Habían pasado dos semanas desde que Tobirama fue revivido.
Kain se despertó ese lunes a las ocho de la mañana. La noche anterior había terminado la cuarentena de Aoi, así que ambos estuvieron muy ocupados.
Kain abrió los ojos y lo primero que vio fue el cielo azul iluminado por el sol a través del vidrio en el techo. Un águila paso volando a gran altura. Kain se quedó mirando el cielo, sintiendo el calor de su cuerpo, el calor de la cama, el calor del cuerpo de Aoi que dormía a su derecha. Esta última dormía de espaldas, con su trasero pegado a las costillas de Kain. Su largo cabello oscuro caía por la espalda, su hombro izquierdo estaba expuesto, la piel suave y clara. Ella estaba muy cansada, hoy era el primer día que no se despertaba en la madrugada con los llantos del bebé.
Kain se giró a la derecha con mucho cuidado, abrazo a Aoi con suavidad y le dio un pequeño beso en el hombro. Aoi soltó un gemido de agrado, se apegó más a Kain y soltó una risita.
—Son las ocho de la mañana— susurro Kain
Aoi dio un respingo, empujo a Kain y se sentó en la cama.
Kain quedó acostado en la cama y mirando a Aoi. El cabello oscuro cayendo por la espalda, los hombros expuestos y el trasero grande aplastado por el propio peso. Ella se levantó, ordeno su cabello por el lado derecho y lo peino con las manos. Ella miró hacia atrás, frunció el ceño y le dijo a Kain —deberías haberme despertado, Miyuki-chan…—
—Ella está con Tsubaki y Mugen— respondió Kain con una sonrisa suave
Aoi se relajó y se volvió a sentar en la cama mientras soltaba un suspiro de alivio.
Kain se acercó, abrazó a Aoi por la espalda y la atrajo así él. Aoi se dejó abrazar, se dio la vuelta y se acurruco en el pecho de Kain.
Aoi levantó la mirada, miró a Kain con esos ojos color malva y le dijo —no recuerdo sentirme tan estresada cuando tuve a Kazuhiko ni a Kaoru—
—Bueno, cada hijo es diferente— respondió Kain, le dio un beso, Aoi le devolvió el beso y los dos continuaron hasta unirse una vez más.
Kain y Aoi salieron de la habitación a las nueve de la mañana. Caminaron tomados de la mano por el pasillo. Para ese momento la mayoría habían salido, salvo Mito, Rei y Tsubaki. Mito estaba entrenando a Nawaki, Rei estaba cuidado de su hijo Hashirama y Tsubaki estaba cuidando de su hijo Mugen y de la hija de Aoi, Miyuki.
Kain y Aoi caminaron hasta la habitación de Tsubaki. La puerta estaba abierta, el futon recogido y los dos bebés sentados en una sillita baja mientras miraban a Tsubaki, quien inventaba una historia con animalitos de madera.
Aoi soltó a Kain, camino hasta el lado de Tsubaki y se sentó en seiza. Tsubaki miró a Aoi y le entrego un animalito de madera. Aoi lo recibió y entre las dos continuaron recreando la historia de Tsubaki mientras los bebés los miraban.
Mugen, grande, robusto y pelirrojo, era casi el doble de grande que su hermana Miyuki. Esta última tenía el cabello negro como Aoi, pero en lugar de heredar los ojos malva de los Hyuga, saco los azules de Kain.
Por otro lado, Mugen no parecía muy feliz con la aparición de Kain mientras Miyuki estaba vuelta loca y movía sus manos tratando de llamar la atención.
Kain estaba preocupado por Mugen, él parecía triste. Un alma reencarnada triste. Por otro lado, Miyuki parecía demasiado calculadora, un alma llena de una inteligencia amenazadora. Ella podía actuar como bebé, pero su mirada no era normal, no era la que debería tener un bebé.
Kain se mantuvo alejado por el bien de Mugen y para no darle el favor a Miyuki. Cualquier persona normal que viera a Kain diría que era un padre demasiado frio, pero Kain miraba el alma y entendía más de ser reencarnado que cualquier otra persona. Solo el viejo Xiao y los otros primordiales lo superaban en conocimiento.
Solo después de que Aoi y Tsubaki terminaron de interpretar la historia para los bebés, Kain se acercó. Él tomo primero a Mugen, grande, robusto y pelirrojo. Un bebé con un poco más de un mes de vida, pero con la estatura de un bebé de tres meses. Kain lo miró a los ojos. El bebé tenía grandes ojos azules, pero cuando miraba a Kain, sus ojos se volvían acuosos. Kain soltó un suspiro y lo abrazo a su pecho, suave y cariñoso.
—Te amo, hijo— susurro Kain, lo miró a los ojos y lo devolvió a su sillita.
Kain se movió a Miyuki, sonrió al ver esos ojos azules tan abiertos y entusiasmados, como si ella estuviera esperando este momento. Solo tenía un mes de vida, pero sus ojos tenían una brillantes y agudeza mental envidiable.
Kain soltó una risita, se acercó al bebé y la acurruco. Miró su escaso cabello oscuro, ojos azules, nariz pequeña y labios de color rosa. Muy hermosa —¿Cómo está la princesa de esta casa?— preguntó
La bebé mostro sus encías de color rosa, junto sus labios, sopo y genero un montón de burbujas de saliva. Después soltó una risita y espero a ver la reacción de Kain.
Kain soltó una risita, acercó su boca al oído de la bebé y susurro —Miyuki-chan, papá piensa que una niña tan grande no debería hacer burbujas de saliva—
Kain aparto su rostro y la miró. La expresión del bebé fue de sorpresa, con los ojos bien abierto y la mandíbula caída. Algo que no esperaría de un bebé. Kain soltó una carcajada estruendose y miró a la bebé —Miyuki-chan, papá sabe una que otra cosa. Papá es papá por algo. Si tú eres inteligente, imagínate cuan inteligente es papá—
Tsubaki y Aoi miraban a Kain y al bebé tener su extraña conversación.
Sin embargo, si Miyuki trato de agradar a Kain, lo logro. Kain pensó que sería divertido tener a uno de sus hijos tratando de engañarlo y obtener algo. Todo se volvería más interesante cuando ella aprendiera a hablar. Puede que ella sea la primera en aprender a hablar, incluso si es menor que Hashirama o Mugen.
Kain beso la frente de Miyuki y la dejo en la sillita. Después se acercó a Mugen, pelirrojo, grande y robusto. Le beso la frente y se alejó.
Al mismo tiempo, Aoi y Tsubaki conversaban entre ellas, hablando de las niñeras que las ayudarían a cuidar de sus bebés. Aoi era ayudante de Kain y Tsubaki tenía que cuidar del salón de té. Al menos necesitaban que alguien cuidara de los bebés durante ocho horas. Por alguna razón, ambas miraron a Kain con seriedad.
Kain les devolvió la mirada, ellas se miraron entre sí y asintieron.
Kain salió con Aoi, tomaron su desayuno y pasaron por la habitación de Rei-chan. Kain llamo un par de veces, Rei les dio permiso para entrar y Kain abrió la puerta de corredera.
Kain miró al interior de la habitación, Rei estaba sentada en seiza con Hashirama en sus brazos. El pequeño sabio rey mono estaba con los ojos cerrados, durmiendo en paz. Muy diferente de su madre, quien estaba un poco cansada y despierta desde temprano en la madrugada.
Kain se acercó paso a paso, se arrodillo en seiza a un lado de Rei-chan. Ella tenía el cabello ordenado en una coleta, los ojos abiertos, con el iris azul y marcas de ojeras bajo los ojos. El bonito lunar bajo su ojo izquierda, la nariz fina y la boca grande con labios gruesos. Ella miró a Kain con los ojos acuosos.
—Dame al bebé durante un tiempo— dijo Kain
Rei-chan le entrego el bebé, Kain lo recibió y ella soltó un suspiro. Hashirama abrió los ojos al sentir el cambio y miró a Kain. Sin embargo, en lugar de llorar, mostro una hermosa sonrisa y estiro sus manos como si quisiera tocar a Kain.
Al mismo tiempo, Rei soltó un gemido de tristeza. Su hijo era ruidoso cuando estaba con ella, pero dócil y feliz cuando estaba con su padre ¿Cuál era la diferencia? Ella le daba de comer.
—Rei-chan— dijo Aoi, entrando a la habitación y sentándose al otro lado de Kain —no te preocupes, con Tsubaki ya pensamos en las niñeras. Trataremos de agilizar su llegada. Solo aguanta un par de días más, todo estará bien—
Rei-chan miró a Aoi y derramo un par de lágrimas. Aoi le tomo la mano y empatizo con su situación. Aunque Aoi se preocupara, había superado la etapa de preocuparse en extremo por cada cosa que hacia el bebé. Lo cual, no era el caso de Rei-chan.
Kain miró a Rei-chan y le dijo —hare algunos clones de sombra para que cuiden por el día de hoy a los bebés. Así puedes descansar y Tsubaki preocuparse de sus cosas—
—¡Kain!— protesto Rei-chan entre lágrimas —¿Por qué no ocupaste esa solución antes?—
—Bueno, no es una solución definitiva, al final, tú tienes que darle de comer al bebé—
Rei-chan miraba a Kain como si fuera su peor enemigo, pero al final, asintió.
Kain dejo tres clones de sombra con el 1% de su chakra para que cuidaran por el día a los bebés. Las madres estaban aliviadas, pero Kain estaba entusiasmado esperando a ver la reacción de Miyuki.
Kain y Aoi viajaron al campo de entrenamiento subterráneo donde Tobirama estaba entrenando a Kiyomi. Tobirama llevaba un kimono gris, hakama negro y sandalias de madera, guiaba a Kiyomi en la dirección de una kata de combate mano a mano.
Kiyomi Uzumaki de cabello rojo, con once años, seguía el movimiento de Tobirama lentamente y lo hacía a la perfección.
Kain y Aoi los miraban desde la distancia de veinte metros. Kain sacó a Vástago de la manga de su haori. Mientras Aoi sacaba un sello de papel de la mochililla en su cintura y sacaba su propia unidad de apoyo. Vastago tenía un ojo con luz roja mientras que la unidad de Aoi tenía una luz clara.
—¿Cómo funciona Akari?— preguntó Kain mientras miraba a Tobirama y Kiyomi realizar la kata.
Aoi miró a Kain y le dijo —me sirve de mucho, sobre todo para saber todos los experimentos y procesos que realizas por tu cuenta. Quiero volver—
—Ya estás de vuelta, te voy a llevar al laboratorio en la mina de mineral de chakra. Ahí me ayudaras con los experimentos—
—No me refiero a eso— dijo Aoi —soy tu asistente, debería estar contigo en todo momento—
Kain miró a Aoi, ella lo miró a los ojos. Kain sonrió y le dijo —será un estilo de vida agitado. Todavía tienes que darle de comer a Miyuki, por lo menos hasta los seis meses—
—Lo sé— respondió Aoi —pero quiero estar contigo. No quiero que la distancia crezca solo porque ahora soy madre. Miyuki es importante, pero tú también lo eres para mi—
Kain cerró los ojos y sonrió. Acercó su mano a la de Aoi, se la tomo y le beso el dorso de la mano. Aoi pego su hombro al de Kain y continúo mirando como Tobirama y Kiyomi trabajaban en la kata.
Una vez que Tobirama termino la kata con Kiyomi, esta última corrió hacia Kain, lo alcanzó y lo abrazó.
Al mismo tiempo, Aoi le peinaba el cabello a Kiyomi. Después Aoi miró a Tobirama y ambos intercambiaron miradas. Aoi no fue amigable con Tobirama, ella y su hija casi mueren porque él estaba jugando al señor de la guerra.
Tobirama ignoro a Aoi y camino hacia la bodega, donde tenía su cama y su escritorio.
Kain dejo a Kiyomi con Aoi, él camino detrás de Tobirama. Lo encontró en la bodega con la puerta abierta. Tobirama estaba sentado frente a su escritorio escribiendo algo en un cuaderno.
—Es como dijiste, ella es una kunoichi impresionante— dijo Tobirama sin apartar la mirada del cuaderno en el que estaba escribiendo.
—Lo sé, tengo un buen ojo para juzgar a las personas— respondió Kain —sin embargo, yo carecía de la capacidad de jugar el juego. Gracias a ti obtuve esa capacidad, fuiste el más terrible maestro—
Tobirama miró a Kain y le sostuvo la mirada.
—Te dejare algunos libros interesantes— continuo Kain —tú eres igual de idiota que el resto de los shinobis, subestimando a los civiles. Será una lectura ligera para ti y Kiyomi. Sigue trabajando así y te daré más juguetes interesantes—
Tobirama quedó mirando a Kain, entrecerró los ojos, no aparto la mirada, pero tampoco asintió o negó sus palabras.