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33.58% Suerte y perseverancia / Chapter 314: Apócrifo - Gods land - Capítulo 88

章 314: Apócrifo - Gods land - Capítulo 88

Habían pasado algunas semanas desde que había vuelto Tatsumi. En gran parte, Tatsumi paso su tiempo con Mikoto (su madre). Trabajaban durante todo el día en la fragua y en las tardes conversaban como madre e hijo. Por otro lado, mientras Mikoto había perdonado a Tatsumi, este último no había hecho las paces con su padre. De saludarse, se saludaban, pero de ahí a que fueran a tener una relación más estrecha era difícil. Kain era un tema sensible para Tatsumi en muchos aspectos, así que se mantuvieron alejados el uno del otro. Gracias a eso, Mikoto e Isabel enfrentaron a Kain y lo incentivaron a que tratara de arreglar las cosas con su hijo. Así que para eso, iban a salir a caminar un viernes por la mañana, como el primer paso para restaurar su relación. Como una forma de amortiguar la fricción entre ambos, Baltazar de tres años de edad, iba a ir con ellos.

Por su parte, el pequeño Dragonroad no tenía idea de porque iban a salir, pero lo importante era que iba a ir a pasear con su papá y su hermano. Así que como a eso de las siete de la mañana se levantó y empezó a apresurar a su madre para que lo vistiera. No obstante, tenían que esperar a Tatsumi, así que como a eso de las nueve de la mañana se quedó dormido. Tatsumi llego como a las diez de la mañana y tuvieron que esperar a que Baltazar se despertara como a eso de las once de la mañana. Así que recién pudieron salir como a eso de las once y media de la mañana

-Vamos papá- dijo Baltazar con su pequeña voz infantil mientras tiraba de Kain para que se apresurara. Tenía el cabello rubio como la mayoría de los Dragonroad, de tes clara y mejillas coloradas.

-Ya voy, hijo, ya voy- le dijo Kain mientras le seguía el paso. Atrás de él iba Tatsumi, no muy contento con esta idea, pero para hacer feliz a su madre, haría lo que sea necesario.

Después de eso, avanzaron por las calles de Orario y llegaron al mercado, cerca de la torre de Babel.

Baltazar iba mirando todo lo que el mercado le podía ofrecer. En ese momento iba en los brazos de su padre y sostenía con su mano derecha un pequeño sombrero de paja sobre su cabeza para que no se le cayera. Era algo que su mamá Isabel le había pasado y puso especial hincapié en que no lo perdiera.

-¿Qué es eso, papi?- pregunto Baltazar desde los brazos de Kai

-Sandías- respondió Kain al ver el puesto ofreciendo la figura ovalada, verde y con líneas negras.

-¿Qué es Sandia?-

-Es la fruta roja con pequitas negras-

-¿Esa del otro día?-

-Sí ¿Quieres comer?-

El niño negó y siguió mirando lo que había alrededor del largo mercado. Por otro lado, Tatsumi los miró a ambos y recordó un poco de su niñez. Su padre siempre era este tipo de hombre, suave con sus hijo cuando tenía que serlo. Los escuchaba aunque apenas se pudieran expresar y nunca se ponía de mal humor. Al menos, Tatsumi no puede recordar alguna vez que se haya puesto de mal humor.

-¿Quieres sandia?- le pregunto Kain

Tatsumi salió de sus pensamientos y negó sin decir palabra. A su vez, Kain soltó un suspiro, reafirmo su agarre alrededor de Baltazar y siguieron caminando.

Por otro lado, Baltazar vio a una joven elfa que le sonaba de alguna parte y pensó en aventureros. Así que miró a su papá y le pregunto -¿Cuándo voy ser aventurero?-

Kain lo quedo mirando con los ojos bien abiertos y se preguntó de donde saco esa idea -estas muy pequeño- respondió

-Pero todos son aventureros- añadió Baltazar con cierto enfado

-Sí, pero todos son grandes. Por ejemplo, tu hermano aquí también es un aventurero, pero él es grande-

Tatsumi asintió sin querer y añadió -así es, así que si quieres ser aventurero tienes que comer toda tu comida y hacer ejercicio-

-¿Cómo papá?-

-Como papá- respondió Tatsumi mientras sonreía con cariño. No obstante, se sorprendió al ver a Kain deteniéndose de repente. Miró hacia donde miraba él y se dio cuenta de que observaba a una pequeña elfa rubia, la cual iba con un cayado y un vestido bastante infantil.

-¿La conoces oto-sama?- pregunto Tatsumi

-Sí, es mi aprendiz, se supone que iba de excursión, así que me pregunto que hace por aquí- respondió Kain

Los tres Dragonroad quedaron mirando a la joven Lefiya y por orden de Kain, la empezaron a seguir. Por lo general, Lefiya no era una persona de andar sola, pero hoy emitía un aura diferente, con más determinación que su yo usual. Kain frunció el ceño y no sabía que la había inspirado, pero ya le preguntaría después. Así que la siguieron al calabozo y avanzaron en un estado de camuflaje. A pesar de sus quejas, Tatsumi fue de la mano de su padre mientras Baltazar prometió ir callado. No sabía porque había que permanecer en silencio, pero esto le parecía excitante, iba a entrar al calabozo de la gran torre.

Por su parte, Lefiya no avanzo demasiado por los pasillos del calabozo. Llego hasta el nivel 2 y busco un lugar apartado. Entonces viendo que nadie la espiaba, saco de su mochila cinco cristales de un color celestial. Tatsumi no entendió que estaba haciendo, pero a Kain casi se le cae la mandíbula de la impresión. Eso era Cristal, y que él sepa, no hay nadie en este mundo capaz de producir tal material. Sin embargo, y aun así, no interrumpió a Lefiya, la cual comenzó a recitar una magia y los cinco cristales se elevaron sobre su cabeza como si levitaran. Después de eso, continuo avanzando con su cayado en mano y los cristales volando sobre su cabeza. Al poco rato, apareció un goblin el cual asusto a Baltazar, pero como Kain le iba tapando la boca, no se escuchó su grito.

-Tranquilo, Balti- le susurro Kain -papá está aquí, no te preocupes-

Baltazar asintió y solo se refugió en los brazos de su padre. No los podía ver, pero sentía el cálido tacto. Al final, Kain opto por borrar las memorias recientes hasta antes de entrar al calabozo y ponerlo a dormir.

Por otro lado, Lefiya ocupo los cristales para canalizar su magia y solo apunto con su cayado mientras los cristales lanzaban una ráfaga de cinco destellos de luz. Como resultado de esta acción, el goblin quedo destrozado.

-Bien- dijo Lefiya apretando su pequeño puño a la altura de su pecho, como si sintiera que realmente tenía el poder. Gracias a su exitoso ataque, continuo buscando goblin y los fue venciendo uno tras otro a medida que aparecían. Pudo completar veinte rondas de ataques exitosos, hasta que apareció un grupo de cuatro goblin a la vez. Lefiya apretó su cayado con ambas manos, pero armándose de valor, junto su energía para realizar un último ataque. De esta manera, los cinco el destello se multiplicaron por cuatro rondas y los goblin quedaron destrozados, hasta perder su fuerza y dejar caer sus piedras mágicas al suelo. Por su parte, Lefiya estaba feliz de poder ver tan buen resultado, pero se quedó de piedra al ver que uno de sus cristales se hacía añicos.

En ese momento, Lefiya perdió su concentración y los cristales que aun volaban sobre su cabeza cayeron a tierra. Estiro sus manos y tomo los restos del cristal roto. Su rostro negaba lleno de incredulidad y se puso a llorar sin consuelo alguno.

Mientras Kain la veía llorar, entendió que la diversión se había acabado y deshizo su magia. Después miró a Tatsumi y le dijo -ve a tu hermano, ahora vengo-

Tatsumi asintió y cargo al pequeño Baltazar en sus brazos.

Kain camino hasta Lefiya y le pregunto mientras se acercaba -¿Qué haces sola en el calabozo?-

Lefiya dio un gran grito de susto y se puso de pie casi al instante. Volteo para ver quién era y al instante escondió sus manos detrás de su espalda.

-Ya lo vi- dijo Kain -muéstrame que andas ocultando-

Lefiya saco sus manos y le mostro que era lo que sostenía. Kain se acercó aún más y examino el cristal. Era ese tipo de cristal, el que podía maldecir a las personas hasta convertirlas en esculturas de cristal. Ahora, la pregunta clave era ¿Cómo Lefiya puso sus manos sobre algo tan especial?. Así que Kain se concentró en Lefiya y la miró a los ojos. Por su parte, ella lo único que pudo hacer fue mirar al suelo.

-¿De dónde sacaste esto?- pregunto Kain

No obstante Lefiya negó como queriéndose encubrir a su vendedor.

-Lefiya, dime en este mismo instante o te castigare-

-Pero- dijo Lefiya con voz temblorosa

-Dime-

-Lo compre-

-¿Quién?-

-No puedo, lo prometí-

Kain soltó un suspiro y asintió -ok- dijo -entonces dime ¿Por qué no andas con tu familia?-

-Estoy entrenando-

-¿Para qué?-

-Para ser una maga de ataque, quiero ser útil, pero- y su voz se comenzó a resquebrajar -pero siempre seré Lefiya la inútil. Incluso si trato de hacer mi mejor, nada me sale bien-

De esa manera, Lefiya se largó a llorar sin consuelo como si el mundo se le viniera encima. Kain jamás la había visto tan afectada, así que solo atino a darle un abrazo mientras ella lloraba con todas sus fuerzas.

-o-

Media hora después, Kain creo un pequeño refugio dentro del calabozo y los cuatro se sentaron en el suelo alrededor de una fogata. Baltazar continuaba durmiendo mientras Tatsumi lo cargaba. Por otro lado, Lefiya estaba sentada mientras abrazaba sus rodillas. Tenía los ojos hinchados y su nariz todavía moqueaba de tanto llorar.

-Lo siento, maestro- dijo Lefiya apenada

-No pasa nada, Lefiya- respondió Kain -todo es aprendizaje. Ahora dime ¿Cómo conseguiste esto?-

Lefiya de nuevo negó y oculto su cara contra sus piernas.

-Lefiya, te lo digo enserio, dime de donde sacaste esto-

No obstante, Lefiya continuo negando mientras ocultaba su rostro.

Kain solo pudo soltar un suspiro y sacar uno de los cuatro cristales que todavía servían. Lo levantó entre su índice y pulgar derecho mientras lo traslucía a la luz del fuego. Según su propia apreciación, le quedaba poco tiempo de vida útil. Esto pertenecía a la época de oscuridad de este mundo y ya había pasado su mejor momento. No obstante, alguien o algo lo había conservado hasta este momento.

-Cuando te costó esto?- pregunto Kain

Lefiya susurro algo sin levantar la cara y Kain no la pudo escuchar.

-¿Cuánto?- insistió Kain

-Quinientos-

-¿Quinientos valis?-

-Quinientos mil valis-

Kain se sorprendió un poco, pero lo hayo razonable, ya que esto era prácticamente un fósil de otra época. No obstante, Tatsumi que los escuchaba desde el lado, quedo con los ojos abiertos como platos ¡Eso era mucho dinero! Grito en su mente. Sin embargo, los dos estaban equivocados.

-Cada piedra- dijo Lefiya con una voz sin energía

-¿Cómo?- pregunto Kain cada vez más incrédulo

-Lefiya la inútil, gasto quinientos mil valis por cada piedra- grito Lefiya todo pulmón mientras alzaba su rostro -ahora tengo una deuda de dos millones quinientos mil valis-

Kain y Tatsumi se quedaron de piedra al escucharla. Habían escuchado de gente robada o timada, pero nunca a este nivel. Tatsumi soltó un suspiro y se sintió mareado de solo pensar en semejante deuda. Por otro lado, Kain se cubrió la cara con ambas manos y se comenzó a reír hasta estallar en una carcajada. Siempre supo que lo genios tenían problemas con sociabilizar y de sentido común, pero esto lo llevaba a un nuevo nivel. Lefiya lo único que pudo hacer fue un puchero y colocarse a llorar otra vez.


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