Esperé a los niños hasta que llegaron de la escuela para darles la noticia, los abracé y nos quedamos hablando sobre los estudios y la casa. Estuvieron muy de acuerdo con lo de la casa.
—Quiero pedirte una cosa, mamá— dijo Lin.
—¿Qué cosa?
—Quiero que tires todas las fotos que tienes con él a la basura.
—Yo no puedo hacer eso.
—No quiero que te sigas atormentando. Si vamos a empezar de cero, eso cuenta en el cambio.
—Yo las guardaré, pero no las voy a tirar a la basura.
—Eso te seguirá haciendo daño, mamá.
—Yo las guardaré bien guardadas, lo prometo, pero no quiero tirarlas.
—No las quiero ver en tu cuarto, así como tienes la del matrimonio encima de la mesa.
—Lo siento, no lo haré más— no sabía que se habían dado cuenta. No es que las mire, pero no quiero salir de ellas. Fueron recuerdos bonitos, aunque ahora las cosas no sea como antes.
Akira
—Quiero que te pongas más hermosa que nunca, Hisa— le pedí.
—Supongo que me tendré que ir sola al baño primero, Akira— se levantó de la cama.
—Yo no te he ordenado a que te vayas, hermosa.
—¿Quieres que me quede entonces?
—Aún tenemos tiempo de más, nos da algo de tiempo para divertirnos antes de salir. Ven de vuelta a la cama conmigo.
—¿Aún no estás cansado? — se sentó encima de mi.
—Todavía rindo mucho más, chiquita. Cierra esa boquita y dale un mejor uso.
Lisa
Subí a mi habitación para bañarme y arreglarme, antes no había pensando en que vestir, pero hoy me sentía preocupada por mi apariencia; eso hace que parezca una cita. ¿Qué mierda estás pensando, lisa? Sacudí mi cabeza de lado a lado, y vi la foto de nuestro matrimonio boca abajo y la miré por última vez. Me pregunto ¿Qué estará haciendo? Supongo que él no siente la misma tristeza que yo, o hubiera regresado. Debe estar divirtiéndose como siempre hace. Metí la foto dentro de la gaveta, pues solo me estoy causando daño verla.
Escogí un traje negro y sencillo, no quería parecer tampoco tan cargada. Me estaba sintiendo muy nerviosa para bajar, ya iba a ser hora y no me atrevía a salir del cuarto. Busqué a los niños en su cuarto para despedirme.
—Cuídense y cuida mucho de Kaori— le pedí a Lin. Kaori estaba durmiendo al lado de él, tienen esa costumbre desde pequeños.
—Lo haré. Diviértete y no pienses en nada, mamá— nos despedimos y le di un beso a los dos antes de bajar.
Kanji estaba esperándome en la antesala, se veía diferente. Su pelo se lo había arreglado de otro estilo y su forma de vestir también la cambió, su gabán lo hacía ver muy elegante. Caminó despacio sin desviar la mirada y no sabía qué hacer, era yo quien no podía verlo fijamente, mi cuerpo estaba temblando de los nervios. Hace mucho que no salía con alguien de esta forma. De todas las veces que hemos salido, hoy había algo diferente y no puedo entender que podría ser. Kanji sujetó mi mano y la besó tiernamente, eso me puso más nerviosa de lo que ya estaba. Ahora entiendo lo que mi mamá sintió; Akira lo había hecho muchas veces, pero es la primera vez en mucho tiempo que experimento esa simple corriente por ese simple gesto.
—Pareces una diosa — su otra mano la sacó de su espalda y me dio una rosa azul, jamás había visto una antes.
—Kanji — no sabía qué decir, estaba tan nerviosa que no podía mirarlo. Sentía mi rostro caliente y no quería que se diera cuenta de mi vergüenza.
—Acéptala, es sin ningún compromiso — la mano que aún sujetaba la abrió y la colocó entre mis dedos.
—Gracias, Kanji— respondí con mi voz entrecortada—. Te ves diferente— tartamudeé.
—Este es mi verdadero yo. Espero no cambie tu forma de verme— sonrió nervioso.
—Para nada— desvié la mirada de la vergüenza, ambos estábamos visiblemente nerviosos.
Nos fuimos en su auto y llegamos a un restaurante, nunca había venido aquí. Se veía un lugar tranquilo y habían pocas personas. No era tan privado y eso me relajaba un poco. Nos sentamos en una mesa cerca de una ventana, se podía ver claramente la luna desde ahí. Me ayudó a sentarme y luego se sentó. Acerqué la rosa a mi nariz para oler su aroma, el olor de las flores es tan placentero y relajante. Jamás había apreciado una rosa azul, solo las había visto en fotos y esas cosas. En el jardín que tenía en la casa, jamás tuve una de este color. Me sentía más tranquila luego de acercarla a mi rostro y apreciarla.
—Es realmente muy bonita— solté en voz alta.
—Me alegra mucho que te haya gustado.
—Gracias, Kanji— acercó la copa de vino a su boca y le dio un sorbo.
El mesero se acercó a la mesa y permití que Kanji escogiera lo que fuera, lo noté muy nervioso luego de eso. Cenamos y nos quedamos sentados en la mesa, brindamos y pasamos un momento agradable. Vi que se quedó pensativo y respiró hondo.
—Hay algo de lo que quería hablarte, lisa— su expresión se puso sería.
—¿Pasa algo?— me preocupé.
—No, no te asustes, es que no sé por donde comenzar.
—Te ves muy nervioso, Kanji — él sonrió y retomó su seriedad.
—No quiero traer malos recuerdos del pasado, pero creo que es importante que hablemos sobre algo. Ya había tenido la oportunidad de disculparme anteriormente por lo sucedido con mi familia, pero creo que no es suficiente. Sé que a causa de ellos tuviste un pasado muy desgarrador. Reconozco que mi parecido con ese hombre debe ser muy incómodo para ti. Tener que lidiar conmigo luego de lo que sucedió, es normal que te sientas así. Quisiera poder cambiar y no traerte malos recuerdos...— interrumpí su comentario.
—Tu no eres igual, Kanji. Hace mucho dejé de verte como tu sobrino; a pesar de tu poco parecido físicamente, eres todo lo contrario a él. Es por eso que he podido sentirme más cómoda contigo. No quiero que te sigas culpando de eso, estoy consciente de que no eres ese Kanji que me lastimó— Kanji bajó la mirada.
—No sabía que te sentías más cómoda conmigo, pensé que aún me guardabas rencor.
—¿Cómo puedo guardarte rencor? Si has sido una buena persona conmigo. Hemos tenido nuestras diferencias, como toda persona, pero reconozco lo buena persona que eres. Hasta he conocido cosas de ti que me han sorprendido. Quería aprovechar la oportunidad de agradecerte por todo lo que has hecho por mí durante estos años. Porque tu si has permanecido conmigo, aún en los momentos difíciles. Me has levantado el ánimo cuando más desanimada he estado, me has apoyado durante este largo proceso. No encuentro cómo pagarte todo lo que has hecho por mi. Has soportado mis impulsos, el mal trato que te he dado y hasta las amenazas. No podría verte como un enemigo ya— me salió con tanta naturalidad, que me quedé sorprendida de mi misma. No pensé que podría confesarle eso.
—Yo no pensé que dirías estás cosas— Kanji no sabía dónde meter la cara, ni yo mucho menos—. La razón por la que te traje aquí hoy fue para aclarar lo que siento por ti, lisa— levantó su mirada y puso esa expresión de seriedad—. Llevamos varios años, y siempre te he molestado con mis indirectas y mis burlas. Te he hecho sentir incómoda en ocasiones por mis comentarios, estoy seguro que aún piensas que mis intenciones contigo no soy verdaderas; eso es lo que quiero aclarar hoy. No sé si sea el momento, sé que has estado pasando por muchas situaciones recientemente, y lo que te voy a decir no es para que corras a mis brazos ahora. No lo hago con la intención de que me des la oportunidad que tanto quiero, lo hago para dejarte claro lo que estoy sintiendo hace años por ti. No busco una respuesta de tu parte, fui yo quien se enamoró perdidamente de ti, aún sabiendo que estabas enamorada de alguien más. La primera vez que escuché de ti, sentía la curiosidad de conocerte en persona. Cuando tuve la oportunidad, que fue una estúpida decisión de mi parte, me interesó mucho tu rebeldía, tu determinación y esa forma de defender a tus hijos, sin contar tu dulce belleza. Cuando volví a tener pistas de ti, estuve observando de lejos todas las movidas que hacías. Fue creciendo de alguna manera mi obsesión, me había arrepentido por lo que hice y quise mantenerme lejos de ti. No quería causarte daño, ni a ti, ni a tus hijos. Sabía que si atacaba a Akira, tu sufrirías por eso, tuve oportunidad de matarlo muchas veces, pero quería evitarte ese sufrimiento. Cuando me ofrecieron esa tregua, me pareció una oportunidad para estar cerca de ti. Sabía que eras una mujer felizmente casada, pero me conformaba con verte. Me gustaba verte avergonzada o sacando agallas para defender a tu esposo, hasta eso me llamó la atención de ti. Cuando te robé ese beso, aunque suene fuera de lugar, no me arrepentí. Eso me hizo ilusionarme más. Quería tenerte, esa mala costumbre que siempre he tenido de tenerlo todo, eso mismo sentía dentro de mi. Me di cuenta que al tenerte de mi lado, así fuera como socia, amiga o simplemente enemiga, me hacía sentir completo; quizás escuchar estas palabras de mi parte sea extraño. Como tú misma dijiste, no parezco una persona amable, mi físico oculta mucho de mi, pero quisiera poder demostrarte quién soy en realidad. Espero algún día poder tener esa oportunidad de hacerlo.
—Yo no quiero engañarte, Kanji. Agradezco que te hayas abierto a mi de esa forma, pero no creo poder corresponderte ahora— bajé mi cabeza afligida.
—Lo sé, y no te estoy pidiendo que lo hagas ahora. Solo quiero decirte que estaré esperándote aquí, por si algún día puedes verme como algo mas— sujetó mi mano y la besó—. Pase lo que pase, decidas lo que decidas, nada va a cambiar, lisa. Quiero que estés consciente de eso, seguiré apoyándote siempre— sus palabras me hicieron sentir bien, no puedo negarlo. Me sentí mal por mi, porque aún no puedo superar a Akira. Hubiera querido poder corresponderle como se merece. Me hace sentir mal tener que rechazarlo, luego de que se abrió de esa forma a mi. Jamás imaginé ver a Kanji abrirse de esa manera.
—Perdóname, Kanji— me sentí muy afligida.
—No tengo nada que perdonarte, no te sientas culpable, no has hecho nada malo— acarició mi cabeza y sonrió relajado—; aunque no lo parezca, me siento mejor— se veía tranquilo, aún después de mi rechazo.