Al día siguiente
Me fui a la empresa para avisarle a Kanji sobre lo que me dijo Akira. Necesito que se proteja ahora más que nunca. Nunca pensé que Akira me diría eso. Se veía realmente molesto mientras lo decía, y aún así, no actuó como lo hubiera hecho en otras circunstancias.
«Porque a la que amo y deseo es a ti, estúpida»
Me molesta haber sentido emoción dentro de mí al escuchar eso, siempre tiene su forma de hacerme olvidar todo lo malo que hace, con tan solo sus palabras. Akira es una debilidad que no puedo controlar.
—Luego de lo que pasó con el hijo de Huswan, hay que tener más cuidado. Lo más probable manden a más personas — comentó Kanji.
—Te dije que ellos serían un problema.
—No teníamos de otra, era su cabeza o la nuestra.
—No quisiera hablar sobre eso, Kanji. Quisiera hablarte sobre otra cosa, quisiera comentarte de que Akira sabe lo que pasó entre los dos.
—¿Akira?
—Sí.
—¿Te dijo algo?
—Sí, creí que nos haría algo, pero no.
—¿Estás molesta?
—¿Por qué estaré molesta?
—Porque no hizo un drama como siempre hace.
—¿Por qué me va a molestar eso?
—Te escuchas algo desanimada.
—Claro que no.
—No se te da bien disimular, eres muy obvia. Sé lo mucho que te mueres por él, como quisiera que te pusieras así por mi.
—Estás equivocado, Kanji.
—Tus mejillas e incluso tus orejas están rojas, siempre que hablas de él, eso pasa.
—No me agrada lo que estás diciendo.
—Ya te conozco lo suficiente, ya me habías dicho que lo sigues amando. Me pregunto, ¿Cómo te sientes ahora que lo volviste a ver? ¿Sigues sintiendo exactamente lo mismo que antes?
—Me voy a mi oficina. Permiso— caminé a la puerta.
—Podrás mentirme a mi, pero no puedes mentirte a ti misma. Mientras tengas esa mirada en tu rostro, Akira seguirá detrás de ti hasta lograr lo que quiere—salí de su oficina y tiré la puerta molesta.
¿Por qué todos se ponen en el mismo plan de joderme la vida?
Caminé a mi oficina, y en el pasillo me tropecé con una chica.
—Lo siento mucho, Srta. Leiko— me dijo la desconocida.
—No debe estar corriendo de esa forma en mi empresa, esto no es un parque— le dije molesta.
—Lo siento mucho, ¿Acaso no me recuerda?
—¿Te conozco? — arqueé una ceja y la miré de arriba abajo. Nunca en mi vida la he visto. Parece una chica normal. Vestida con unos pantalones y una camisa ancha, no tenía nada de maquillaje, se veía claramente sus ojeras, su pelo despeinado y su voz ronca no me recuerdan a nadie que haya conocido antes.
—Nos conocimos en un restaurante, fui la torpe que arruinó su traje aquella noche. Siento mucho por ser tan torpe, soy así de nacimiento— llevó su mano a la nuca, visiblemente nerviosa.
—Ya veo— me sentía confundida, pero supuse que tuvo que haber sido con la otra Leiko.
—Siento mucho causarle nuevamente problemas, pero quisiera acercarme más a usted.
—¿No está suficientemente cerca? — pregunté sarcásticamente.
—No, quise decir, quisiera ser alguien como usted— llevó ambas manos al pantalón y lo sujetó con todas sus fuerzas. No quería ser grosera, pero tampoco puedo olvidar la forma de ser de Leiko.
—¿Cómo yo? No me hagas perder el tiempo — quise caminar a mi oficina, pero se arrodilló de la nada frente a mi.
—Por favor, escúcheme. He escuchado hablar sobre usted y realmente la admiro. Me lamenté mucho ese día que mis nervios me traicionaron y arruiné su vestido, me despidieron por eso y me quedé sin trabajo.
—¿Y qué pretendes, que luego que hiciste todo eso, te dé trabajo?
—No, solo quería disculparme ya que ese día no me escuchó— no sabía qué decirle, suspiré y la miré fijamente.
—Acepto sus disculpas, pero por favor, levántate del suelo— la ayudé a levantarse—. Ahora si me permites.
—Sabía que usted era una persona amable— llevó sus manos a la cara y comenzó a llorar. Pero ¿qué mierda pasa con esta mujer? Los empleados me estaban mirando y el alboroto que estaba haciendo la chica me tenía mal.
—Vamos a mi despacho— le agarré el brazo y la llevé conmigo —. Búscame un café cargado de inmediato— le ordené a una de las empleadas, antes de entrar a mi oficina.
La senté en la silla y me quedé vigilándola. Esta mujer es tan extraña, y no me inspira confianza. Luego de todas las cosas que han sucedido, no puedo confiar en nadie.
—Lo siento por hacer tanto escándalo, es que nunca nadie habían sido tan amable conmigo — estaba llorando cada vez más, no sé podía entender todo lo que decía.
Llegó la empleada con el café a mi oficina, y ella seguía llorando. Se quedó mirándola hasta salir de la oficina.
—Cálmate, y tómate esto— le di la taza de café y tomó de ella.
—Gracias — siguió llorando y ya me estaba sintiendo irritada, me senté en mi silla porque ya no aguantaba escucharla.
—¿Podrías dejar de llorar y calmarte? Es desesperante escuchar a alguien llorar al lado mío— a pesar de ser yo la número uno, cuando se dice llorar.
—Lo siento— limpió sus lágrimas y se tomó el café.
—¿Te mandó alguien?— le pregunté directamente.
—¿De qué habla, señorita?— se notó confundida, pero ya no creo en las personas.
—Verás, no es normal que alguien se acerque a mi de la nada y más con esa actitud extraña que tienes— se veía aún más confundida.
—De verdad no sé de qué habla, señorita— suspiré molesta.
—Olvídalo, ya puedes irte.
—Siento mucho causarle problemas.
—No me los vuelvas a causar y no regreses— sonreí, tratando de demostrarle que no la quiero ver más. Ella se levantó y caminó hasta la puerta, y se quedó de espalda a mi.
—Eres muy interesante, preciosa— su voz se escuchó muy varonil de la nada, sumamente diferente a la voz que tenía antes.
—¿Quién eres?— le pregunté.
Me levanté de la silla y cerró la puerta, corrí para abrirla y me asomé, pero no se veía por el pasillo, así que me dirigí hacia la recepcionista.
—¿Viste a una chica en pantalones, alta y pelo negro?
—Sí, señorita. Hace un momento salió corriendo. El guardia de seguridad se fue detrás de ella.
—Gracias— corrí hasta llegar a la puerta de entrada y salí para mirar a todos lados, pero no la vi. ¿Quién mierda era esa mujer? Sabía que algo extraño tenía.
Me fui a mi oficina y no le comenté nada a Kanji, pues aún estaba molesta por su comentario. Llamé a James en la tarde para que me buscara y me llevara a la casa.
Me quedé con el bebé un rato y le di su leche. Ya mismo vendrá Akira y tengo que arreglarme, no sé porque mierda tengo que hacer esto. Me bañé y me arreglé, me quedé esperando con el bebé hasta que fue hora y Akira llegó. James lo dejó entrar y se dirigió directamente a donde mi.
—¿Está todo bien con el mocoso?
—Sí.
—Te ves muy hermosa
—¿Nos vamos?
Nos fuimos a un restaurante y Akira se veía algo pensativo.
—¿Me dirás sobre el bebé?— le pregunté, tratando de cambiar el ambiente incomodo que se había formado.
—¿Realmente creíste que hablaríamos de eso?— sonrió malicioso.
—¿Me mentiste otra vez?
—Me conoces, y sabes que no me gusta hablar de mis planes contigo, preciosa.
—¿Para qué me trajiste entonces?
—Para que pasemos tiempo juntos.
—Yo no quiero hacer eso.
—Vas a tener que querer, ya estás tarde para arrepentirte, princesa.
La cena fue en silencio, Akira no dejaba de mirarme y me sentía nerviosa. No pensé que estaría aquí con él. Hace mucho que sucedía esto, y me hace sentir algo bien, aunque ya nada sea como antes.
Salimos del restaurante y me trajo al lugar que solíamos venir con nuestros hijos a comer helado.
—¿Por qué me traes aquí?
—¿No te trae buenos recuerdos de cuando éramos felices?
—¿Debería?
—Sí.
Nos bajamos del auto y se dirigió a comprar un helado, me quedé algo distante esperándolo. No sé porque hace esto, solo me lastima estar aquí, yo no quería que la situación entre los dos estuviera así. Akira regresó con un helado y me lo dio. Se quedó mirándome y se veía algo extraño, no sé si él también extrañe estas cosas que hacíamos antes, así como yo.
—¿Por qué no lo lames?— sonrió malicioso.
—Eres un pervertido. ¿Para eso lo compraste? — soltó una risa divertida y me quedé seria.
—Se está derritiendo y te vas a ensuciar— acercó su boca al helado y lo lamió, no dejó de mirarme mientras lo hacía. Sentía mi rostro a punto de estallar—. Si no lo quieres hacer tu, puedo dártelo yo mismo— lamió la gota que bajó por mi mano y sentí un escalofrío por todo mi cuerpo.
—No hagas esas cosas— antes que pudiera terminar de decirlo, me besó y luego lamió sus labios. Maldita sea, ¿Por qué se tiene que ver tan lindo?
—Somos esposos, es normal hacer estas cosas.
—Quiero el divorcio, Akira.
—¿Otra vez con lo mismo? ¿Crees que te dejaré el espacio libre, para que corras a los brazos de Kanji?
—¿Cuándo te vas a cansar de seguir utilizándome?
—Nunca. No soy de cansarme tan rápido, al menos no de esto. Te amo demasiado como para dejarte ir.
—¡Cállate!
—¿No puedes escucharlo porque te mojas?
—¡Descarado!
—¿Por qué no me lo dices, y dejas de guardarlo para ti misma?
—No tengo que decir nada.
—Hablemos de orgullo, corderito.
—Me iré a la casa, el niño me está esperando.
—No vas a ninguna parte, te quedarás esta noche conmigo.
—No me voy a quedar contigo.
—¿A qué le temes? Si no me amas, no tienes porque tener miedo de compartir cama conmigo otra vez, ¿No crees?
—No me… — Akira de la nada me abrazó, y casi dejo caer el helado.
—¿Qué mierda haces?
—Quédate calladita y cuida del helado, no dejes que se derrame ni una gota más.
—Suéltame, Akira— estaba sumamente nerviosa al sentir su abrazo tan repentino. Podía oler su delicioso perfume y estaba sumamente tensa. Quise soltarme, pero no lo permitió.
—Nos están siguiendo y si te despegas de mí, quién sabe lo que pase. Solo disfruta como lo estás haciendo ahora.