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8.02% Suerte y perseverancia / Chapter 75: Capítulo 23 - Campeón Gundyr

章 75: Capítulo 23 - Campeón Gundyr

Una camino deshabitado, un camino maldito, así se referían a las montañas que antaño separaban Gondor y Rohan. A Tytos le sorprende que aun hoy en día, con una sociedad más racional e intelectual, se siga temiendo a este lugar.

Tytos camino entre las montañas, avanzo por pequeños pasadizos que se formaban entre ellas y escalo acantilados. Él reviso todo lo que paso por enfrente de sus ojos, pero este lugar a pesar de conservar su ambiente frio, oscuro y funesto, solo era tétrico en apariencia. Ya no habían indicios de alguna entidad espectral. Hoy en día solo quedaban las leyendas, que solo servían para asustar a los niños cuando no se querían ir a dormir.

Tytos llego a una caverna estrecha en donde apenas cabía una persona. Le llamo la atención, tenía un aire especial y las marcas de arañazos hacían denotar demasiado las murallas. A medida que avanzaba, pudo oler un aire frio, estancado y mohoso. Después de una media hora de avance, fue encontrando esqueletos regados por el suelo. No tenían energía espectral, pero a medida que se iba adentrando en la cueva, se multiplicaban cubriendo casi todo el suelo. Al llegar a cierto punto, se topó con una muralla y al lado de ella había un pasadizo. Atravesó el pasadizo y se encontró con una gruta amplia e iluminada, por lo menos podrían ocultarse unas mil personas en ese espacio. Tytos pensó que seguramente debía ser el lugar de los espectros. El único inconveniente en su posición actual, fue que entre él y el otro borde, había un acantilado profundo y oscuro. Tytos soltó un suspiro, se ganó al borde, se puso en cuclillas y miro hacía el fondo. Nada, ni siquiera insectos o murciélagos se veían. Después miro hacía las otras direcciones. En los muros superiores de su lado, habían otras entradas, pero no había razón para tomar otros caminos, si enfrente a él estaba la entrada la ciudad de los no muertos. Al final Tytos opto por escalar la pared y llegar al otro extremo del acantilado.

Cuando llego al otro lado, la poca luz que tenía la cueva se había ido. La entrada de la ciudad apenas era visible entre siluetas y sombras. Era marcada por dos enormes columnas de piedra. Tytos la examino y le recordó a minas Moría, por supuesto, sin el toque magistral que le podía dar un enano a la roca. Tytos atravesó la entrada, avanzo por las calles de la ciudad abandonada y se encontró con un enorme templo al final del camino. Ese lugar consistía en una enorme habitación y un trono apegado a la pared trasera. Detrás del trono había un muro roto. Tytos puso un cuidado especial en sus pisadas, ya no había luz y su única forma de ver, era su visión espectral. Avanzo por el muro roto, descendió hasta encontrar unas escaleras, estas tenían forma de caracol. Tytos sintió una especie de deja vu, sentía que ya había visto estos grabados, pero dejando esos pensamientos aun lado, avanzo. Los grabados en las paredes, al parecer sintieron su presencia porque se iluminaron.

Tytos siguió bajando por las escaleras, no sabía cuánto tiempo llevaba descendiendo pero sintió que fue mucho tiempo, se imaginó que llevaba semanas caminando. Hasta que por fin, llego al final. Tytos salió de las escaleras y se encontró así mismo en una isla. Alrededor había un mar subterráneo. Apenas se podía ver la sombra del agua que se diferenciaba de la tierra. Tytos activo una vez más su vista espectral, se cayó de espaldas. Era un lugar tan amplio que la antigua ciudadela de Minas Tirith cabria a la perfección. A lo lejos, a unos cien metros, noto una energía extraña. Era lo que imagino en un principio, otro Valle de los Valar.

Tytos miro hacía el agua, se dio cuenta de que habían en lo profundo, grandes bestias marinas, se preguntó si lo alcanzarían antes de que él pudiera llegar a la otra isla. Al tomar en cuenta lo que pensaba, se golpeó la frente. Emitió la segadora de almas, la imbuyo en el elemento de agua y cruzo el mar creando un camino de hielo. Ya al otro lado, vio con cuidado la isla. No era grande, pero lo sorprendente fue que había pasto y plantas. También había un árbol seco acompañado de un estanque como había mencionado el espectro. Y el agua del Valle de Los Valar, estaba tan oscura como recordaba. Tytos tomo una respiración, se preguntó si era una buena idea, a lo mejor este viaje lo destruía, pero en estos momentos se preguntó ¿Qué tiene que perder?, sintió que se estaba poniendo viejo, al menos en su mente. Cuando anduvo en aquella época, solo dudo porque tenía que Carmen a su lado. ¿Por qué tenía que dudar ahora?, así que se armó de valor, se acercó al árbol y lo toco con sus manos. Del interior del árbol salieron luciérnagas que salieron volando para iluminaron el cielo. Al igual que la otra vez, se juntaron en una danza giratoria y se lanzaron contra el agua. Tytos trago saliva, se ganó al borde del estanque, miro al insondable remolino en medio del estanque y saltó.

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Tytos levanto su rostro, miro a su alrededor y no pudo ver nada, todo estaba oscuro. Encendió su visión espectral y reviso una vez más los alrededores. Parecía que estaba en una cueva enorme y solo había una salida por la cual apenas entraba la luz. Tytos se levantó, se sacudió la tierra y camino hasta la luz. A medida que avanzaba se acercaba a las paredes. Se apoyo en ellas y sintió un tacto similar a la madera seca. Avanzo hasta la entra, asomo sus ojos por una rendija y diviso lo que había afuera. No se diferenciaba mucho de adentro. Todo estaba oscuro, como si la luna y el sol hubieran abandonado este mundo. La poca luz que entraba por la rendija, provenía de las velas que estaban en una especie cuadrilátero de piedra. En ese lugar había un guerrero arrodillado sobre su rodilla derecha. Llevaba una armadura de cuerpo completo y una alabarda.

Tytos se refregó la frente, le dolía la cabeza, por lo cual opto por meditar antes de enfrentar al guerrero. Pasado un par de horas, fue hasta la entrada, apoyo sus manos y empujo lo que la bloqueaba. Con la luz de las velas, se dio cuenta de que lo que estaba en la entrada era una lápida, más aun, todo alrededor del cuadrilátero estaba lleno de lapidas. Tytos quito la vista de la lápida y miro al guerrero. Este mantuvo su postura, no se inmuto, por lo cual Tytos tomo la opción de no luchar a menos que fuera necesario. Utilizo su magia de ocultamiento, camino bordeando el cuadrilátero de piedra y trato de mantenerse lo más lejos posible. Mientras Tytos trataba de salir hacia la derecha, miro una vez más al guerrero, era enorme, casi el doble de él. Después aparto su mirada, siguió avanzando. No obstante, de repente escucho un sonido metálico contra la piedra del cuadrilátero. Tytos miro hacia atrás y se dio cuenta de que el guerrero se levantaba imponente, igual que una montaña.

Tytos soltó un suspiro, elimino su magia de ocultamiento y desenfundo sus katanas -yo trate de ser pacifico- murmuro -pero tú lo estas pidiendo-

El enorme guerrero empezó a caminar sosteniendo su gran alabarda en su mano derecha. Sus pisadas se escuchaban pesadas y poderosas. En ningún momento, apartaba la mirada de su contrincante. Tytos tomo en consideración las distancias, pero incluso antes de que se pusiera en posición de combate, el guerrero dio un salto y lo trato de aplastar con la alabarda. Tytos esquivo hacía la derecha. Entonces el guerrero recompuso su postura y trato de hacer un corte horizontal. Tytos se agacho y tuvo que acomodarse al veloz ritmo de ataque. Siguió esquivando los puñetazos, cortes y patadas que lanzaba el guerrero. Era agíl, como si toda su enorme y aparatosa armadura estuviera hecha de plumas, en lugar de hierro. Cuando Tytos estuvo ya acostumbrado al ritmo, puso una sonrisa y se dispuso a atacar. Sin embargo, el guerrero hizo algo inusual y con una fuerte choque de su hombro izquierdo, lo envió a volar. Tytos a su vez sintió como su cuerpo salía despedido por el aire y al llegar al final de la parábola, solo descendía sin encontrar freno.

-¿Eh?- exclamo Tytos mientras miraba hacía el frente, el guerrero parecía elevarse mientras que él descendía, pero no, no era así, él era el que se estaba cayendo.

Tytos vio como la saliente en donde antes peleo, se volvía más lejana y caía en lo que parecía ser un interminable abismo. Retomando su compostura, miro al frente y se dio cuenta de que no estaba muy lejos del muro del precipicio. Tomo sus espadas y trato de clavarlas en la pared. Sin embargo, ambas katanas se rompieron. Esto lo obligo a ocupar la segadora de almas. Clavo la espada en el muro y descendió unos treinta metros hasta que de repente, freno su caída y quedo colgando desde el precipicio. Miro hacía abajo, no había nada, al igual que arriba, solo oscuridad. Entonces soltó un suspiro y trato de agarrase del muro, guardo la segadora de almas y tomando en consideración su estado de ánimo y su fuerza, encontró que estaba bien. Ese último golpe no le había hecho mucho daño, pero fue una sorpresa, ahora solo le quedaba subir.

Cuando Tytos termino de escalar, vio que el guerrero estaba en la misma posición en la que lo encontró, como una gárgola que vigilaba algo importante. Tytos sonrió y emitiendo su visión espectral, saco la segadora de almas y convoco a siete masas del alma. Camino hasta el guerrero, hasta que este último se activó y comenzó el segundo round. Tytos se lanzó contra el guerrero, cortándole el abdomen, después el guerrero contraataco con un puñetazo, que Tytos evito y a su vez dirigió las masas del alma, golpeándolo en la cara. El guerrero al parecer quedo aturdido porque se arrodillo y Tytos ocupo esta ocasión para tratar de cortarle los brazos, sin embargo la armadura era tan dura que apenas logro penetrar la carne. El guerrero a su vez, recupero su mente y recomponiendo su postura, empezó a lanzar golpes con su alabarda, puñetazos, patadas y embestidas. Tytos también golpeaba, esquivaba y llamaba a más masas del alma. La lucha se prolongó más de lo que Tytos quiso y pensó que había estado muy flojo durante años, pensó que si estuviera en su mejor momento esta batalla habría sido fácil.

Al final de la lucha, el guerrero trato de lanzar un patada, Tytos paso por encima de ella y juntando su fuerza, corto la cabeza del guerrero. Tytos cayo de pie detrás del guerrero, se dio la vuelta y miro como el guerrero caía de rodillas y después se desplomaba. Tytos no recordaba cuándo fue la última vez que tuvo una pelea así, ni cuándo encontró a un contrincante tan bueno, pero sin duda, este guerrero, podía ganarse entre los mejores. Sin embargo, cuando Tytos pensaba esto, el cuerpo del guerrero se empezó a transformar en partículas doradas y una roca de color llameante cayó al suelo. Tytos camino algo asombrado y examino la roca, a simple vista era algo especial pero no sabía que era hasta que ocupo su vista espectral. Las pupilas se le contrajeron al darse cuenta de que esto era un alma, un frio aterrador le recorrió la espalda y dijo en voz baja -algo hicieron los dioses de este mundo, que las almas alcanzaron este estado-

Después de revisar y guardar el alma, Tytos miro hacía todos lados, ahora el lugar estaba vacío y a lo mejor, nunca volvería a ser visitado. Tytos camino hacía una esquina del acantilado, fue hasta un muro que separaba el cuadrilátero del camino regular y descubrió que había un cuerpo reseco. Tytos vio que en una de las manos había una alabarda, esta a su vez le llamo la atención y la tomo. Era pesada, el metal era raro y que él recordara, nunca había conocido algo igual. Este metal canalizaba la fuerza física del guerrero y lo transmitía a la hoja. En la herrería podías lograr tal efecto, pero que él supiera, no existía algún metal que lograra por si solo tal efecto. Una vez que probo el arma, la guardo y miro hacia las dos salidas que tenía el lugar, en un extremo había una construcción, en el otro lado había un camino. Tytos se dirigió hacia la construcción, camino con calma y sin apuro.

En el camino se encontró con poderosos guerreros que utilizaban armaduras negras, grandes espadones, hachas y lanzas. Ellos lucharon con valor y pelearon hasta el final. Entonces, al igual que el gran guerrero soltaron una pequeña piedra que contenía sus almas. Tytos la examino y lo único que sintió fue pena, ya que cuando los guerreros se desvanecieron, también lo hicieron sus armas.

Tytos avanzo por las afueras construcción, parecía una cúpula metida en la tierra. Esta era bordeada por dos caminos que quedaban en el borde de un precipicio. Tytos tomo el camino de la izquierda, avanzo registrando cada esquina hasta que llego frente a una torre. Tenía unos diez metros de ancho, en su parte baja había una entrada y frente a ella un cuerpo. Al igual que el anterior cadáver, este estaba reseco y en su mano había una katana. Esta era especial sin duda alguna, pero como no tenía un lugar para trabajar, Tytos solo la guardo. Miro torre que estaba cerca del cuerpo, dentro de ese lugar encontró un anillo. También pudo ver muchos ataúdes y cadáveres. Sin embargo, nunca supo la finalidad de apilarlos ahí. Después siguió y camino hasta la otra punta de las afueras, ahí encontró una torre más pequeña, de solo unos tres metros de ancho. Rompió una reja que obstruía la entrada y subió por las escaleras. Cuando llego a la cima de la torre, cruzo un puente que conectaba esta torre con la más grande. Siguió caminando y llego al otro extremo, rompió otra reja y continuo subido por un elevador dentro de la torre. Llego a la cima y en lo alto de la torre vio una visión abismal. El viento helado le movía el cabello y todo lo que podía dilucidar en la distancia era la oscuridad, la absoluta oscuridad. Tytos pensó en que había llegado a un mundo desgraciado, a un mundo en el final de sus días, tuvo la tentación de destruir su propio cuerpo físico y forzar su salida de este lugar. Pensó que a lo mejor volvía al origen, de esta manera podía llegar a un lugar mejor, pero de repente lo pensó. Saco la roca-alma del gran guerrero y la examino. Soltó un suspiro y considerando el estado de su propia alma, pensó en las posibilidades de que hubieran dioses en este mundo. Si esto era así y podía tomar sus almas, a lo mejor podía hasta restaurar la suya. Soltó un suspiro final y se animó a continuar.

Tytos bajo de la torre y entro al edificio principal. Era un cúpula que desde la entrada, se ampliaba tanto hacía arriba como hacía abajo. En la entrada habían dos tipos de escaleras, a la derecha estaban las que subían y al frente estaban las que bajaban. Estas últimas te llevaban a una planta baja en donde se formaba un círculo y en su centro había una hoguera. Tytos bajo y cuando se acercó a la hoguera, cayó en la cuenta de que había un trozo de metal en forma de espiral. Al igual que las armas que encontró, este trozo de metal también era especial. A pesar de que no se veía ningún fuego prendido, emitía un calor acogedor. Lo tomo y siguió mirando el lugar. En la parte superior y frente a las escaleras habían cinco tronos. Pensó que parecía un gran salón para cinco grandes reyes. Sin embargo, esos reyes se habían ido hace mucho tiempo. Los tronos formaban un arco y debajo del trono de en medio había un camino.

En ese lugar había una sola persona, Tytos se acercó con cautela y le dijo -buenas…¿tardes?-

La anciana, que estaba escondida detrás de una capucha roja, desteñida y empolvada, miro a Tytos y esbozo una sonrisa escalofriantes -buenas tardes muchacho-

-Hola, mi nombre es Tytos, ¿puedo hacerte un consulta?-

-Adelante muchacho-

-¿Qué pasa con este lugar?-

-Esto será un poco largo- dijo la anciana, dejando salir una espeluznante risa -¿tienes el tiempo?-

-Sí, por favor, procede-

La anciana le contó a Tytos que en este mundo, los dioses habían creado una llama, esa llama después de un tiempo debía ser enlazada por poderosos guerreros. Le explico que el estado actual se debe a que nadie lo hizo. Tytos la miro con desconfianza, como si no le estuviera contando toda la verdad, pero la anciana puso una sonrisa inocente y Tytos no insistió. Sin embargo, la anciana dijo que este lugar solo era una parte de todos los mundos. Le dijo que si quería salir de esta oscuridad y adentrarse en otra, debería ir hacía la otra dirección. Después de eso Tytos le pregunto a la mujer porque estaba aquí. Ella le dijo que era una vieja mercader y que si tenía almas, ella podía ofrecerle cosas interesante. Tytos le dijo que no estaba interesado y que por ahora, solo le agradecía su tiempo. Después de eso, Tytos siguió registrando el lugar. Que según la anciana, se llamaba Santuario del Enlace de Fuego. Tytos no pudo encontrar ningún libro, ni nada en especial que llamara su atención. Salvo una fragua y un par de ojos. Estos últimos eran especiales, porque a pesar de que estaban en la mano de un cadáver momificado, seguían conservando su humedad, como si recién se los hubieran sacado a alguien.

Tytos por último fue a donde estaba la anciana. Ella seguía ahí, sentada, casi inerte en el mismo sitio. Tytos algo confundido y preocupado le pregunto si quería ir con él. La anciana se rio de manera más natural, mostró su rostro, algo viejo y arrugada y le agradeció su atención. Ella le dijo que permanecería un tiempo más. Tytos negó con su cabeza, no entendió la insistencia de esta mujer con este lugar. Pero después de pensarlo encontró ridículos sus pensamientos. Como Kain Lemuria, vivió muchos años cuidando de su descendencia. Como Tytos Hill, paso doscientos años amarrado a una torre, solo por el hecho de resguardar el legado de su ser querido. No era nadie para para juzgar a la anciana.

Después de despedirse, Tytos camino de vuelta por donde había venido. Todo el cielo seguía oscuro, el camino que estaba adornado con lapidas, eran iluminadas por velas. Tytos siguió caminando por ese sendero, atravesó el lugar en el que lucho contra el gran guerrero. Después paso por un camino que estaba peligrosamente cerca del acantilado y ascendía hasta una pequeña colina. Ahí se encontró con lo que el denomino como no muertos. No se molestó en luchar de forma directa con tales cosas, solo utilizo magia para matarlos. Una vez que los vio desvanecerse. Pensó de nuevo en la piedra alma del gran guerrero y considero que estos no muertos no eran tan fuerte, por eso no dejaban alguna piedra alma. Tytos siguió avanzando hasta que en la cima del camino, en donde se producía una pendiente en ascenso, se encontró con una mujer. Ella llevaba un vestido largo y negro, en la mano derecha llevaba un cayado y en su izquierda, algo parecido a una daga. Solo al ver a Tytos, la mujer lo empezó a atacar con magia de cristal. Tytos a su vez se resguardo detrás de una roca y cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando, se puso a reír como un loco. Cuando el viejo Saruman le había pasado el pergamino con la magia de cristal. Tytos encontró que algo le faltaba y por eso no podía dominar la magia. No obstante, frente a él, ahora, tiene a alguien que domina esa magia. Ahora entiende que el supuesto amigo de Saruman, de alguna manera siguió al otro sujeto a otro mundo y se quedó atrapado en la tierra media. Tytos estaba feliz, si jugaba bien sus cartas podía obtener este conocimiento. Entonces, armándose de valor, salió de su escondite y quiso dialogar.

-Mujer, escúchame…-

Pero cuando Tytos aun no alcanzaba a decir su última palabra, la mujer le lanzo una lanza de cristal. Lo golpeo de lleno en el abdomen y lo empujo por el acantilado. Tytos cayó por el abismo una vez más y quiso golpearse por ser tan ingenuo. De alguna manera, logro acercarse a la pared del abismo y después de enterrar la segadora de almas, se propuso subir y enseñarle una lección a la mujer. Así lo hizo, subió, se encontró con la mujer y la mato. ¿Por qué la mato?, sencillo. La mujer no quiso dialogar en ningún momento y hasta el final, como si estuviera loca, lo quiso matar. Tytos por supuesto se defendió, trato de no matarla porque le interesaba el conocimiento, pero todas las cosas tienen su límite.

Tytos al ver que la mujer se desvanecía en el aire después de morir, soltó una exhalación y algo desilusionado siguió su camino. Se pregunto ¿Qué pasaba con este mundo?. Ya que no mas dar vuelta a una esquina, se pillo con un no muerto que lo quiso rebanar con sus dos armas. El tipo andaba con unas cuchillas, más largas de lo normal, pero cuchillas. El hecho es que se lanzó en un súbito ataque que casi lo pilla desprevenido. Posterior a esa lucha, Tytos se prometió estar más alerta. Por ahora solo se pudo escudar en que lo años en la torre de Isengard lo volvieron flojo. Después de eso, se metió por un camino angosto. Ahí se encontró con un callejón sin salida con dos monstruos extraños. Tytos lucho contra ellos y como vio que no funcionaba muy bien la magia, tuvo que pelear cuerpo a cuerpo.

Tytos miro a las gigantes criaturas, aunque su fuerza no era para nada comparable con la del gran guerrero. Las bestias fueron formidables y hasta hermosas, en su espalda tenían escamas de color aguamarina. Tytos guardo lo cuerpos en el anillo y pensó en revisarlos después. ¿Quién sabe? A lo mejor eran un buen elemento alquímico.

-o-

Tytos llego al final del camino, después de matar a diez no muertos y a unas bestias aladas que les gustaba orar. Llego a otro callejón sin salida, al parecer. Tytos miro por encima de él y diviso una saliente, seguido de esa saliente había una cueva y pensó que ese podía ser su salida. Tytos escalo la roca hasta llegar a la saliente y se metió por la cueva. Sorpresa, estaba cerrado. Inspecciono la pared y después de posar sus manos, paso de largo. Al parecer la pared era solo una ilusión. Sin embargo, cuando Tytos se puso de pie se encontró con una sorpresa mayúscula. No por lo peligroso, porque él no lo encontraba peligroso, pero si era raro. Se encontró con un guerrero con cabeza de lagarto. Tytos quedo impresionado y después de examinarlo bien, lo mato. Posterior a eso reviso la cueva, tenía un aire similar a un templo, pero en el estado en que estaba parecía más un mausoleo. Habían cadáveres de guerrero-lagarto por todo el lugar. Tytos los guardo en su anillo y se propuso estudiar tan peculiar biología, por lo menos que él recuerde, nunca ha visto algo similar.

Tytos murmuro para si mismo -si Carmen estuviera aquí estaría emocionada- pero después de un rato negó sus propias palabras y siguió su camino.

Al final de la cueva había una puerta de piedra, Tytos la trato de abrir, poco a poco la empujo y dejo una abertura que le permitió mirar al otro lado. Aunque estaba un poco oscuro, entraba la luz natural del día. Era un habitación bastante grande que estaba descuida, sucia, con posas de agua y raíces por todos lados. En medio de ese lugar, Tytos vio una cosa pálida. Media por lo menos cinco metros de alto y si las consideraciones de Tytos era correctas, de la cola a la cabeza, eran fáciles diez metros. Después de un tiempo, Tytos paso a hurtadillas por la puerta, camino hasta la muralla y utilizo las raíces para subir al techo. Una vez seguro, siguió observando a la criatura durante días. El último día que tuvo tal placer de observarla, vino un guerrero a desafiar a la criatura. Este último lo llamo esclavo, le pregunto ¿si por fin se habían dado cuenta?, le hablo del poder de una criatura que llevaba en sus manos, llamada Ocelot.

Tytos por su parte, contemplo la lucha, pensó que la criatura pálida estaba loca, que tenía algún problema. Ya que peleaba como un demente, utilizaba todo tipo de magias increíbles, pero en un arranque de ira, aplasto a la criatura y la mato. Lo raro fue que a pesar de desintegrarse, aun después de terminado el combate, se escuchaban sus llantos de la criatura llamada Ocelot.

El combate no termino bien ni para el guerrero ni para el dragón. El guerrero murió dejando atrás una piedra de alma. El dragon perdió un brazo y la cola. Una vez que el combate termino, Tytos descendió del techo y camino con pasos suaves hasta acercarse lo suficiente. Ahí noto, que la respiración de la criatura era pesada, casi proclamando que estos eran sus últimos momentos. Tytos la siguió mirando hasta que la criatura hablo.

-¿Quién eres esclavo?- pregunto la criatura

-No soy ningún esclavo- respondió Tytos mientras miraba las protuberancias que tenía el dragon en la espalda -pero puedo escucharte si tienes algo que decir antes de que mueras-

-Yo soy el rey Oceiros. Estudie la magia del gran ancestro, pero ahora que estoy en mis últimos momentos, me doy cuenta de mi error-

Tytos puso una sonrisa y le dijo -todo el mundo se equivoca Ocerios. Lo hecho, hecho esta-

Ocerios seguía respirando con dificultad y pregunto -¿Cuál es tu nombre?-

Tytos lo pensó un poco, amaba ser Tytos, pero este mundo no era apto para él, no volvería a ser como antes, pero sería mejor dejar trabajar a Kain. Tytos miro por última vez a Ocerios y dijo -Kain-.

-Suena poderoso, buen nombre, Kain- dijo el rey Oceriros con una voz débil y sibilante, escupió una bocanada de sangre pálida y continuo -gracias por escuchar a este estúpido rey-

Kain asintió y con un rostro frío le dijo -Ocerios, también soy practicante de magia, pero he tenido problemas para aprender la magia de cristal. ¿Sabes de un lugar en dónde la pueda aprender?-

-Esa magia fue el principio de mi desgracia- dijo Ocerios mientras trataba de levantarse, pero fallo y cayo de cara contra el suelo. Ya no insistió y respondió -si sales de mi prisión, cruzas el jardín maldito y subes por el castillo hasta llegar al archivo, ahí encontraras las respuestas que buscas-

Kain asintió, emitió la segadora de almas y la clavo en la cabeza de Ocerios dándole muerte. El dragon al igual que el gran guerrero dejo atrás una alma de color azul aguamarino. Kain Pensó que sin lugar a dudas, algo le habían hecho los dioses a los mortales. Algo debieron hacer para que con almas tan débiles, los mortales pudieran a llegar a ser tan poderosos. Kain soltó un suspiro, miro alrededor y lo único que vio en su totalidad, fue una gran habitación derruida. Era lo suficientemente grande para que caminara Oceiros, pero todo estaba sucio, derruido y abandonado.

Kain salió de prisión de Ocerios, noto que el aire estaba toxico, como si hubieran dispersado veneno. Siguió subiendo por unas escaleras que dieron paso a panteón, más allá del panteón se podía ver un pequeño bosque. Sin embargo sobre el panteón habían cinco cadáveres de guerreros, vestían armaduras pesadas y sotanas como de clérigos. Kain pensó que fue cortesía del hombre que mato Oceiros, miro si tenían algo útil y cayó en la cuenta de que eran no muertos. Se veían poderosos y nobles en esas ropas, pero eran solo no muertos, una vez más se preguntó ¿Qué le estaba pasando al mundo?.

Kain siguió su viaje, tomo muestras de algunas babosas gigantes. De un monstruo oscuro como la brea, que al parecer le tem��a al fuego y cuando moría se desinflaba igual que un pez globo. De algunas plantas que crecían en medio de un suelo toxico. Después de guardar los suficientes cuerpos, encontró algunos minerales preciosos. Kain siguió buscando y al final, subió por un elevador. El viaje fue corto, pero Kain tuvo que reconocer que la persona que había hecho tal mecanismo tenía talento. Después de llegar al piso que al parecer era el principal. Avanzo por un pasillo y siguió encontrándose con no muertos. Los que eran guerreros tuvieron el honor de perecer a través de la segadora de almas, los que no, por magia.

Kain siguió subiendo por unas escaleras que estaban al aire libre, en el camino hubieron más no muertos, pero estos eran mucho más débiles que lo guerreros. Todos murieron por la magia. Cuando Kain llego a un lugar todo destrozado, en donde parece que un dragón se había revolcando, encontró a un caballero que portaba una lanza y escudo. Kain hizo el gesto de respeto y lo mato con la segadora. Después de que el guerrero se desvaneciera, Kain emitió su vista espectral y miro hacia arriba. Se dio cuenta de que habían dos almas como las de Oceiros en la parte superior del castillo, después miro al frente y se encontró con algo desagradable, dos wyvern.


クリエイターの想い
AOoBeligerante AOoBeligerante

Y nos adentramos en el mundo del alma oscura. Espero que este capitulo les hallá gustado.

Muchas mas sorpresas se vienes.

Mañana màs.

Por último, en este arco entenderan porque Kain paso a ser Tytos. Todo tiene su razón de ser.

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