costumbres.

-Tres años después-

El cumpleaños número doce de Sakura llegó. Con suerte, Waver logró escaparse unos momentos de sus labores como Lord de la Torre del Reloj para comprar un pastel y hacer una celebración tranquila en casa. De hecho, ahora mismo, mientras se dirige a casa pasando por el gran puente, en su mano cargaba una caja con el dichoso pastel.

Con una leve sonrisa en su rostro, pensó en como Sakura ha vivido hasta ahora. La vida es bastante extraña, pues quien pensaría que del pacto fallido entre un Magus mediocre y un Servant de la clase Assassin pasarían tantas cosas.

"A Sakura le gusta la pizza. Pediré eso para la cena"

Con la mente en las nubes, relajado con el bullicio de este lugar, avanzó a gusto con todo lo que ha vivido. Si, es difícil, pero cuando una adorable hija adoptiva espera en casa, aquel hombre sentía su corazón sanando de todas las heridas del pasado.

Pensó que lo menos que puede hacer por Sakura es ser un buen padre y celebrar su cumpleaños a como dé lugar, pues ya pasaron seis años desde que todo comenzó y esa niña solo sigue creciendo.

Así, entre tantos pensamientos positivos y negativos mezclados en su mente como ya es costumbre, llegó a la puerta de la casa y usó la llave para abrirla. Sin embargo, antes de entrar le rezó a cualquier dios presente para que el demonio no haya invadido su casa.

Cuando cerró la puerta dejando su abrigo y la bufanda en el perchero, suspiro aliviado al ver que Sakura estaba estudiando tranquila con un poco de ópera de fondo.

"Bienvenido, padre"

Dijo ella, a lo que Waver levantó el pastel diciendo:

"Feliz cumpleaños, Sakura"

"Oh, gracias."

Esas simples palabras de agradecimiento bastaron para Waver.

Dejando de lado sus estudios por unos segundos, Sakura ayudó a su padre a poner el pastel en la mesa, pero se dio cuenta que este era demasiado grande para dos personas.

"Creo que es demasiado…"

"Si. Creo que cuando lo compré no lo pensé bien"

En eso, dos suaves golpes sonaron en la puerta. Sakura miró a otro lado porque reconoció esos dos golpes sobre la madera. Por su lado, Waver no le tomó importancia a esto y fue a ver quien es el visitante repentino, pero cuando puso un pie cerca de la puerta, sintió un escalofrío muy familiar. Aún así decidió abrir la puerta, pero cuando vio a la alegre Reines esperando del otro lado de la puerta junto a una Sirvienta con la piel hecha de mercurio, enseguida le cerró la puerta en la cara.

Asustado por la presencia de Satanás en esta casa, dió media vuelta y se sentó en el sofá para relajarse.

"¿Quién era?"

"Nada ni nadie. Alguien que no conocemos"

Click… la cerradura de la puerta sonó y está se abrió mostrando que el dedo de la sirvienta con la piel de mercurio había usado sus habilidades para abrir el cerrojo de la puerta. 

Waver sintió como su juventud se escapaba por la ventana mientras la princesa del Inframundo se acercaba a la escena.

"Eso fue muy grosero, hermano mayor"

Reines le susurró al oído y Waver sintió unas increíbles ganas de salir corriendo de ese lugar, pero la voz de Sakura lo detuvo.

"Buenas tardes, hermana"

Al escuchar la voz de Sakura saludándola, Reines se sintió a gusto. Hace dos años Reines le pidió a Sakura dejar de llamarla por su nombre y simplemente llamarla "hermana".

"Buenas tardes, Sakura. No me olvidé de tu cumpleaños. Así que te traje un regalo. Trimmau"

Reines chasqueó los dedos y la sirvienta de piel líquido-metálica se acercó con una bolsa de papel decorada con un listón azul. Trimmau (Código Místico) así como Reines la llama, le entregó el regalo a Sakura y ella lo aceptó con una leve reverencia.

"Pensé que te haría falta un vestido lindo con el que puedas salir a presumir. Después te compraré unos zapatos que combinen con el vestido"

"No vas a lograr comprarla con una muda de ropa. Ella no se irá contigo"

"Vale la pena intentarlo, mi querido hermano"

Ver pelear a estos dos era como ver un zorro negro y un conejo blanco discutiendo. En ocasiones era gracioso para Sakura, pero cuando esto se repetía cada vez que su padre y Reines se encuentran, deja de ser divertido y se vuelve agobiante. 

Incluso así, no había forma de separar está pelea. Ella solo podía esconderse en una esquina a esperar que la tormenta se calme.

'Una hermana y un padre complicados…'

Al menos la vida en esta casa es bastante animada y así será por los próximos años.

Una familia muy animada, así son estos misteriosos Magus.

Continuará…


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