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5.71% Heredera de la Mafia / Chapter 2: 2. Tenemos que hablar

章 2: 2. Tenemos que hablar

POV ALEXANDRA

"Mira estúpido, o me dices donde están escondidos esos tipos o te vas al otro barrio." el tipo estaba haciendo que lágrimas corriesen por su rostro, y a pesar de que se podía decir que lo estaba torturando, sabía que esas lágrimas no eran reales, antes de sacar información me aseguraba que clase de persona eran, y este resulta ser una de las pocas personas que tenía cierto contacto con los rusos. "Yo no sé nada, señorita."

Tomé una respiración profunda y luego le volví a dar un puñetazo. Debo admitir que como siguiese sin darme la información que quería, acabaría por matarlo, porque estaba acabando con mi paciencia "¿Me vas a decir que no sabes de quienes te hablo?" negó, pero sé mejor que está actuando a ver si lo suelto, cosa que no pasará "No, no tengo ni idea." estiré la mano hacia Adriano el cual estaba al final de la habitación mirando para nosotros, debo decir que con cara de disgusto "Adriano, la navaja."

Sorpresa cruzó su mirada y a pesar de que empezó a sacar la navaja para pasármela, podía ver la duda que tenía de dármela o no "Señorita, no creo que..." "He dicho la navaja."

Con eso me pasó la navaja y yo la puse en el cuello del tipo. Esta vez sí que podía ver el miedo real en su mirada, y solo espero que me diga lo que quiero saber, aunque al final acabará muerto, no podía permitirme dejar cabos sueltos. A parte, no iba a dejar que se riese en mi cara, porque su voz la había escuchado allí dentro, riéndose con ellos.

"Por favor, no me mate." le di un puñetazo, porque empezaba a tocarme un poco las narices. Moví el cuello para ambos lados, porque la verdad empezaba a tenerlo algo más tenso. "Eso depende de lo que me cuentes." un par de lágrimas más corrieron por su rostro. "Es que no sé de qué me habla."

Negué y suspiré, pero en este momento me lo iba a tomar algo más con calma, ya que al final quería saber dónde estaban esos mal nacidos, por lo que decidí jugar la carta de la cual estoy completamente segura de que será como se delate, siempre lo hacen cuando se les dice lo que nos hicieron "Tú estabas allí con ellos y te reías de todas nosotras cada vez que venían a violarnos, asique no me digas que no sabes de lo que te estoy hablando."

Pude ver sorpresa reflejada en su rostro, seguramente de porque estaba fuera de aquel sótano mugriento, o como ellos lo llamaban el club. "Eso no puede ser... nadie salía de allí viva." sonreí maliciosamente, porque es cierto que nadie había salido de allí, pero nosotras lo habíamos conseguido y la gente no se lo solía creer "Sorpresa. Ahora dime donde coño están y no te mato."

Sus temblores fueron aumentando, pero no me importaba nada la verdad, quería acabar con esto cuanto antes e irme a casa a pasar tiempo con mi hija "Se fueron a Rusia, estaban a punto de pillarlos y se fueron. Pero he oído que pronto volverán a Italia para cerrar un negocio de contrabando de armas." Dijo consiguiendo llamar mi atención "¿Con quién?" se encogió de hombros y podía ver que al menos no me estaba mintiendo, lo cual era genial, tendría que buscar más información para confirmarlo. "¿Sabes cuándo volverán?" "En un par de días." Asentí y pasé la navaja a Adriano el cual se había acercado un poco "Muchas gracias por tu colaboración." Dije haciendo que apareciese un brillo en los ojos de este "¿Me puedo ir?" Asentí y me di la vuelta para salir de allí "Adriano, ya sabes lo que tienes que hacer." Pude ver la sorpresa en el rostro de Adriano, lo cual no entiendo, porque el mataba a gente para mi padre, y n o era la primera que lo hacía por mí también "¿No había dicho...?"

Negué y cerré los ojos por un segundo "Creo que te acabo de decir algo." dije "Pero..."

Me tenía harta, no sé qué problema tenía con matar a este chico. Antes de salir de la bodega, saqué el arma de su pantalón y sin girarme, le disparé entre ceja y ceja. No podía dejar testigos de que los estaba buscando, y mucho menos para que estos fuesen a hablar con la policía, era algo que no me podía permitir.

"Para la próxima, irás tu detrás de la persona. Ahora, ponte los guantes y saca esa bala de dentro. No debemos dejar ninguna huella. Y asegúrate de no dejar ninguna prueba." Asintió y con eso salí de la bodega y me metí en el coche para irme a casa, ya que dentro de nada tendría que ir a comer, pero también recuerdo que Alison saldría del colegio en poco tiempo, por lo que aprovecharía el momento para ir a por ella. Alison era la única cosa buena, aparte de Megan, que me pasó allí dentro. Ella era mi hija, y por mucho que lo odiase, era hija de uno de esos mal nacidos de los cuales me encargaría dentro de nada.

Por el camino iba pensando con quién harían esos tipos contrabando de armas. Sólo esperaba que no fuese Francesco, porque entonces le tendría que joder el negocio y no quería hacerlo. Cuando llegué al colegio, bajé del coche y me fui hacia la entrada para esperar a que saliese del recinto, cosa que no tarda mucho en hacer, y en cuanto me ve puedo ver cómo sus ojos se iluminan más de lo normal.

"¡¡¡¡Mami!!!!" sonreí, ella era gran parte de el por qué andaba detrás de los rusos, para que no pudiesen hacerle nada a ella. Ya me habían amenazado y no quería que mi hija pasase por lo mismo que pasamos tanto su tía como yo. "Hola princesa, ¿Qué tal tu día?" pregunté "Genial, pero pensé que tenías clase y que vendría Adriano a buscarme."

Me puse a su altura y acabé por cogerle su mochila "Adriano estaba ocupado y tenía que venir a por mí princesa." Me puse de pie de nuevo, y dejé que cogiese mi mano para ir al coche " ¿Y la tía Megan?" miré hacia abajo antes de abrir el coche y meterla dentro "Nos estará esperando en casa para comer." Asintió y metí su mochila en el maletero. Luego la cogí en brazos para sentarla en su sillita y abrocharle el cinturón "Mami, ¿puedo hacerte una pregunta?" dijo "Claro, ¿Qué pasa?"

En su mirada tenía el brillo que siempre tenía cuando algo la emocionaba. "¿Crees que esta tarde podrás jugar conmigo?" miré para ella sin entender demasiado, pero luego me doy cuenta que en estos últimos días no había jugado con ella demasiado tiempo "Claro que sí, ahora vayamos a casa antes de que la abuela nos llame para reñirnos por no llegar a la casa." Le di un beso en la frente y luego me metí en el coche para irnos a casa. Durante el camino, Alison me fue contando como había ido su día. Estos eran los momentos que más me gustaban y en los que más tranquila estaba, a decir verdad.

Una vez llegamos a la casa, Analissa estaba esperando en la puerta y Alison no tarda mucho en ir corriendo junto a ella para abrazarla. La mayor le dijo algo a la niña y esta entró en la casa. "¿Cómo es que has ido a por Alison al colegio? ¿Dónde está Adriano?" me encogí de hombros y saqué la mochila de Alison del maletero "Adriano tenía un asunto que atender y yo no me sentía con ánimos de quedarme hasta la última hora en la universidad. Además, no iba a dejar que Alison se quedase allí sola" mi madre negó "Eso se arreglaría si me hubieses llamado para ir a por ella. Sabes que no tengo problema. Además, no es bueno que faltes a la universidad ahora que estás por terminar la carrera."

Entré en la casa y nos fuimos hacia el salón donde dejé la mochila de Alison. "Lo sé mamá, pero hace tiempo que no paso tiempo con mi hija, y no me pienso perder el crecimiento de mi hija. Y por la carrera no te preocupes que no tengo problema con ella." Escuché como suspiró "Deberías preocuparte por la carrera también." Negué, porque a pesar de que no consideraba que debería perder tanto el tiempo en la carrera, también entiendo su preocupación "Y lo hago, pero lo más importante es mi hija, mamá, todo lo demás va luego de ella."

Analissa puso una mano sobre mi hombro, dejándome más que claro lo que quería decir "Eres una gran madre, Ale." Dijo, haciendo que dejase mi cabeza sobre su hombro. "En realidad soy una mierda de madre…"

Me apartó para intentar dejarme claro que no era así, y puede ser que en parte no sea tan mierda de madre como pienso gran parte de las veces, porque es cierto que haría cualquier cosa para que mi hija esté a salvo, pero eso no iba a evitar que me sintiese así, porque también sé que podría tener a una madre mejor que yo en otros aspectos. Tener el padre que ella siempre quiso.

"No digas eso, haces todo lo posible para darle todo lo que necesita y estás con ella prácticamente toda la tarde…" dijo seriamente. "En las últimas semanas no lo he hecho."

"Eso es porque estás ocupada, pero si no, siempre estás con ella, y debes de saber que ella te adora. Por cierto, tu padre quiere que vayas al despacho. Tu hermana ya debe estar allí." Me dio un beso en la sien y se levantó para irse a la cocina, donde probablemente estaría Alison y yo me quedé extrañada, porque no me la había cruzado en ningún momento desde que había llegado, lo cual era raro.

"¿Ya llegó?" pregunté levantándome para ir al despacho de mi padre y ver que es lo que quería. "Sí, vuestro padre quiere hablar con vosotras. Parece algo importante." Dijo con algo de preocupación visible en su mirada. "Entonces mejor que vaya, quiero pasar la tarde con Alison."

"Está bien, no te molesto más. Cuando acabéis bajad a comer." Dijo, dándome un beso en la sien como hacía siempre que me sentía frustrada con algo. "Lo haremos, ¿puedes ir junto a Alison? No quiero que arrase con la cocina"

Analissa se rió y asintió haciendo que cada una nos fuésemos por nuestros caminos. Cuando llegué al piso de arriba ni peté, porque sé de sobra que me estaban esperando y nunca petaba, era una manía que había cogido de papá y que estaba intentando que Alison no cogiese.

"Hola querida. Me da la sensación de que nunca aprenderéis a petar a la puerta como gente normal" dijo con una sonrisa en el rostro. "Pensé que era más importante lo que nos tenías que decir como para petar, y además no lo somos, lo deberías saber a estas alturas de nuestras vidas" dije sentándome al lado de mi hermana la cual tenía una sonrisa en el rostro. "¿Acaso petarías en caso de que no fuese importante?" preguntó y yo me crucé de brazos, poniéndome en la misma posición en la que estaba Megan. "Sabes que no" dije con una pequeña sonrisa en mi rostro.

"Te tardaste un poco más de lo normal en llegar." Y no me lo decía con reproche, porque si algo nos dejaban hacer tanto Analissa como Francesco era hacer lo que quisiésemos, no sin antes decirles en caso de que fuésemos a salir por los guardaespaldas, aún sabiendo que cualquiera de las dos somos mejor que un puñado de ellos.

"No te creas, llegué temprano." Podía notar la mirada de Megan clavada en mí, pero en este momento me daba exactamente igual, lo que me importaba en este momento era saber que era lo que nos tenía que decir Francesco que es tan importante.

"¿Fuiste a por Alison?" Asentí y pasé a mirar por la ventana que tenía detrás de él, porque lo prefería. Había algo que no me estaba dando buena espina.

"¿Qué es eso de lo que nos querías contar, papá?" Dijo Megan. De las dos era la que tenía mejor relación con Francesco, y a pesar de que yo también lo quería, no en el mismo nivel que lo quería ella, sobre todo si tenemos en cuenta que no podía estar con él sola en una habitación al principio.

"Bueno, he sabido que estáis faltando mucho a la universidad." Dijo seriamente, y la verdad no sé que le sorprende, porque lo hicimos desde el principio. No solemos aguantar en medio de la gente por mucho tiempo, y mucho menos yo. Prefería estar sola que con un grupo de gente que no conozco. No podía relajarme nunca, lo cual dudo que vaya a cambiar en la vida.

"¿Y eso qué? Lo que importa es que estamos sacando buenas notas igualmente." Megan asintió y nos echamos hacia atrás en nuestra silla las dos a la vez. A veces a la gente le sorprendía que hiciésemos las cosas a la vez sin darnos cuenta, pero llevábamos prácticamente veinte años juntas, y nos habíamos visto en nuestro fondo.

"Yo no lo digo por eso, eso ya lo sé." Pasé a centrar mi vista en él, porque no tengo ni la menor idea de a donde quería llegar con esto. Nunca le importó demasiado que fuésemos a la universidad.

"¿Entonces por qué lo dices?" preguntó Megan poniendo una pierna sobre su rodilla. "Porque he escuchado unas cosas que no me gustan nada." Dijo, cruzando las manos sobre su pecho.

"¿El qué?" volvió a preguntar Megan. Ella es la que normalmente hablaba por las dos, porque sabía lo que normalmente pensaba, pero sé de lo que estaba hablando Francesco y la verdad también me importaba poco que nos dijese que parasemos, porque a pesar de que Megan no me decía nada de lo que hacía, tengo más que claro que estaba buscando a los rusos de la misma manera que lo estaba haciendo yo, y no pararíamos solo porque él lo pidiese, era algo que teníamos que hacer.

"De nada, no es de eso de lo que quería hablar, realmente." Dijo, lo cual debo suponer que no lo dijo porque sabía de sobra que no nos cambiaría la idea. "Entonces ¿de qué?" La curiosidad de Megan apareció en su voz, porque no sabía de lo que quería hablar, y yo estaba igual.

"Para deciros que tanto vosotras como vuestra madre y Alison os vais a ir de viaje por un mes." Dijo, haciendo que las dos nos moviésemos hacia delante en nuestras sillas, porque esto era algo que no nos esperábamos y mi instinto hacia que me pusiese en alerta, porque me daba la sensación de que algo no andaba bien.

"¿Un mes?" dijo Megan sorprendida, pero podía notar la incertidumbre en su voz. Ella pensaba lo mismo que yo. "Sí, por un mes."

Fue el primer momento desde que entramos en el despacho de Francesco que nos dirigimos la mirada la una a la otra y en la mirada de mi hermana podía ver que algo no le encajaba en este viaje inesperado al igual que lo pensaba yo.

"Estamos terminando nuestras carreras papá, no nos podemos permitir irnos así por así." Dijo Megan girándose en la dirección a nuestro padre de nuevo y ver si podía descubrir lo que no nos estaba diciendo realmente.

"No os preocupes por eso que ya está solucionado. Podéis hacer los exámenes online." Francesco se levantó de su silla y se dirigió a la ventana que tenía detrás del escritorio, dejándonos así a la vista su postura tensa pero no mirada que era lo que queríamos ver nosotras en este momento.

"¿Qué excusa pusiste para que nos lo dejasen hacer?" Megan se levantó de la silla, pero no se movió de allí. Yo en cambio, me quedé sentada mirando para él e intentando encontrar una razón por este espontaneo viaje a saber dónde.

"Que vuestro padre está muy enfermo y que necesita viajar a otro país para poder mejorar y un par de millones en donaciones ayudan." Lo cual era mentira. Algo malo tenía que estar a punto de pasar para que no nos quisiese aquí.

"¿Y tú no vendrás?" preguntó Megan, la cual podía notar que se estaba frustrando por no saber que es lo que está pasando en este momento. "No, me tengo que encargar de un negocio importante." Cuando esas palabras salieron de la boca de nuestro padre, me levanto de la silla, porque esto cada vez tenía peor pinta. "¿Qué negocio importante?"

"Abrir varios restaurantes en otros países, es algo urgente que llevo aplazando unos meses." Y no me lo creía, porque a pesar de que era cierto que iba a abrir restaurantes en otros países, era mentira que los llevaba aplazando unos meses y eso lo sabíamos las dos.

"¿Y no lo puedes atrasar uno más?" dijo Megan, a la cual su frustración se estaba convirtiendo en enfado, lo cual no era lo que necesitábamos en este momento, por lo que le cojo la mano y le doy un apretón haciendo que ella me lo devuelva.

"No, la verdad es que no." En ningún momento desde que se había girado hacia nosotras en ningún momento, y sus manos habían formado puños a cada lado de su cuerpo, dejándome claro que no le gustaba que hiciésemos tantas preguntas, pero él mejor que nadie sabía que haríamos mil preguntas. Siempre nos gustaba saber en que nos metíamos y por qué, y si no nos lo decían, haríamos lo que fuese necesario para saber que era, lo cual acabaríamos por hacer en este caso.

"¿Entonces cuando nos vamos a ese viaje?" pregunté, porque quería salir de aquí cuanto antes y descubrir que mierda nos estaba ocultando. A ninguna de las dos nos gustaba que nos ocultasen cosas, menos después de todo por lo que pasamos hace seis años.

"Mañana por la mañana temprano. Alison terminó el colegio hoy, y pensé enviaros a ese parque de atracciones que tanto quiere ir." En cuanto esas palabras salieron de su boca, fue mi momento de tensarme, porque si era lo que estaba pensando, no me gustaba ni un solo pelo.

"¿A Disneyland?" Preguntó Megan, la cual noto mi cambio de humor. Ella sabía que odiaba Estados Unidos y que no quería volver a poner un pie allí en lo que me quedaba de vida, no me traía los mejores recuerdos que podía tener, y no solo por haber pasado en ese sótano por diez años. Podría habernos mandado a cualquier otra parte del mundo, pero ¿tenía que ser precisamente a Estados Unidos? ¿Precisamente Disneyland? Esto no me podía estar pasando, no a mí.

"Ahí mismo, pero no os preocupéis que allí estaréis un par de días." Dijo girándose en nuestra dirección. "Papá, si quieres te puedo ayudar con eso." Dije, porque a pesar de que sé que no era verdad la razón por la que nos lo estaba contando, menos quería ir a Estados Unidos.

"No, no es necesario. Tal vez me reúna con vosotras en un par de semanas." Y ese tal vez no me convencía de nada. Algo iba a pasar, y algo gordo que quería resolver. "¿Nos lo prometes, papá?" Preguntó Megan, porque en mi mente estaba buscando una manera de escaparme de todo esto.

"Os lo prometo. "dijo estándose de nuevo en la silla y cruzándose de brazos. "Más te vale, ahora bajemos a comer."

Yo salí la primera porque necesitaba tomar el aire antes de encontrarme con Alison. No quería que notase que algo me pasaba, pero en cuanto la veo acercarse a mí, rápidamente cambio mi cara a una de felicidad a pesar de lo que quería hacer en este momento era golpear algo con todas mis fuerzas.

"¡¡¡¡Mami!!!! "dijo Alison, dando un salto en el aire para que la cogiera en brazos. "Hola princesa." Le di un beso y la abracé, pero no tardé mucho en notar como Megan apareció detrás nuestra.

"¿Y no me saludarás a mí?" dijo poniéndose a nuestro lado. "Hola tía." Se estiró en la dirección de ella y le dio un beso en la mejilla, haciendo que apareciese una sonrisa en el rostro de Megan.

"Hola princesa, ¿Qué tal tu día en el cole?" le preguntó, haciendo que la sonrisa aumentase de tamaño en su pequeño rostro. Si había algo que le gustaba a mi hija, era hablar del colegio.

"Bien, estuvimos jugando al escondite casi todo el recreo." dijo toda ilusionada. Sabía que Megan estaba intentado distraerla para que me diese tiempo a recomponerme mejor, lo cual se lo agradecía. "Eso suena divertido." Dijo Megan pasando a centrar su mirada en mi para asegurarse de si estaba mejor o no.

"Sí, ¿juegas conmigo y con mami más tarde?" la puse en el suelo y se fue al lado de Megan la cual la cogió de la mano y empezó a andar en dirección a las escaleras para ir a comer. "Sí, pero antes de jugar tendré que hablar con tu madre un momento."

"¿De qué?" le preguntó Alison, curiosidad presente en su rostro. "De una cosa, no seas impaciente." dijo riéndose, porque si algo era Alison, era curiosa por naturaleza, y le gustaba saber lo que pasaba a su alrededor, lo cual en parte era bueno, porque siempre prestaba atención a lo que pasaba a su alrededor, y en parte no porque le gustaba saber qué hacíamos cuando entrenábamos con las armas, lo cual no la quería meter con tan solo seis años.

"Bueno, dejad de discutir y a comer." Escuchamos a Analissa decir desde el piso de abajo haciendo que Megan negase. "Princesa, ve a saludar al abuelo"

Dicho eso, Alison sale corriendo en la dirección a su abuelo que se había sentado en la cabecera de la mesa y aproveché en ese momento para girarme y ver a Megan.

"¿De qué quieres hablar?" No me dijo nada, sólo articuló una palabra que entendería en cualquier lugar, "rusos". Con eso ya me podía hacer una ligera idea de lo que estaba hablando, y al parecer no era la única que estaba en busca de esos mal nacidos. Negué, porque en este momento no iba a decir nada, prefería sacar por un momento el tema de mi cabeza e ir a comer con nuestra familia.

"Está bien, pero me cuentas todo." Dijo poniéndose a mi altura "Eso llevaría mucho tiempo y si Ali quiere jugar con nosotras al escondite, te puedo asegurar de que nos pasaremos toda la tarde jugando."

"Está bien, entonces es mejor que hablemos una vez todo el mundo esté dormido." Asentí y bajamos las escaleras en silencio. Íbamos hacia el comedor y Analissa sale a la puerta de este con sus manos sobre su cintura. "Niñas, hora de comer."

Nos echamos a reír y nos sentamos a la mesa. A pesar de tener veinticinco y veintidós años, Analissa siempre nos trataba como niñas, pero debo admitir que no me molestaba para nada, es más, me gustaba que me lo dijese ya que nunca tuve una madre como tal, y sé que Megan pensaba igual que yo. Tuvimos mucha suerte de que ella nos encontraran y tanto ella como Francesco nos acogiesen como sus hijas, era algo que agradecería toda la vida. Los adoraba. Ellos eran mis padres y no había nadie lo podría cambiar.


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