ANTHONY
Más veloz que el viento, Gabriel se sentó a mi lado y me rodeó con sus brazos pegandome a su cuerpo. Podía sentir su hipnotizante aroma que me envolvía y entrampaba los sentidos. Dios estaba tan hermoso bajo esa luz de luna envuelto a su vez en la oscuridad, que me asaltaron intensos deseos de besarlo.
Pero debía recordarme que en realidad estaba siendo secuestrado por esa oscura y salvaje belleza. Quise moverme y descubrí que me fue imposible, ni siguiera los brazos podía mover ya que él me tenía atrapado sujetandome los brazos hacia atrás.
Su rostro reflejaba tristeza y sus ojos vacío intenso. ¿Qué le sucedió? ¿Acaso estaría así porque corté nuestra relación? No lo creo, después de todo no soy tan importante en su vida como lo es mi padre para Orfen.
Sin embargo Gabriel se veía desbastado y eso solo lograba hacerme sentir culpable. Él empezó a acariciar mi mejilla con su mano derecha sin soltarme.
Cerré mis ojos para poder sentir mejor aquella caricia. Dios cuánto lo necesitaba en verdad, pero mi papá estaba primero que nada. Sin embargo no tenía fuerzas ni opciones para rechazar a Gabriel. Ya no.
Él empezó a acariciar mis labios con su dedo gordo sin quitarme la mirada de encima. Mirada que me quemaba vivo.
— Te amo Anthony — su voz ronca resonó en el lugar rompiendo así el silencio — Por tal razón no pienso renunciar a tí ni permitiré que mates nuestro amor — empecé a llorar ya que me sentía desbastado por dentro — Además sé que también me amas, acabo de comprobarlo mi vida.
Abrí los ojos para verlo sin poder contenerme, estaba tan hermoso maldita sea. Era mi amor ideal, tan único.
— ¿A dónde me llevas Gabriel?
— A una alejada residencia de mi padre. Allí no podrán encontrarte y no podrás dejarme.
— Esto es un secuestro ¿eres consciente de eso Gabriel?
— No pasa nada. Después de todo tu también me condenaste por el unico error de ser hijo del monstruoso de Fausto. Tú y tu padre me crucificaron solo por ese hecho. ¿Por qué entonces debería seguir actuando diferente a él? De nada serviría ¿cierto?
— Falso, tú no eres así Gabriel. Tú eres diferente, lo sé perfectamente.
— Entonces — él me precionó contra su cuerpo con mayor fuerza utilizando ambos brazos, al tiempo que su mirada se tornaba oscura — ¿Por qué demonios me abandonaste? Si sabes que soy diferente al monstruo de Fausto ¿por qué elegiste decirme adiós usando esa excusa?
Gabriel estaba muy pero muy enfadado, podia sentirlo al apretarme tanto.
— Gabriel....basta....me duele...
— A tí no te importó lastimarme Anthony ¿por qué debería tenerte consideración yo?
— Gabriel....por favor...sueltame....
— No
— Por favor te lo pido
— No lo haré Anthony
— Gabriel....mi amor lo siento — él fue aflojando — Te amo tanto....
— Entonces ¿por qué...?
— Lo hice por mi padre, luego de leer su diario sentí que debía...
— ¿Esclavisarte a su voluntad?
— No...no...sentí que debía ayudarlo
— Yo no soy Fausto, no soy como él pese a ser su hijo soy diferente. Pese a verme forzado a...a actuar...en definitiva yo soy yo y mi padre es mi padre.
— Lo se
— No Anthony, al parecer no lo sabes. Pero descuida, haré que lo entiendan tú y tu padre. Ahora duerme mi vida.
—¿Qué? — él tapó mi boca y mi nariz con un pañuelo impregnado en cloroformo.
Lo último que sentí fue que caía a su regazo mientras él me decía:
— Descuida amor, nunca te dañaré. Pero no dejaré que los traumas de tu padre nos separen. Él deberá aceptar nuestra relación si desea volver a verte.
— No...no me hagas esto...Gabriel....por favor....mi amor....
La oscuridad se adueñó de mí en ese instante.