Los hombres se acercaron apuntando a todo el mundo, mientras miraban a todas partes. Estábamos en el mismo medio del pasillo de la sala de emergencia.
—Escúchame con atención, voy a buscar la forma de distraerlos. En la oportunidad que tengas lleva las camilla a la ambulancia. Los trataré de alejar. No veo de otra, si nos quedamos aquí y ven a Mr. Jefferson lo van a reconocer. Sé que también tienen órdenes de matarme, será mejor que llame su atención. No hagas ninguna tontería más, solo saca las camillas. Yo me las arreglaré para llegar a ti.
—No, Akira. No quiero que te pase nada. Si te disparan con un arma de esas te matarán.
—Confía en mi, tonta. ¿Crees que voy a dejarme matar por esos pendejos? Solo hazme caso.
—¿Ustedes que tanto hablan? — uno de ellos caminó hacia nosotros.
—Te amo, lisa— dijo Akira con una sonrisa.
—Akira, no— Akira se quitó la mascarilla y comenzó a dispararles. Salió corriendo por el pasillo que caminamos. Todo el mundo se alteró por los disparos.
—Detrás de él. Hay que dividirnos— uno de ellos se fue por las escaleras que estábamos cuando entramos y el otro por el pasillo. Son dos contra uno y todavía están los otros tres. Maldita sea, tengo que hacer esto rápido. Miré a todos lados y saqué a Mr. Jefferson por la puerta.
—Necesito que se lleven a este paciente. Ya buscaré el otro.
—No podemos irnos, estamos esperando la policía.
—Maldita sea, solamente entren al paciente en la ambulancia por lo menos— me hicieron caso y lo subieron, aunque no se iban a ir. Luego buscaré la forma, ahora tengo que ir por mi hermana.
—No puede entrar ahí, es peligroso— dijo uno de los paramédicos.
—Si lo haré— me asomé por la puerta, pero salió una multitud de gente. Tengo que entrar. Empujé a todos a mi pasó con tal de entrar, la puerta era eléctrica y hacía que fuera más difícil para poder entrar. Logré entrar y vi la camilla, miré a todos lados esperando que no estuviera ninguno de ellos alrededor y por suerte no había nadie. Cogí el arma y la guardé en mi pantalón para mover la camilla. Logré sacarla como pude y la llevé a la ambulancia. Le di los papeles a los paramédicos, pero no les importó. En una situación como está, no pueden abandonar el hospital.
—Por favor, cuiden de ellos mientras regreso. Cierren las puertas de la ambulancia, por favor— les pedí, antes de entrar nuevamente al hospital. Tengo que buscar a Akira. Maldito necio, haciendo cosas tan imprudentes. Se arriesgó otra vez por nosotros. Debe tener mucha gente detrás. ¿A dónde pudo haber ido?
Akira
Corrí hasta el quinto piso, solo espero que estén todos siguiéndome y no les hagan nada a ellos. Me asomé por la ventana, pero no sé podía ver la ambulancia. Corrí por el pasillo para buscar alguna forma de bajar y vi un hombre doblar en la misma esquina. Tuve que defenderme cuerpo a cuerpo, no podía gastar balas. Le di un puño en la cara, dejándolo inconsciente en el suelo. Al menos no he perdido el toque. Miré a todos lados, si este tipo viene por aquí lo más probable vengan otros más. Son un total de cinco que haya visto y ya hay uno menos.
—¿A dónde piensas ir? — escuché disparos a mis espaldas y tuve que correr a cubrirme com la pared. Cogí el arma del hombre que dejé inconsciente en el piso, dos armas son mejor que una. No puedo quedarme quieto o van a rodearme. Tengo que ir por las escaleras. Debe haber alguien ahí ya, tengo que ir con cuidado. Solo espero que lisa haya podido sacarlos.
Bajé por las escaleras y me encontré con otro de ellos en el cuarto piso y disparé sin pensarlo. Solo deben quedar tres. No me he encontrado con ninguno de los que están bien armados, así que deben estar planeando atraparme esos dos. Solo espero que no reconozcan a lisa. Seguí bajando las escaleras, había mucho silencio y eso es peligroso. Me giré porque sentí la presencia de alguien detrás de mí y efectivamente, en las escaleras de arriba a mi había uno de ellos.
—Si te mueves voy a disparar— me estaba apuntando, pero si sigo bajando puedo encontrarme con una sorpresa abajo. Tendré que entrar al segundo piso. Corrí a la puerta del segundo piso y escuché los disparos detrás de mí. Tropecé con un señor cuando entré.
—Lo siento, tengo prisa— corrí por el pasillo derecho. No podía meterme a ningún cuarto o me harán mierda.
—Mire por donde camina— escuché la voz del viejo y al mirar hacia atrás le dispararon. Esos hijos de puta serán una patada en el trasero. Tengo que bajar de una puta vez, no puedo ir por las escaleras y si me arriesgo a ir por el ascensor, pueden estar esperándome abajo. Al doblar en la esquina de la pared me encontré con otro de esos cabrones a lo lejos, me disparó sin pensarlo, no contaba en que me alcanzaría. Me dio en el brazo y me quedé en la esquina de la pared, apretándolo fuertemente. No era profunda, mas bien solo fue un roce, ya ni recordaba lo que dolía.
—¿Vas a seguir corriendo, cabrón?— escuché la voz de ese hijo de puta. Se estaba acercando.
—Eres un cabrón, ¿Sabes lo que me costó este traje, hijo de puta?— pregunté en voz alta.
—Sal o te llenaré de huecos— reí ante su estupidez.
—¿Qué esperas para buscarme, cabrón?
Lisa
Tengo que subir piso por piso. Akira no estaba en el primero, no he visto a ninguno de los hombres. Ayudé a evacuar a varias personas. Si pudiera llamar a sus hombres sería todo más fácil. Subí por el ascensor al segundo piso, recuerdo aquel hombre irse por las escaleras, si voy por allá me matará. Subí al segundo piso y escuché varios disparos. Aquí debía estar Akira. Me asomé lentamente por el ascensor y vi a dos de los hombres, entre ellos estaban los cabrones que vi abajo. Esto será un problema si me reconoce. No veía Akira, si está por allá será mejor que llame la atención para que pueda escapar. Akira me matará si hago algo como eso, pero no tengo opción, tengo que ayudarlo. Respiré profundo sacando el arma de mi pantalón y salí del ascensor. No quiero arrepentirme de no haber hecho algo cuando pude, así me cueste todo, no puedo dejar solo a mi esposo. Comencé a disparar a la dirección de los hombres, mientras salía corriendo por el pasillo contrario a ellos.
—Vengan por aquí— grité con todas mis fuerzas.
Akira
¿Lisa? ¿Qué mierda hace aquí todavía?
Lisa
—Parece que tenemos dos ratones jugando a las escondidas. Ve por allá, yo iré por acá para rodearlos— escuché que ordenó uno de ellos. Caminé por el pasillo buscando a Akira y sentí unos brazos que me agarraron y me metieron detrás de unas cortinas.
—¿Qué mierdas haces aquí todavía?
—Estás aquí mi cielo. ¿Estás herido?— pregunté, al ver la sangre en su traje.
—Estoy bien, ¿Tú estás bien? ¿Sabes en el riesgo que estamos ahora?
—Si estoy contigo estoy bien. Me es suficiente servirte de algo.
—Tonta, ¿Pudiste sacarlos?
—Si, la ambulancia está abajo. Si corremos ahí podemos llevarnos la ambulancia y huir de aquí— abrieron la cortina y nos apuntaron.
—No te atrevas apuntarme o les volaré los sesos a tu mujercita y a ti, cabrón.