El mero sonido de nuestros pasos resonando por todo el lugar se escuchaba, mientras íbamos hacia el salón ninguno de los dos se animaba a hablar, el silencio tomaba la mano de la incomodidad, yo veía todo el lugar menos a ella simplemente no sabía que decirle hasta que ella rompió el silencio diciendo.
–Puedo hacer mi pregunta? –Dijo Miriam mientras me miraba esperando alguna respuesta, está se acomodó el pelo colocando un mechón por detrás de su oreja.
–Hazla, pero si es una estupidez prefiero pasar de ella. –Las palabras que daba eran de forma contradictoria inexpresivas, solo eran palabras y no guardaban sentimiento o emoción alguna, aún no me podía adaptar, era realmente agobiante ya las diferencia entre mi pasado y el presente eran abismales.
–¿Qué te paso en el ojo? –Su pregunta fue coherente, por lo que merecía ser respondidas, a pesar de no verla en todo el trayecto a veces sentía como su mirada volteaba hacia mí, ver sus ojos directamente solo haría crecer mí incomodidad.
–Está lleno de sangre, si me saco la venda y abro mi ojo solo van a ver los bordes blancos y el centro completamente negro –Como no quería estar dando muchas explicaciones lo dije en criollo, cuando hablan de mi apariencia de forma interna solo suprimía recuerdos de aquel momento ya que el solo mencionar que estaba herido recordaba quien me lo había hecho.
–Y cómo te lo hiciste? –La muchacha paro en seco, buscaba nuevamente el contacto visual conmigo, pero yo solo la esquivaba ella generaba incomodidad con el hecho de mirarme no quiero pensar que pasaría si la vuelvo a ver a los ojos – Aquí es, entraré en cuanto respondas.
–La actitud de Miriam me hizo molestar a pesar de no verla directamente fruncí el ceño y dije– Era una pregunta nomás, no te abuses. – Tras eso inhale aire fresco para luego abrir la puerta del salón y meterme, mi mirada llena de nervios hizo un leve Zig zag mirando el panorama del aquel lugar, mi corazón latía con fuerza era un extraño en un lugar desconocido para mí, por lo que poco podía hacer ante el sentimiento de miedo que inundaba mi ser. La profesora me miró algo extrañada para luego sacudir levemente su cabeza y decir.
–Hey! No te quedes ahí, vos sos Noah ¿No?
En una forma algo forzada camine hacía la mujer, está era algo baja y su tez era blanca al completo tenía rasgos levemente asiáticos. Está al ya estar muy cerca de mí trato de colocar su palma sobre mí hombro, pero yo corrí este, notaba como las miradas de aquellos jóvenes se centraban en mí y eso me ponía cada vez más ansioso ¿Cómo mierda vuelvo a ser alguien común? Mí fortaleza se desmorona frente al ataque indirecto de la sociabilidad.
–Él es Noah, es un recién ingresado por lo que traten de hacerlo sentir cómodo.
Dijo la mujer a mí lado, más que una profesora parecía una señorita de jardín de infantes por cómo me presentaba, ya todo me estaba molestando bastante sin embargo fui salvado por un fuerte portazo era Miriam, no sé qué hizo para quedarse un rato más afuera, pero entro justo a tiempo.
–Perdóoon profee, creo que la interrumpí no? –Parecía que todo estaba planificado ella hizo una leve mirada a mí para luego sonreír.
–Ya me acostumbré a que llegues tarde Miriam –Dijo la profesora en un tono decepcionado, Miriam al parecer era alguien problemática–Anda a sentarte... y vos Noah... –La profesora miraba alrededor del aula buscando algún lugar vacante y justo lo encontró, en la fila del medio entre una chica de cabello obscuro y mirada desinteresada sobre lo que sucedía y por el otro lado un chico rubio que parecía estar cargado de carisma– Allá, en el medio de Tamar y Lucas.
Acaté las órdenes y me dirigí a la fila del medio abriéndome paso hasta mi asiento, no paso ni un segundo de que me tomé asiento y el joven rubio me dirigió la palabra.
–¿De dónde venís? –Otro curioso más, mierda, no me pudo tocar persona más rompe pelota que un curioso lo sé por qué solía ser uno.
–...Santa fe... –Mi tono era bajo mientras sacaba mis útiles y trataba de evitar todo contacto con el chico.
–Yo tengo familia en Santa fe! –Dijo el joven levemente emocionado, Dios que alguien lo golpeé así se calla– ¿De qué parte sos?
–Antes de que yo pudiera responder la otra chica dijo– Cállate un rato Lucas, sos re molesto cuando te pones así–Se notaba que la joven tenía mucha menos paciencia que yo, cosa que me hizo hacer una leve mueca parecida a una sonrisa, aún no podía, no sé por qué, pero algo dentro de mí me evitaba sonreír al completo– Ahora presta atención idiota–Tras decir eso dirigió mi mirada a mí y dijo– Ya está, no te va a molestar más.
Tras decir eso solo asentí con la cabeza evitando el habla, ya estaba lo suficientemente nervioso y el corazón me iba a mil por hora, decí que no soy una persona sudorosa por qué o si no ya sería un río de éste. La clase iba pasando el tiempo pasaba lento mientras que el tema que estaba dando era algo que ya había estudiado, no en mi antigua escuela si no que en mi soledad en el hospital mientras mi cuerpo se recuperaba por lo que se me hacía fácil de entender por lo que pocos problemas tenían eso me daba tiempo para mirar a mi alrededor con discreción, todo era tan nuevo, todo me causaba una sensación en mí estómago, poco a poco me iba a acostumbrar, sí, pero lo peor siempre es al inicio. El timbre de receso llego y solo pude soltar un leve suspiro de alivio, recosté mí cabeza sobre el banco aprovechando que la mayoría del salón había salido trate de dormir un rato sin embargo poco tiempo después de que cerré mis ojos para así conciliar lo único que me interesa una voz aguda me levanta. Al abrir mí ojo era Miriam.
– Acá no es lugar para dormir –Tras decir eso soltó una leve sonrisa y luego dijo– créeme, yo lo he hecho y tengo varias amonestaciones.
–Bien por ti. –dije dándole una leve mirada con mi ojo, que niña tan irritable– ¿no tenes amigos? Yo estoy tratando de dormir...
–Te dije que no se puede –Aprovechando de que Tamar desocupo su lugar está se sentó para ponerse en la misma posición que yo y seguir hablando– Pues no tengo muchos "amigos" acá.
–Ah...que increíble –Dije con ironía mientras trataba de cerrar mis ojos, pero su mirada directa y incesante solo me provocaban incomodidad haciendo que se me haga imposible reconciliar el sueño–¿Y quieres que yo sea tu amigo, no? No sé si te das cuenta, pero no soy alguien que quiera tener un amigo.
–Si lo sé –dijo en un tono seguro mientras me seguía mirando – solo que cuando te veo me haces acordar a mí. –Al escuchar sus palabras la confusión lleno mi mente ¿Qué era lo que ella quería de mí?
–¿Por qué o qué? –Dije ya tomando una posición más recta en la silla mientras mirarla ya no me resultaba tan incómodo al fin y al cabo era una joven bonita.
–Por qué te reconocí, sos el pibe de las noticias. A pesar de que nunca dieron nombres ni tu imagen si dieron información de esto –dijo poniendo su dedo medio sobre mí venda, yo de forma instintiva corrí mí cara.
–Si antes mí corazón latía con fuerza ahora parecía que tenía taquicardias, mi objetivo era que nadie me descubriera, soy Noah ahora, yo soy alguien diferente, no soy aquel de hace 6 meses todo se estaba derribando y ni siquiera paso un día– yo...e-h po–La joven siquiera me dejó terminar de hablar y dijo –
–Tranquilo. Yo soy una tumba–Tras eso sonrió y su mirada salió de mí – Este salón es un poco solitario, pero si sabes hablarles a los demás se te va a ser fácil socializar un poco...
–No me importa hacerlo sinceramente –Dije mientras miraba a la joven, en mí pecho habitaba un sentimiento que me decía que le debía algo sin embargo mí mente decía que es algo común, estaba en un fuego cruzado total.
–Por allá... –Su dedo apunto a Tamar que se encontraba en el marco de la puerta hablando con unas chicas– es bastante buena a pesar de que parece el estereotipo de chica rebelde, o el – su dedo se dirigió a Lucas que se encontraba en el patio hablando en un grupo grande de personas –parece superficial y curioso, pero no es así – ella hablaba como si los conociera no sabía que mierda responder ante sus palabras llenas de información.
–¿Y me tiene que interesar? –Dije mientras mi mirada perdida vagaba entre todo lo que podía ver, el salón como los otros, estos tenían ventanas que daban directo al patio por lo que veía cada situación algunas me llamaron la atención, pero otras no. antes de que pueda seguir divagando con mi ojo mi celular empezó a vibrar, era una llamada por lo que lo saqué con un poco de desesperó, era Lorena. La atendí y dije.
–¿Que pasa?
–¿Cómo estás? ¿Llegaste bien? –Dijo Lorena, su preocupación era muy parecida a la de una madre que apenas había soltado a su hijo a la vida real.
–Claro que estoy bien, no seas exagerada. –Mi respuesta era tan tajante ya que me molestaba tanto que me tratará así ella no era mi madre y nunca podría replicarla.
–Bue háblame bien a mí, te traigo noticas, la psiquiatra adelanto el turno para hoy. Te comenté antes de venir que te había conseguido una.
–Hoy...? Mierda todo un mismo día... –mi pecho era llenado por un sentimiento el cuál no tenía nombre pero provocaba un gran malestar en mí, parecía un virus que rápidamente afectaba todo mí sistema y tomaba control de mis órganos más esenciales, quiero dejar ese sentimiento atrás desde aquel día me persigue como si fuera un cazador acechando a su presa la cuál sabe que destino le espera– decime la hora... –dije, sabía que iba a ser después de la escuela por lo que me daba tiempo a ir al apartamento para hacerme el dormido y así faltar.
–Es después de la escuela, te pasó a buscar así que no tenes opción. –Lorena cortó el teléfono dejándome sin poder decir una palabra. La maldita lo había hecho bien, sabía que no aguantaba al psiquiatra por lo que me dejó sin opciones.
–¿Pasó algo Noah? –pregunto Miriam que había escuchado todo lo que estaba hablando con Lorena– contame si querés...
–No quiero. Es molesto que finjas interés...
dije dejándome caer sobre el banco, el timbre de receso acabó y el día siguió su curso, esa sensación en mí pecho nunca desapareció ya que estar entré tanta gente no podía estar tranquilo. Al ya salir de la escuela, estaba Lorena afuera con su auto, está cabeceaba tratando verme entre la multitud aglomerad de personas, algunas solo pasaban, pero en su mayoría eran adolescentes tratando de salir rápidamente de la escuela. Me acerqué a Lorena de frente y dije.
–vos sí que sabes hacer planes. Dale ya quiero irme.
–Bueno tampoco es para tanto Chino, capaz te guste, conozco a la psiquiatra por lo creo que te va a gustar... –
Lorena tras hablar se metió al auto esperando a que yo haga lo mismo, subí al auto de mala gana mirando al espejo viendo cómo la gente salía del colegio, esas dos puertas de 3 metros o más sacaban y sacaban personas ¿Cómo pude sobrevivir a aquel lugar? Qué raro que no sucedió un "enchastre". Sonreí levemente, estaba avanzando al menos es lo que creía, pero ahora tengo que lidiar con esta nueva psiquiatra...