Eric se retiró rápidamente de la mesa, dejando a Keith estupefacto, mientras recibía miradas hostiles de los amigos de Nicole. La cuerda tensa del corazón de Keith se rompió de repente. Sintió que aquellas personas, lideradas por Yvette, solo querían comérselo vivo.
Keith miro a la gente que tenía delante y se mordió el labio inferior, mientras decía sin dignidad:
- ¿Pueden por favor perdonarme esta vez?
Todo el grupo dijo al unisonó:
- ¡No!
En la planta baja. Nicole salió por la puerta lateral, donde no había multitud. Acababa de mandar un mensaje a su hermano mayor, así que su chofer debería llegar pronto. También le envió un mensaje a Yvette.
-Nicole…
Una voz ronca la llamo por su nombre, mientras la figura alta y musculosa de Eric se plantó en la puerta lateral. Nicole se quedó atónita por un momento y enseguida puso una expresión distante y resguardada. Al notar su cambio de expresión, Eric bajo ligeramente los ojos.
- ¿Qué ocurre, señor Ferguson?
La luz de la puerta lateral era tenue y alargaba sus sombras. Cuando Eric dio un paso adelante, Nicole dio un paso atrás, estableciendo un claro límite entre ellos. Eric sonrió y tiro a un lado el cigarrillo encendido que tenía en la mano. Siguió acercándose a ella y la miro fijamente.
-Nicole, fue Ingrid quien empezó la discusión en el restaurante, así que hare que se disculpe contigo.
Nicole bajo los ojos y se rio por un momento. De repente, dejo de sonreír y se mostró muy fría con un rastro de burla en los ojos.
-No hay necesidad de eso. Solo vigila a tu familia como es debido.
De todos modos, el incidente del restaurante no era lo único por lo que debían disculparse con ella. A Nicole no le importaban sus disculpas. Eric frunció ligeramente el ceño y quiso decir algo, pero un grito frenético procedente de la puerta le interrumpió. Cuando se asomó, vio a Keith desnudo, que salía corriendo con las manos tapándose la cara. Estaba tan humillado y desesperado que se le quebró la voz:
- ¡No dejare que se salgan con la suya!
Cuando Keith llego a la puerta hubo un destello de luz. El hombre desnudo se detuvo en seco y se sorprendió al ver a Eric y a Nicole de pie junto a él. Se sintió avergonzado y contrariado mientras señalaba a Nicole con su brazo tembloroso. Incluso con ganas de llorar.
-Tu… ¡¿Tomaste una foto?!
Nicole miro la foto en su teléfono con satisfacción. No estaba borrosa y el ángulo era perfecto para capturar todo.
-Señor Ludwig es una pena que nadie haya grabado su divertido acto, así que le estaba esperando aquí de propósito. -Nicole sabía que Keith no tendría el valor de salir por la puerta principal y en este bar solo había una puerta lateral.
-Tu… Como te atreves… -Keith estaba tan exasperado que se quedó sin palabras y se cubrió sus partes íntimas con ambas manos.
La mirada de Nicole era fría y su tono era severo mientras decía:
- ¡Si te atreves a meterte conmigo de nuevo, publicare esta foto para que todo el mundo la vea!
En cuanto Nicole se dio la vuelta, el chofer de Grant estaba esperándola en la acera. El conductor se inclinó cortésmente y espero pacientemente a que Nicole terminara sus asuntos. Nicole ni siquiera miro a Eric, ignorándolo, para luego sentarse dentro del lujoso coche. El coche se fue perdiendo de vista poco a poco y solo entonces Eric desvió su mirada.
De alguna manera, Eric se sintió incomodo al ver que el rostro de Nicole se mostraba impasible y lleno de burla, sin la más mínima pizca de timidez o evasión al ver a Keith salir desnudo del lugar.
Sin embargo, cuando Eric repaso los acontecimientos de esta noche, desde la presentación de Nicole con el violín en el escenario, hasta la partida de dedos de póker, su impresión original de Nicole como una muchacha bien educada y tranquila cambio de repente. Cada movimiento que hacía era un misterio. Tenía la sensación de que la rodeaba una capa fina de niebla, que hacía cada vez más imposible ver a través de ella. Al pensar en esto, Eric volvió a sentir una irritación en el fondo de su corazón.
Al ver a Keith de pie, mirando fijamente como se marchaba el coche de Nicole, Eric no pudo evitar fruncir el ceño. Lanzo la chaqueta que tenía en la mano sobre la cabeza de Keith y dijo:
- ¡Vámonos! ¿No te da vergüenza?