Acababa de terminar de leer todos los papales que pertenecían al contrato que Carla me había dado, y con lo único que no me sentía muy de acuerdo era con el hecho de que la editorial tendría la toma de decisiones sobre mi novela, ellos elegirían el mercado en la que promocionarán la novela, el estilo de portada, etc.
—¿Qué tanto haces leyendo esos papeles?— mi madre me sorprendió al entrar a la habitación sin anunciar su llegada o si lo hizo, no la escuché.
—Revisaba este contrato que me…
—Quiero que le vayas a dejar algunas cosas a la casa de tu primo Andrés— me interrumpió sin que pudiera darle las buenas noticias.
Señaló con la mirada un recipiente que traía entre las manos, no era uno muy grande pero entraban muchas cosas ahí y por la apariencia que tenía, parecía que estaba lleno de galletas artesanales y masas de algún tipo, supongo que las preparó específicamente para enviarlas a la casa de mi primo.