Nora entró en el salón y vio a Cherry en pijama con el móvil en la mano. Estaba sentada con las piernas cruzadas y jugaba alegremente con el audio del juego encendido.
Al oír el sonido de la puerta que se abría, se volvió y miró hacia ella.
Al ver que Nora estaba a punto de enfadarse, puso una sonrisa brillante y parpadeó sus grandes ojos redondos: —Mami, por fin has vuelto. Estaba tan aburrida. Te he echado tanto de menos.
—…
Nora suspiró en silencio.
La razón por la que Cherry jugaba todos los días era precisamente que estaba ocupada o durmiendo, y no tenía tiempo para estar con ella. Resistió su somnolencia y el deseo de saltar a la cama, y dijo: —Limpia el lugar, Cherry. Vamos a cenar fuera esta noche.
La señora Lewis preguntó: —¿Qué te gustaría ponerte esta noche, Cherry?
Cherry lo pensó seriamente y exclamó: —¡El trajecito gris de Gucci!
Nora frunció el ceño.
—¿Estás usando ropa de niño otra vez?