—No tengo nada que decir—Akira me soltó y se levantó de la cama, se veía muy molesto, pero no encontraba qué decirle para calmarlo.
—Definitivamente esto no va a funcionar. No importa lo que haga, está relación está completamente jodida— caminó hasta las cortinas que dividían el pequeño espacio de la cama.
—¿A dónde vas?
—¿Tengo algún otro lado para ir?— no me sentía bien dejándolo ir así, y menos luego de lo que dijo. Sentía miedo de que lo que decía fuera cierto. A pesar de saber que cada día que pasa nuestra relación se deteriora más; escucharlo de él, muy en el fondo me dolió.
Nuestra relación no da para más, pero aún guardaba esperanzas de que se pudiera recuperar el tiempo perdido. Ahora con esto de Lin y Kaori, ya nada se puede recuperar. Quisiera poder amarlo por última vez, antes de tomar la decisión que tengo pensada hacer; una decisión que me costará lo más probable la vida, pero la vida de mis hijos tengo que protegerla. Mientras Akira esté cerca, puede descubrir la verdad y tengo que evitarlo a toda costa; es por eso que voy a escapar con ellos. Buscaré la forma de huir lo más lejos posible, antes de que ocurra una desgracia, y luego me arrepienta por ser una inútil. Otra vez tener que decir adiós. Esta es la vida que escogí, de nada vale arrepentirse ahora.
—Quédate conmigo, Akira.
—¿Ahora vas usarme?
—No creo que nuestra relación esté totalmente jodida como dices. Una vez dijiste que mientras haya amor todavía, se puede recuperar el tiempo perdido, ¿No es así?
—Sí, pero ahora me estás usando para calmarme, y sabes que no me gusta que me usen— me levanté de la cama y caminé hacia él.
—No, no te estoy usando. Puedes seguir pensando todo eso que piensas de mí, pero una cosa no tiene que ver con la otra— puse mis manos alrededor de su cuello.
—¿Y qué te hace pensar que voy a caer en tu estúpido juego, lisa?
—Porque te sientes igual que yo, ¿No es así? Termina lo que empezaste, ¿O es que hasta para eso no sirves?
—¿Así que una cosa no tiene que ver con la otra? Que linda poesía acaba de salir de tus labios, ¿Incluso una mentira puede sonar tan bonita?
—Bueno, si no quieres estar conmigo, supongo que me tocará terminar el trabajo sola — me alejé de él, y me acosté en la cama.
—¿Hasta aquí puedes llegar para mentirme?
—¿No somos iguales, querido?
—Puede ser.
Quité mi ropa interior y abrí mis piernas, si esto no funciona, tendré que llegar a hacer algo vergonzoso frente a él. Estoy segura que está esperando eso; al final de cuentas, solo es un pervertido que se está haciendo el fuerte para no caer, pero tarde o temprano lo hará.
—¿Eso es todo lo que tienes?— preguntó serio. Saber que me estaba mirando tan detenidamente, era muy vergonzoso. Estaba tratando de no demostrar mis nervios, pero mi cuerpo me estaba traicionando. Es la primera vez que me atrevo a hacer esto frente a él. Me comencé a tocar y de alguna manera se sintió diferente a cuando lo hice por primera vez sola.
—Estás muy húmeda, corderito. Tal parece que es otra la pervertida. Si tanto querías que te viera, ¿Por qué no lo hiciste antes? — sonrió—. ¿En qué estás pensando para estar así?
—Si no te importa atenderme, ¿Para qué debo decirte? ¿Por qué no me dejas sola?
—Como si eso quisieras. Si me voy de aquí no continuarás, por eso no me voy.
—¿Y para qué quieres verme? ¿Para alimentar tus fantasias?— se acercó a la cama y me miró de arriba abajo, algo que me hizo sentir más incómoda de lo que ya estaba.
—¿Por qué no has entrado tus dedos? ¿No son tantas las ganas que tienes? — lo hace intencional. No pensé llegar más lejos, pero no quería tampoco dejarlo salirse con la suya. Cerré mis ojos y traté de entrar un dedo—. Esos pequeños dedos no van a causar nada—sacó mi mano a un lado, y cuando me disponía abrir los ojos, sentí sus dedos dentro de mi, tan de repente que me hizo soltar un gemido.
—Akira… — me quejé.
—¿Ahora entiendes? — comenzó a moverlos rápida y profundamente, mientras me miraba—. Eso no puede llenarte, ni siquiera los míos. ¿Qué pasa, corderito? ¿No puedes hablar? —lo hizo más rápido y no pude aguantar más, no sé cómo sentí muy rápido esas ganas de usar el baño; alcancé el orgasmo y mi cuerpo no paraba de temblar. No me importaba ni siquiera mis gemidos incontrolables y mi fatiga. Tuvieron que haberme escuchado, pero no me importaba nada.
—Parece que estabas falta de esto, ¿No es así? Ahora te harás cargo de lo que provocaste — se bajó el cierre y dejó visible su erección. Hace mucho no lo veo y se ve mucho más animado que de costumbre. Me jaló al borde de la cama y rozó su erección por encima de mi vagina.
—Estás más animado que de costumbre, Akira.
—Tú eres la causante de esto, espero luego no te arrepientas — me penetró tan de repente haciendo que mi cuerpo se estremeciera, no podía controlar mis gemidos al sentir su brusquedad. Ya a esto estaba acostumbrada. Mi cuerpo deseaba tanto esto, que no podía calmar el escalofrío que estaba sintiendo—. Ahora puedes correrte como quieras, no voy a detenerme hasta que no puedas más. Espero estés consciente de eso, este será tu dulce castigo, corderito— arrancó los manguillos del traje y removió mi sostén—. Parece que me extrañaron mucho — lamía y masajeaba ambos senos, mi cuerpo no podía aguantar al verlo mientras lo hacía. Me miró fijamente y lamió sus labios, eso acabó con todo lo que me estaba controlando para no llegar al orgasmo otra vez. Era inevitable, mi cuerpo estaba feliz al volver a sentir a Akira, luego de tanto tiempo.
—Estás muy ajustada, querida, tal parece que Kanji no llega a donde llego yo— comentó con una sonrisa.
—¡Cállate!— se supone que me haya molestado por eso que dijo, pero mi cuerpo estaba tan caliente, que no podía pensar en la molestia.
Me besó con tanto deseo y ganas, como hace tanto no lo hacía. Su lengua jugaba con la mía y era como si mi cuerpo quisiera estallar de placer.
—Te amo tanto, Akira —su rostro se ruborizó y sentí sus movimientos más bruscos.
—Te amo más, mi reina — su voz se escuchaba agitada y temblorosa. Escuchar a la persona que tanto amas, diciéndote esas dulces palabras, te llena el alma y te hace sentir inmensamente feliz—. Eres solamente mía y de nadie más—besó mi cuello y lo lamió, fue como una corriente en mi espina dorsal—. Quisiera poder quedarme dentro de ti siempre, quisiera amarte así todos los días, que me recibas con esta misma intensidad que lo haces ahora— puso ambas manos en mis caderas y continuó moviéndose más rápido. Puse mis brazos alrededor de su cuello y lo besé de vuelta, quería llevarme el recuerdo de esos labios que tanto me enloquecen—. Quiero llenarte de mi, lisa— dio una última estocada y pude sentir su calor dentro de mí, tan profundo que mi cuerpo no dejaba de temblar. Dejó escapar un tierno quejido al hacerlo, y me sentía feliz de poder escucharlo por última vez—. No sé lo que pasa por tu mente, pero no me dejes nunca, quédate conmigo siempre— me abrazó y sentí una tristeza dentro de mi, porque por más que quiera quedarme a su lado, mis hijos son primero.
Recostó su cabeza en mi pecho y acaricié su suave pelo, siempre huele muy bien; como quisiera estar así siempre.
—No he terminado contigo, linda — levantó su cabeza y me miró con una sonrisa llena de malicia.
—Lo sé— lo besé suavemente. ¿Por qué todo tiene que ser tan difícil?