El reino de Asturias es una de las grandes potencias en el continente de Aios.
Junto a sus dos vecinos, los reinos de Lions y Era, están encargados de ser la primera línea de defensa contra la aparición de tribus nómadas en el desierto.
Cada vez que aparecen alguna de estas tribus, los reinos deben unirse para eliminarlas antes que liberen sus maldiciones al continente de Aios.
El pueblo de la decimosexta de avanzada es uno de los más peligrosos debido a que se encuentra a más de quinientos kilómetros de distancia de la fuerza armada más cercana.
En ese pueblo, Sven había terminado de conversar con un grupo de soldados cuando una sombra apareció detrás de él.
—Como esta señorita Aisha—
La niña, al escuchar su nombre dicho con tanta familiaridad sintió que el joven frente a él se estaba burlando de ella.
—Solo la señorita Eleine puede decir mi nombre, cuando te dirijas a mi, hazlo como capitana. ¿Entendido?—
Mirando la seriedad con la que Aisha dijo esas palabras, Sven solo asintió y espero las órdenes de la "capitana".
—Sigueme, te llevaré al campo donde se realizara la prueba—
Siguiendo por detrás a Aisha, Sven no pudo evitar notar la gracia con que la adolescente caminaba frente a él, solo las coletas esmeraldas que rebotaban con cada paso lo sacaba de sus pensamientos.
Por más que se lo dijeran no podía asimilar que la chica frente a él tenía más de cien años.
—Al llegar al campo de prueba, no hables a menos que te lo pida tu instructor, todo lo demás está permitido—
El campo de prueba era como un pequeño coliseo, en las gradas se podía ver algunos soldados que esperaban ver el espectáculo.
Cuando Sven se paró en el centro del campo, trató de buscar la figura de Eleine, pero no la vio en ningún lado.
En las gradas, los soldados vitorearon a la capitana, mientras en sus asientos realizaban apuestas de lo que sucedería en el campo.
Después de esperar unos minutos, el joven no pudo evitar preguntarse dónde estaba su instructor, delante de él solo estaba Aisha mirándolo fríamente.
—Lamento llegar tarde, me demoré buscándo los pergaminos para la prueba—
Al llegar, Eleine extendió un aura encantadora en el ambiente, que junto a su armadura de valkiria atrapó los corazones de todos los soldados.
—En este momento iniciaremos la prueba de ingreso para el ejército de Asturias—
Con solo esas palabras, los cientos de soldados gritaron al unísono recordando que todos ellos pasaron por esa prueba alguna vez.
Eleine, al mirar a sus subordinados, se sintió complacida y siguió con la prueba.
Extendiendo los dos pergaminos que trajo junto a ella empezó a recitar un hechizo.
—Con mi nombre, Eleine Katryna de Asturias, sexta princesa del reino de Asturias, servire de testigo en la prueba tomada por la instructora Aisha Zenith, capitana de la decimosexta avanzada al nuevo aspirante a soldado—
Terminando de recitar el hechizo, uno de los pergaminos se transformó en partículas de luz que ingresaron al cuerpo de Aisha.
El segundo pergamino se posó delante de Sven.
Al ver que el joven parecía dudoso, Aisha se acercó a Sven y le dio las instrucciones.
Tomando la cuchilla que lo acompañó durante estos días, cortó una herida en su mano derecha y derramó su sangre sobre el pergamino expectante a lo que sucedería.
Luego de absorber la sangre, sobre el pergamino se escribió el nombre de Sven transformándose en partículas de luz que entraron en el pecho del joven.
Sintiéndo haber perdido algo importante, el joven se agarró su pecho mientras trataba calmar el dolor que sentía en su corazón.
—Con el contrato completado, damos inicio a la prueba del aspirante—
Con esas últimas palabras, Eleine se retiro del campo de prueba y observo en la distancia el enfrentamiento.
—Aún recuerdas la regla que te mencioné antes? asiente si es asi—
Al escuchar la voz de Aisha, el joven asintió recordando su encuentro.
–Si logras pasar mi prueba, te responderé a la pregunta que tienes en tu interior en este momento—
Terminando sus palabras, Aisha empezó a quitarse su traje de maid. El joven, al ver que Aisha no tenía vergüenza al quitarse su traje, levantando sus brazos cubrió su rostro.
Después de unos segundos, una voz enojada llegó a sus oídos.
—Que estas haciendo, levanta la vista o te derribare en este instante—
Con precaución, el joven miró hacia el cuerpo de Aisha y encontró que no estaba desnuda, sobre su piel, vestia un traje ligero de combate con un par de vendas envueltas en sus puños.
—Si logras aguantar sin que te derribe tres veces en diez minutos, se tomará que pasaste la prueba, ¿entendido?—
Tomandoselo en serio, el joven asintió y se preparó para la pelea, pero antes de siquiera tomar su posición de combate un golpe ligero lo mandó a volar contra el muro del mini coliseo.
Con dificultad, el joven pudo mantenerse en pie mirando de forma respetuosa a la chica frente a él.
—Recuerda, todo está permitido, así que no me odies por esto—
En un segundo, la chica se deshizo en una ilusión y apareció al costado del joven, con confianza lanzó un golpe hacia el vientre del joven, pero esta vez sintió que su golpe fue bloqueado por él.
—Buen contraataque, pero aún no es suficiente—
Con otro golpe, el joven fue enviado al suelo escupiendo un bocado de sangre.
—Primera caída, te quedan dos más —
Al mirar el reloj de arena en la distancia, el joven calculo que recién había pasado un minuto.
Sin tener tiempo para pensar, una fuerza de energía iba a impactar su espalda, pero cambiando su táctica de evitar los golpes, el joven decidió recibir el golpe para aplicar una técnica que había visto en televisión.
Aunque los ataques de Aisha tenían una fuerza superior a la del joven, carecían de técnica y apelaban a la fuerza y la velocidad.
Confiada, al ver que el joven no evitaría su golpe, ella uso más fuerza en sus puños queriendo acabar rápido con el encuentro.
Cuando sus puños tocaron el cuerpo del joven, una sensación peligrosa recorrió sus brazos.
El joven, aprovechando la fuerza de Aisha, tomó el ataque de la chica y la lanzo contra el muro detrás de él creando una gran explosión.
En su mente, el joven recordaba como su abuelo le enseñaba las técnicas básicas del aikido en su infancia.
Aisha, al no creer lo que estaba pasando, se levantó ilesa del muro destruido y miró con más respeto al joven.
Con cada ataque de Aisha, el joven mejoraba a pasos agigantados su técnica de aikido, pero luego de tres minutos no pudo aguantar la fuerza de los ataques de Aisha y fue derribado creando un nuevo cráter en el suelo.
En la distancia, Eleine se estaba preocupando por el joven, no imaginó que él fuera capaz de herir el orgullo de su amiga haciendo que use toda su fuerza.
—Segunda caída, una más y estas fuera—
El joven sabía que esta era su última oportunidad, pero mejorando al máximo su uso del aikido no era suficiente para aguantar toda la fuerza que usaba Aisha.
Mirando el reloj de arena, aún faltaba la mitad de tiempo antes de terminar la prueba.
Enojado consigo mismo, el joven usó hasta la última de sus energías para resistir el siguiente ataque, en ese momento la fuerza escondida en su cuerpo fue liberada.
Al sentir el cambio en el aura del joven, Aisha trató de retirar su ataque, pero cuando sintió que el respondía con sus puños, ella negó con su cabeza e impactó su golpe.
El joven solo pudo ver como Aisha salía volando contra el muro creando un gran agujero que se extendió hacia la calle exterior.
Al ver la magnitud de la explosión, Eleine corrió en dirección de su amiga para ver su estado, pero cuando iba a pisar el campo de batalla, la voz de Aisha la detuvo.
–No te acerques, la prueba aún no termina—
Al salir de los escombros, la ropa de Aisha se veía parcialmente rota, dejando expuesta parte de su piel a la multitud.
Sin darse cuenta de su estado, Aisha camino hacia el centro del campo de prueba y le arrojó un colgante al joven.
—Ya no es necesario que peleemos más, has ganado—
Confundido, el joven no se dio cuenta que la fuerza que usó en el último momento se había escondido en su cuerpo y observó el collar en sus manos.
—Sin ese collar, era posible que hubiese muerto con ese último ataque tuyo—
—Cuida bien ese collar, aunque a Aisha ya no le sirve, si lo mantienes encima ese collar es capaz de protegerte de un ataque fatal solo una vez—
Mirando a Eleine, el joven se sintió agradecido, pero no pudo evitar preguntar.
—¿Me pueden decir quien soy?—