Akira ha estado fuera de la casa todo el día, cuando al fin siento las fuerzas para enfrentarlo esto sucede. Si lo llamo y le digo que quiero verlo sería demasiado obvio de que algo estoy tramando. Tuve una idea, quizás si me arreglo y le digo que voy a salir con mi amiga, quizás haga que él regrese a la casa. No sería tan obvio, supongo; al final de cuentas he estado encerrada todo este tiempo y es muy aburrido. Me bañé y me arreglé para llamarlo. Estaba algo nerviosa, pero no voy a permitir que se de cuenta.
Llamada telefónica
—Seré breve. Mi amiga me invitó a comer, ¿Será que me dejas salir?
—No, no tienes mi permiso.
—Pero Akira...— me interrumpió antes que pudiera decir nada más.
—No vas y punto.
—He hecho todo lo que has querido, me has tenido encerrada por 3 semanas. ¿Qué te cuesta dejarme salir?
—Eres muy necia, no me has dado resultados, ¿y planeas que te deje salir, preciosa?
—Solamente es a cenar y regresamos.
—Ya dije que no. Ya mismo voy para la casa y espero que no se te ocurra irte.
—¡Eres un imbécil!
—Espero que así mismo me lo digas en la cara— le colgué la llamada, fingiendo estar molesta.
Primera parte del plan lista. Estoy segura que lo hice enojar, con lo impulsivo que es debe ser suficiente como para hacer que venga. Solo espero que eso no ocasione algún otro problema. Me quedé con Kaori y Aoi hasta que se quedó dormida. Está cada vez más grande, me quedé observándola mientras dormía. Al rato Akira llegó y entró al cuarto. No lucía molesto, supongo que no lo tomó como gran cosa, por suerte. Le dio un beso a Kaori y me hizo seña para salir del cuarto.
—Ya veo que estabas preparada para salir.
—Si, si no me hubieras dicho que no a última hora, ya no estaría aquí.
—Debiste consultarlo antes de hacer planes.
—Eres despreciable.
—Si haces un berrinche de este tipo solo por salir con una amiga, ¿Lo harías también por salir conmigo?
—Si estuviera igual de encerrada que ahora, lo más probable.
—Salgamos— no me dejó responder, cuando me jaló del brazo para llevarme al auto. Este no era el plan que tenía en mente.
—Hace mucho tiempo no salimos los dos solos, ¿No crees?— dijo, mientras manejaba.
—Ha sido tu culpa, siempre estás de mal humor o ocupado.
—Tu te has buscado esto por la manera en que te comportas, pero ahora será diferente.
—¿Por qué lo dices?—le pregunté, y llevó su mano a mi muslo.
—Estás más delgada, ¿No se supone que estés más rellenita por el embarazo?
—¿Qué tipo de pregunta es esa?
—¿No te estás alimentando bien?— rio.
—¿Para qué quieres que engorde?
—Te vez mucho más hermosa.
—¿Cómo ha ido el trabajo?— pregunté, cambiando el tema.
—Todo tranquilo. Esta noche no quiero hablar de nada de eso, quiero que hablemos de nosotros.
—¿Existe un nosotros?
—¿Tan rápido me olvidaste?— llegamos al restaurante y no pude responderle la pregunta, y la verdad tampoco hubiera querido responder. A pesar de todo lo que ha pasado, aún sigo sintiendo algo por él y no creo ni poder, ni querer olvidarlo.
Durante la cena Akira no dejaba de mirarme, supongo que aún está esperando la respuesta, creo que lo mejor será que le responda pues su mirada me incomoda.
—Sobre la pregunta que hiciste, creo que es muy clara la respuesta. Uno no olvida de la noche a la mañana, hemos pasado por muchas cosas juntos y aunque seas tan drástico con tus enseñanzas y tus actitudes, no puedo dejar de amarte. Quizás tú si, pero yo no puedo— Akira se quedó serio y no dijo ninguna palabra, supongo que eso confirma mi sospecha. Quizás si hablaba en serio cuando dijo todo lo que dijo ese día.
—Tenía en mente otros planes para esta noche, pero creo que los dejaré para otro día — dijo levantádose de la mesa. Me ayudó a levantar y nos dirigimos al auto. Ha estado en silencio por todo el camino, ni siquiera me ha mirado. Me perdí en pensamientos mirando por la ventana.
—¿Dónde estamos?— llegamos a una casa. Nunca habíamos venido aquí. No respondió mi pregunta solo se bajó del auto y me abrió la puerta.
Entramos a la casa y no se veía nadie, ni siquiera vi empleados afuera. Akira se fue quitando el traje, supongo que se siente incómodo.
—¿Qué es lo que sientes por mí, lisa?— me miró fijamente, esperando mi respuesta. No sabía que responder, ya me había cuestionado esa pregunta, pero no sabía que tendría que decirlo. Supongo que él quiere escucharlo de mi. Intenté guardar la calma y busqué responderle lo más tranquila posible.
—Muchas cosas, Akira. Hemos vivido mucho juntos, tenemos una hija y otro bebé en camino. Siento que te amo, pero a la misma vez lucho con esto dentro de mí que quiere matarte por todo lo que me has hecho. Te odio, pero a la misma vez te amo y sé que no podría estar sin ti, aún sabiendo que ya no me ves de la misma manera — caminé hacia él y lo abracé. Saqué lentamente el arma de mi pantalón y subí mi brazo para fingir la cercanía del abrazo—. Tienes esa facilidad de hacerme feliz, pero a la misma vez de hacerme sentir mal. Por más que quiera evitar amarte, es imposible. Has sido un cabrón y desgraciado conmigo y aún así te amo. ¿Dime cómo puedo dejar de sentir esto?— lo miré fijamente y lo besé. Sus labios tan dulces como siempre, no puedo negarme a mí misma lo que siento, aún sabiendo que está mal. Esta es la oportunidad que estaba esperando. Puse el arma detrás de su cabeza.
—Buen intento, corderito, pero creo te hace falta practicar más— sentí el arma de Akira en mi cabeza. Sabía que era imposible poder engañarlo de esta forma y aún así me arriesgué.