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63.63% Una aventura en un mundo de fantasía / Chapter 13: Capítulo 12 - Noche en Cuatro Reyes

章 13: Capítulo 12 - Noche en Cuatro Reyes

Rand y Mat no pararon de caminar hasta que llegaron al primer pueblo que encontraron después de salir de Puente Blanco. Allí solo descansaron por menos de una hora, el lugar les recordaba a Campo de Emond.

Continuaron el viaje hasta que cayó la noche y decidieron acampar alejados del camino principal y sin encender una fogata que llamara la atención que no deseaban.

Aquélla no fue la única noche que pasaron a la intemperie, con la sola protección de sus capas contra el viento y a veces la lluvia. Estaban hambrientos y con dolor en los pies. Durante el viaje se detuvieron en algunas granjas donde le ofrecieron una comida caliente y una cama a cambio del servicio de partir leña o acarrear agua durante una hora, aunque el lecho fuera un montón de paja en el establo.

Claro que no todos fueron tan amigables, en algunos lugares les echaron incluso perros. Lo cierto era que la apariencia de Rand, un chico alto y musculoso era bastante intimidante para muchos.

La granja de maese Grinwell y su esposa fue la más acogedora de todas. La pareja tenía 9 hijos, la mayor de todos era Elsa, morena, con enormes ojos y un rostro precioso, Elsa les sonreía cuando sus padres volvían la espalda. Sus miradas se centraban en Rand en particular quien no hacía más que sonreírle sabiendo que no estaría mucho tiempo en la granja y era tonto tratar de tener algo con la chica.

Haciendo uso de la flauta de Thom, Rand tocaba algo de música después de la cena para toda la familia mientras Mat hacía algunos malabares.

Elsa: ¡Tocas tan bien! Nunca había escuchado nada tan hermoso. – su madre interrumpió repentinamente sus labores y miró a su hija con una ceja arqueada para dedicar luego una mirada apreciativa a Rand.

Rand: Eres muy amable con tus palabras, pero no estoy cerca ni de ser regular. No comparado con juglares experimentados.

Ambos continuaron conversando hasta que fueron interrumpidos por maese Grinwell.

Sr. Grinwell: Bien, nos hemos divertido mucho, pero ya deberíamos estar acostados. En una granja hay que madrugar.

Sra. Grinwell: Creo que se merecen una recompensa. El establo no es un lugar apropiado para dormir. Pueden ocupar la habitación de Elsa esta noche y ella dormirá conmigo.

Elsa esbozó una mueca, que ocultó bajando la cabeza. Sin embargo, Rand la percibió y le pareció que su madre también la había captado.

Sr. Grinwell: Sí, sí, mucho mejor que en el corral. Si no os importa dormir los dos en una misma cama, claro está. Me gustaría volver a escuchar esa flauta. Y ver los juegos malabares también. Me gustan mucho las actuaciones de juglar. Sabéis, hay algunas pequeñas tareas de las que podríais encargaros mañana y... – no pudo terminar pues fue interrumpido por su esposa.

Sra. Grinwell: Seguro que querrán partir de buena mañana. Arien es el próximo pueblo por el que pasarán y si tienen intención de probar suerte en su posada, habrán de caminar todo el día para llegar antes del anochecer.

Ciertamente la señora Grinwell estaba preocupada con la presencia de 2 jóvenes apuestos cerca de su hija adolescente. Mucho más después de ver las miradas que le daba al chico pelirrojo.

Rand: La señora Grinwell tiene razón. Mat y yo estamos muy agradecidos por el cobijo que nos han brindado. – él entendía que la señora no tenía malas intenciones, era solo una madre preocupada y tenía motivos para estarlo.

Este se convirtió en su sistema ordinario de viajar. Con un poco de suerte y tal vez el paso por un par de vehículos casi siempre lograban llegar a la próxima población con la puesta del sol. Si había más de una posada en un pueblo; después de escuchar la música de Rand y ver los malabarismos de Mat, los propietarios por lo general competían para que permanecieran en la suya.

Entre los dos no llegaban a ofrecer el abanico de posibilidades de un juglar, pero su espectáculo era a menudo lo más atractivo que tenían la ocasión de presenciar en la mayoría de los pueblos en todo un año. Daba la impresión que sus problemas habían desaparecido. Lo cual se cumplió hasta que entraron en Cuatro Reyes.

La población de Cuatro Reyes era mayor que la mayoría de los pueblos por los que habían pasado.

Rand: Este lugar es bastante concurrido, mantente alerta. No sabemos que peligro podríamos encontrar.

Mat: Entiendo, pero ahora busquemos una posada donde pasar la noche. Ya he vuelto a acostumbrarme a reposar en una cama.

Decididos fueron en busca de una posada. Todas las que encontraron disponían de músicos. No fue hasta la quinta, el Carretero Danzarín que permanecía en silencio. Cuando entraron observaron que había una decena te hombres sentados a las mesas que llenaban el comedor, sombríamente aislados en sus pensamientos.

Era evidente que el negocio no funcionaba bien, pero también habían señales de que en otro tiempo había sido próspero. Un hombre huesudo con largos cabellos lacios que le llegaban hasta los hombros se volvió para mirarlos ceñudo mientras trasponían la entrada.

???: ¿Qué queréis?

Rand: Yo toco la flauta y mi amigo hace malabarismos. No veréis algo mejor en todo un año. Por una habitación y una buena comida le daremos una buena actuación.

???: Tengo un hombre que toca la dulzaina. – el hombre no parecía tener ningún interés en contratarlos.

???: Lo que tenemos es un borrachín, Sam Hake – quien habló fue una de las criadas, que dedicó una sonrisa a Mat y Rand mientras pasaba con una bandeja y dos jarras en la mano – La mayoría de las veces no atina a encontrar el comedor. Hace dos días que no lo he visto.

Sam Hake quien era el posadero sin quitarle los ojos de encima a los chicos trató de propinarle una bofetada a la chica. Y trató porque fue detenido por Rand quien sujetó su mano con un fuerte agarre.

Rand: Por favor, me desagrada ver a linda chica ser golpeada. – soltó la mano de Hake – Descuide no le causaremos problemas, llevaremos nuestra propuesta a otra posada.

Rand le hizo un gesto a Mar para retirarse, pero antes de que se marcharan fueron interrumpidos por Hake.

Hake: ¡Esperen! Os diré lo que haremos – propuso – Podéis ocupar un par de colchones en un almacén que hay en el fondo. Las habitaciones son demasiado caras para regalarlas. Comeréis cuando todos se hayan ido. Seguramente quedarán sobras.

Rand: Los colchones servirán siempre que estén limpios y si hay suficientes mantas para abrigarnos. Pero comeremos dos horas después de anochecer y de lo mejor que tengáis.

Hake: Muy bien coman cuanto quieran, pero si no atraéis a los clientes, os echaré a la calle.

Respaldó su amenaza señalando a dos hombres de semblante robusto sentados junto a la pared. Éstos no bebían y sus brazos eran tan recios como piernas. Al apuntar a ellos Hake, movieron la mirada hacia Rand y Mat, con rostros inexpresivos.

Rand los miró por un instante y luego los ignoró mostrando una sonrisa, para estas alturas su fuerza física ya era algo que temer y si se le sumaba su destreza con la espada los 2 matones no eran amenaza alguna.

La forma en la que Rand sonrió con una mano sobre la empuñadura de la espada puso inquieto a Hake.

Los chicos no fallaron y su actuación terminó llenando la posada. Siempre que había una pausa, le solicitaban canciones a grito, cuyos nombres no conocían en la mayoría de los casos; no obstante, si lograba que tararearan la melodía, la reconocía casi sin excepción.

Rand percibió en más de una ocasión como Hake sonreía cada vez que miraba en su dirección, pero no era a ellos sino a la flauta de plata de Thom y la espada con la marca de la garza en la empañadura. Aprovechando un cambio de turno se acercó a Mat.

Rand: Hake intentará robarnos. – Mat asintió no sorprendido para nada.

Mat: Trancaremos la puerta cuando nos vayamos a dormir. Aunque Jak y Strom podrían romperla. ¿Qué crees? – eso eran los nombres de los matones de Hake.

Rand: Descuida, puedo lidiar con ellos. Confía en mí.

Mat: Lidiar con ellos. ¿Estás loco? – pero luego pensó en como Rand había luchado con los trollocs y no dijo nada más respecto al tema – Bueno al menos no pueden hacer nada aquí. Cenemos primero y luego pensamos en qué hacer. Tengo hambre.

Mat tenía razón, él también tenía hambre después de todo.

La concurrencia era cada vez mayor y por cada hombre que se iba u obligaban a marcharse Jak y Strom, entraban dos. Pedían a gritos juegos malabares o una melodía determinada, pero su atención se centraba en particular en las bebidas y en las camareras. Pero uno de los presentes era diferente.

Aquel hombre se distinguía de la muchedumbre congregada en el Carretero Danzarín. El individuo era gordo y lustroso, tenía unas manos que parecían suaves y llevaba una chaqueta y una capa de color verde oscuro, ambas de terciopelo con rebordes adornados de seda azulada. Todo su atuendo era de lujoso corte.

Rand alertó a Mat de la presencia del hombre y le dijo que ya era hora de cenar. Recogieron todas sus pertenencias y la llevaron a la mesa consigo. Hake había ordenado que les sirvieran la cena y luego se acercó a ellos.

Hake: No os paséis la noche cenando. Espero que se queden aquí hasta que se haya marchado el último cliente.

Rand: Justo como acordamos. Espero que la calidad de la cena también sea la mejor. – Hake no dijo nada y se marchó con enojo evidente.

Mat: Rand no le provoques. No quiero salir corriendo con la barriga llena.

Ambos chicos devoraron su cena en un abrir y cerrar de ojos, estaban hambrientos después de todo. Solo habían pasado unos minutos después de que terminaron su cena cuando Hake se aproximó a ellos seguido de sus 2 matones.

Hake: Ya habéis terminado de cenar. ¿Por qué no han continuado con su trabajo?

Rand: Ya íbamos a ello, solo estaba pensando que canciones tocar y Mat no puede hacer malabares si no descansa unos minutos la comida. Sería terrible si termina vomitándola sobre los clientes.

La actuación de ambos continuó hasta que eventualmente la posada quedó vacía ante la necesidad de los lugareños de levantarse con el alba. Howal Gode era el nombre del mercader que había llegado horas antes y no le quitaba el ojo de encima a Rand y Mat. Él fue el último en retirarse.

Hake estaba cerrando con llave la puerta principal. Gode apartó a Hake hacia un rincón y habló unos instantes con él. El posadero llamó a una de las mujeres para que lo condujera a un dormitorio. El hombre de capa aterciopelada sonrió a Mat y a Rand como si los conociera, antes de desaparecer por las escaleras. Hake al ver que ambos chicos ya habían recogido todas sus pertenencias se dirigió hacia ellos.

Hake: Sus jergones están allí. – indicó hacia la puerta que estaba a un lateral de la posada.

Mat: ¿Necesitáis a esos dos para enseñarnos dónde están las camas? – le dijo a Hake mirando hacia Jak y Strom.

Hake: Soy un hombre que posee propiedades y los propietarios han de obrar con suma cautela. – el sonido de un trueno se escuchó y la lluvia que caía aumentaba – ¿Quieren ver donde dormirán o no?

Rand asintió y siguieron a Hake constantemente alerta ante cualquier acción de este o Jak y Strom. La Puerta daba a una cámara oscura como boca de lobo. Sólo la llama que alzaba Hake iluminaba algo el lugar.

Hake: Aquí es. – al final los había conducido a un viejo almacén.

La mitad del suelo del almacén estaba cubierta de barriles destrozados y cajones rotos; el techo tenía más de una gotera y la ventana, un cristal roto por el que penetraba la lluvia. Los estantes estaban ocupados por un sinfín de trastos no identificables y el polvo tapizaba prácticamente la totalidad del recinto. Pero los prometidos jergones estaban ahí como prometido.

Rand se acercó a los jergones y dejó caer las pertenencias que lleva encima y se quitó el cinto que sujetaba la espada a su cintura, pero la mantuvo sujeta por la funda.

Rand: Nos arreglaremos con esto.

Hake miró detenidamente a Rand que sujetaba la espada por la funda y luego dio media vuelta y se marchó. Rand esperó hasta que no sintió los pasos y se aproximó a la puerta comprobando que uno de los matones montaba guardia.

La puerta no tenía forma de ser cerrada por dentro, mirando que Mat no lucía muy bien, Rand tomó una decisión.

Rand: Huir no será tarea fácil, al menos no si ensuciarnos las manos con sangre, por el momento descansa cuanto puedas yo haré guardia.

Mat: Es mejor intentar escapar. Prefiero mojarme bajo la lluvia que arriesgarme en este lugar. Además, tú también necesitas descansar.

Rand: Descuida puedo aguantar un poco por ahora y el descanso te dará fuerza para cuando tengamos que marcharnos.

Mat aún no estaba convencido, pero terminó aceptando, su condición física se había degradado un poco en los últimos días. Rand por su parte buscó una forma de trancar la puerta con algunas cajas de madera.

Mat: Rand. ¿Qué habrá sido de Perrin, Egwene y Nynaeve? ¿Crees que estén a salvo?

Rand: Estoy seguro de que sí. Y volveremos a vernos, puedes contar con ello. Incluso a Thom.

Mat: ¿Thom? Rand, Thom se quedó atrás enfrentando a un Myrddraal. Por la luz, era solo un juglar.

Rand: Pues yo creo que sobrevivió. Además, es un juglar muy bueno con las dagas. Démosle algo de crédito.

Mat no refutó las palabras de Rand.


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