章 575: Mundo Shinobi - Virtud - 240
Por la tarde, Kain se cansó de ser regañado y dejo la mansión de Sasuke Sarutobi. Las farolas en las calles se estaban prendiendo una detrás de otras y la brisa se había vuelto más fría de lo usual. Solo habían llegado a otoño, pero parece que auguraba que el invierno de este año sería terrible. Kain avanzó hasta los límites del distrito Sarutobi, cruzó la avenida principal y fue al distrito Ino-Shika-Cho. Los callejones se veían oscuros, pero en este sector, la gente seguía deambulando de lado a lado. En estos momentos era popular el ramen y la sopa de mariscos hecha en los carritos apostados a los costados de la calle. Algunos comían en el mesón del mismo carrito y otros pedían para llevar.
Kain miró esos pocillos con sopa caliente y emitiendo vapor, el aroma era agradable y de solo recordar el sabor, se le antojo un poco. No obstante, tenía que ver cómo le iba a la tienda. Así que se adentró un poco más en el distrito y llegó al conjunto de tiendas. Su tienda era la última de la derecha, pero de todos modos camino a la primera de la izquierda y paso mirando como funcionaban los negocios. A la tienda dirigida por Shishio Nara le había ido tan bien durante el pasado año que estaban planteando ampliarse. Como las calles estaban definidas, la única solución sería comprar una tienda más grande. Sin embargo, el cambiarse de tienda sería como cambiar de nombre y esperar a que los reconocieran. Así que Shishio le dijo a Kain que lo más sensato sería comprar una de las tiendas vecinas y extender el negocio.
Dentro de las otras tiendas, había una dirigida por una anciana del clan Yamanaka. Hábil en la costura y la confección de prendas, pero considerando su edad y fuerzas, ya no podía seguir el ritmo. Así que Kain se acercó tienda y abrió la puerta.
—Buenas tardes— dijo Kain entrando a la tienda
—Buenas tardes, joven— dijo la anciana sentada detrás de una amplia mesa mientras cocía una de las prendas confeccionadas. Era un kimono bonito y elegante, de un solo color y bordados de flores primaverales, muy popular entre las kunoichi. Sin embargo, se notaba el cansancio en las manos arrugadas por los años. Ella era de baja estatura, cabello largo arreglado en una larga coleta. Llevaba puesto un kimono café claro con un haori café oscuro.
—Buenas tardes, oba-chan ¿Cómo le va?— respondió Kain con una sonrisa amable
La anciana detuvo sus manos ante la pregunta cándida y amable —bien— respondió con una sonrisa —algo cansada, pero bien ¿Qué necesita?—
—No mucho— respondió Kain y se detuvo delante del mesón. La anciana le tendió una mano señalando la silla del otro lado y Kain asintió y se sentó. Entonces él continuo —me llamo Kain—
—Me llamo Mako y sé quién es usted. El muchacho atrevido que se llevó a la hija del difunto patriarca—
—Cuando el amor es más fuerte, nada es imposible—
La anciana Mako le dijo atrevido con la intención de regañarlo, pero ante tal respuesta, solo pudo sonreír encantada. Ojalá ella hubiera conocido a un muchacho tan romántico en su juventud. Sin embargo, en aquella época de los estados combatientes no había tiempo para esos asuntos.
Mako le preguntó con una sonrisa amable —¿En qué lo puedo ayudar?—
Kain se rasco la cabeza como si estuviera avergonzado y le dijo —la verdad es que estaba pasando por fuera del conjunto de tiendas pensando en comprar una tienda para extender mi negocio, la tienda que maneja Shishio Nara—
—Está tienda no está a la venta, joven— dijo Mako frunciendo el ceño y acentuando las arrugas en la comisura de los ojos.
—Me lo suponía— dijo Kain con una sonrisa amable —pero, considerando la situación actual ¿Me preguntaba qué es lo que le importa a usted? La tienda es como el dinero, algo circunstancial que solo sirve para un fin—
—Eso no es su asunto, por favor, váyase—
—Mako-bachan— dijo Kain manteniendo la sonrisa —¿Usted ha visto los kimonos que se venden en la tienda de Shishio?—
—¿Esas cosas estrafalarias que aman las niñas de su edad?— preguntó Mako de vuelta, Kain asintió y ella continuo —claro que las he visto, me gustan algunas combinaciones, pero no puedo decir que sea un trabajo que valga lo que cobran. Las niñas de tu edad pueden ser inexpertas que solo se dejan llevar por los colores y adornos, pero no pueden engañar a las mujeres hechas y derechas—
—Claro— dijo Kain, lo cual hizo levantar la ceja a la anciana, pero no dijo nada y dejo que Kain continuara —es porque la persona que hace esos kimonos es mi onee-sama. Ella solo tiene trece años, así que, humildemente hablando, yo creo que ya lo hace bastante bien—
La anciana Mako se llevó la mano al mentón y pensó en su propia nieta que no tenía más de diez años y en su nivel de habilidad. Ciertamente la hermana del muchacho enfrente de ella era bastante talentosa para su edad. Después ella miró a Kain y espero a que él continuara.
—¿Cuánto gana con esta tienda?— preguntó Kain —¿Entre siete mil y diez mil ryos mensuales?— Mako frunció el ceño y negó, pero Kain entendió que estaba muy cerca de la cifra. Una tienda tan artesanal y con una sola persona trabajando no podía generar más. De seguro está anciana hacia un kimono o un haori al mes, lo ponía en exhibición y tenía que pasar semanas o meses para que lo compraran.
—¿Cuánto le gustaría ganar al mes?— preguntó Kain
—Un millón de ryo— respondió Mako de forma descarada y seria, lo que dejo sorprendido a Kain por dentro, pero no dejo que viera su sorpresa y solo sonrió.
—¿Siendo realistas? A mí también me gustaría vivir en una mansión en la playa, pero de momento no puedo hacer nada de eso—
Mako soltó un suspiro y dijo —veinte mil ryo—
—Le pago quince mil ryo al mes por asesorías y ayudar a mi onee-sama— respondió Kain
—Pero a cambio quieres mi tienda ¿No?— dijo Mako con cierto fastidio
—No quiero que me la regale— dijo Kain con un tono de voz reconciliador —por lo general, la mayoría de las tiendas son de propiedad del clan y son entregadas a personas talentosas como usted—
—Está tienda es mía, yo la pague con mis ahorros— dijo Mako con seriedad y muy orgullosa de su esfuerzo
—Eso lo hace todo aún más fácil ¿Qué le parece si le pago el valor de la tienda de un solo pago?—
Mako abrió los ojos amplios por la afirmación de este joven que aun ni siquiera había llegado a la mayoría de edad. No obstante, la anciana no se dejó convencer tan fácilmente y dijo —está bien, pero tengo algunas exigencias—
—Dígame, soy todo oídos—
Mako asintió con seriedad y comenzó a enumerarle una serie de pedidos que, dentro de todo, Kain ya tenía contemplados. Para él lo importante eran dos cosas: primero, que esta anciana compartiera su vasto conocimiento con Akane y elevara su diseño y costura al siguiente nivel. Las prendas que confeccionaba Mako se podían considerar de primera calidad, pero estaba en un lugar donde la gente rara vez pagaría altos precios por ese tipo de prendas. Lo segundo, era adquirir está tienda para poder extender la tienda que dirigía Shishio, de esa manera podrían ampliar la cantidad de productos que ofrecían.
Poco a poco las armas y accesorios shinobi estaban desapareciendo de la tienda de Shishio y estaban siendo remplazados por hermosos kimonos y estrafalarios haoris que llamaban la atención de todas las muchachas en Konoha. También se estaban volviendo furor las zapatillas shinobi por su versatilidad y comodidad, varios puntos por encima de unas rusticas sandalias de madera. Ahora, en la siguiente fase, Kain estaba pensando en integrar joyas y modificaciones a las zapatillas shinobi.
Una vez que Kain termino de hablar con Mako, confeccionaron un documento entre los dos y lo firmaron como un acuerdo inicial. Algunas cosas podían ser modificadas, pero esto confirmaba el intercambio entre ambas partes, a menos a nivel psicológico. Después salió de la tienda dejando a una Mako bastante contenta por el trato que había logrado y fue a la tienda de Shishio, donde estaba este último en el mostrador mientras un niño de cabello oscuro y desordenado estaba limpiando los muebles.
—Hola, Aki— dijo Kain de forma amable
—Hola, Kain— dijo Aki con una expresión seria y resentida con él.
—¿De nuevo fuiste a ver a Rei y ella te regaño?— preguntó Kain con una sonrisa burlesca —deberías dejar tranquila a tu onee-chan si no quieres que te odie por meterse en sus asuntos. Créeme, Rei vive bastante bien—
—Cállate, estúpido aniki— dijo Aki apuntándolo con el paño que limpiaba los muebles —todo es tu culpa, por eso onee-chan no quiere volver conmigo—
—Di lo que quieras, pero es solo Rei que quiere quedarse en la casa— respondió Kain —se lleva bien con sensei y las otras chicas, además de que es de mucha ayuda para ordenar una casa tan grande—
Aki bufo hacia un lado con una expresión de resentimiento y después continúo limpiando el mueble. Kain miró a Shishio detrás del mostrador, vestido con un kimono gris y su cabello oscuro ordenado en una coleta. Kain levantó los hombros como diciendo "no hay nada que hacerle". A lo que Shishio solo negó con la cabeza mientras sonreía. Este año le había hecho bien a Shishio, su sonrisa rebosante de confianza era un fiel testimonio. Ya ni siquiera vivía en la pequeña habitación dentro de la bodega. Ahora arrendaba una casa en un bonito lugar a una cuadra de distancia de la tienda.
Kain se acercó a Aki y le palmeo el hombro —no te enojes Aki— dijo —las cosas han sido para mejor ¿o no?—. Aki detuvo la limpieza sobre el mueble y asintió. Kain le desordeno el cabello y continuo —tu onee-chan solo quiere que seas independiente. Solo no aprendas los malos ejemplos del viejo Sasuke—
—Está bien— dijo Aki todavía enfurruñado
Kain se levantó pensando en que nada se podía hacer hasta que él madurara la situación. Aki solo tenía un año menos que Kain, pero durante varios años su hermana lo fue todo para él. De lo contrario no se hubiera lanzado a pelear contra su padre la última vez que vivieron con él en la misma casa. No obstante, nada es para siempre y aunque Rei no termine con Kain, eso no quiere decir que ella vaya a volver a vivir con Aki. A lo mejor formara su propia familia, seguirá preocupándose por Aki, pero no tolerara que él le diga que la quiere rescatar o llevarla con él. Al final, cada uno define su destino y nunca es bueno ser demasiado dependiente de alguien.
Kain se apartó de Aki y avanzó hasta el mostrador. Apoyo las manos en el mostrador y miró a Shishio del otro lado —¿Cómo va el negocio?—
—Todo bien, jefe— dijo Shishio —se me acabaron la dotación de zapatillas shinobi y hokage—sama envió una carta para ti—
—Ese Saru, si creo que es lo que me dijo Shiori, será algo conveniente para el negocio— dijo Kain con una sonrisa astuta —vamos, pásame la carta ¿No quieres saber lo que dice?—
Shishio asintió, fue a buscar el documento y volvió con un sobre sellado con cera y la marca del tercer hokage. Le tendió el sobre a Kain, este último lo tomó, sacó un kunai y abrió el sello de cera con cuidado. Una vez que soltó el sello sin romper el sobre, saco el documento del interior, lo extendió y leyó.
Shishio comenzó a reír y aplaudir mientras Kain ponía una gran sonrisa, seguro de que había logrado algo grandioso. El tercer hokage en representación de Konoha, quería los derechos de fabricación de las zapatillas shinobis para reformular un calzado y distribuirlos a todos los shinobis activos. Eran tan cómodos, prácticos y agradables, que de un momento a otro se habían vuelto parte de la indumentaria shinobi. Esto hizo que los mismo shinobis se plantearan el costo de tener estas zapatillas y elevaran una petición para que la villa los proveyera.
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