—¿Qué sucede?— Akira se quedó mirando a todos lados, sin decir una sola palabra.
Akira
Llamada telefónica
—Oh, veo que estás acompañado. Como quisiera ver tu cara en este momento— rio.
—No se te ocurra.
—Acabo de cambiar de idea. Hagamos algo más divertido. No sería entretenido verte volar por los aires, y no disfrutar de tu sufrimiento. Te daré 60 segundos para que detengas el avión y te bajes, o de lo contrario, todos van a morir.
Lisa
Akira tiró el teléfono a un lado y salió corriendo a la parte alfrente del avión. No entiendo porque su comportamiento extraño, algo malo tiene que estar pasando. Escuché su grito ordenándole al piloto que detuviera el avión, aún no se había elevado, estaba en la pista todavía moviéndose. Se sintió cuando el piloto fue tratando de detener el avión, las azafatas estaban nerviosas al ver la actitud de Akira. Él forcejeaba y golpeaba la puerta del avión.
—Akira, estás asustando a todo el mundo. ¿Qué está pasando?— Akira no respondía a nada de lo que le preguntaba.
Logró abrir la puerta del avión, y aún se estaba moviendo un poco. Me agarró del brazo y me acercó a su pecho, puso una mano en mi cabeza y la otra en la cintura para tirarse fuera del avión. Caímos a la pista los dos, el golpe lo recibió mayormente él.
—¿Akira, estás bien?— pregunté, tratando de soltarme de sus brazos, pero me seguía sujetando fuertemente contra su pecho.
Se escuchó una detonación bastante fuerte, por unos momentos solo podía escuchar un chillido en mis oídos. Una leve brisa caliente sentí por mi cuerpo, estaba temblando del pánico, no sabía que era lo que estaba ocurriendo, pero Akira si debía saber. Lo escuché tosiendo y fue lentamente soltándome, así fue como pude verlo.
—Akira, ¿Estás bien?
—¿Tú estás bien?
—Sí.
—Que bueno.
Miré en dirección a la pista, donde se suponía que estuviera el avión. Lo poco que se podía apreciar era el fuego y el humo que estaba cubriéndolo, y las partes que se habia desprendido por la explosión; fue cuando caí en cuenta de las personas que estaban adentro.
—¡Dios mío! ¡El piloto y las azafatas, Akira!— entré en pánico, ya que mi mayor miedo eran los aviones y ahora ese miedo volvió aparecer.
—Ya no se puede hacer nada, lisa — trató de levantarse, pero le costó algo de trabajo.
—Déjame ayudarte— me levanté y lo ayudé a levantarse. Tuvo que haberse dado un golpe muy fuerte en la espalda por la altura que nos tiramos, y todo por defenderme.
Se escucharon unas sirenas, al parecer del aeropuerto llamaron a personal para que se encargaran del accidente.
—Tiene que verte un médico.
—Yo estoy bien, tenemos que irnos de aquí.
—No seas terco, tienen que verte, tienes que estar lastimado.
—Te dije que estoy bien.
Llegaron varias ambulancias y bomberos, Akira no quiso que lo atendieran; pidió un teléfono prestado para llamar a sus hombres. No quiso alegar nada, hizo de cuenta que no sabía lo que había ocurrido. Nos interrogaron a los dos. Cuando llegaron los hombres de Akira, nos montamos en el auto, y aprovechando el descuido de ellos para irnos. Esto nos puede ocasionar problemas, pero no quiero empeorar más las cosas. Quise aprovechar para interrogar a Akira, era más que obvio que él sabía lo que iba a ocurrir.
—Sé que no es el momento, pero, ¿Qué fue lo que pasó? — luego de unos minutos en silencio, respondió. Me explicó lo que había ocurrido y lo extraño que le parecían las cosas—. ¿Significa que aparte de mi hermana, hay alguien más que está ocasionando esto?
—Sí, lisa. Tenemos que averiguar quién es. De algo estoy seguro, y es que no es la misma persona que detonó tu celular.
—¿Cómo lo sabes?
—La voz no era la misma.
—Dijiste que él mencionó ese incidente.
—Sí, pero algo me dice que lo hizo para confundirme. La persona que detonó tu teléfono, no le importaba si nos ocasionaba daño, en cambio la persona que me llamó, cambió de parecer cuando escuchó que estaba acompañado.
—¿Quién podría ser?
—Otra cosa que noté es que, no quería matarnos realmente. Me tomó más tiempo de lo acordado hacer todo lo que dijo, y lo explotó exactamente cuando bajamos. Puede ser que la persona haya estado presente en alguna parte en el momento que ocurrió los hechos. Por cámaras no pudo haber sido, ya que en esa área tengo prohibidas las cámaras. Si hubiera querido matarnos, lo hubiera hecho exactamente cuando se cumplieron los 60 segundos, y no lo hizo. No sabe contar o lo hizo intencional.
—La persona está más cerca de lo que creemos, ¿Eso quieres decir?
—Sí, debe ser alguien que nos esté vigilando de cerca. La información de lo que hemos estado pasando referente a las amenazas, lo saben pocas personas.
—¿Irás averiguando sobre esas personas?
—Sí, y se las voy a cobrar tan pronto sepa quién es el cabrón.
—La única persona que sabía de nuestro viaje era el tal John y Kanji, ¿No es así?
—Que inteligente es mi princesa. Por ahí vamos a comenzar, mi reina — sonrió.