—Lo siento, no debí hacerlo.—desvié la mirada
—¿No es lo que hacen los esposos?
— Si, pero... —no permitió que dijera nada más
—¿No te gusta?
—No, no es eso. Es solo que no quiero forzarte a que hagas estas cosas. Debe ser incomodo besar a una desconocida.
—Eres mi mujer, no una desconocida.
—Si no te molesta lo seguiré haciendo.
—Pues ven aquí.
Que pida eso tan directamente, hace que mi corazón se acelere. Me acerqué otra vez, pero esta vez fue él quien me besó. No quise cuestionar nada. Me siento tan feliz en este momento que no tengo palabras para describirlo.
—Buenas noche, Akira.
—Son muy dulces.
—¿Qué cosa?—pregunté confundida
—Tus besos.
—No hay manera, Akira. — me ruboricé
—Aquí hay un espacio— miró a su lado en la camilla
Eso es imposible lo puedo lastimar o lastimarme la herida.
—Eso es imposible.— le respondí
—Me puede ayudar a recordar los momentos que tuve contigo, por favor. —Su rostro triste y su súplica me hizo imposible negarme
No sé cómo lo haré, supongo que siempre que sea él no puedo negarme. Busqué recostarme lentamente a su lado intentando no lastimarlo ni lastimarme. No se supone que haga esto, pero no puedo negar que me gustaría estar con él así de cerca. Me quise quedar quieta y no molestarlo. Puse mi cabeza al lado del brazo que no sufrió la fractura y me quedé mirándolo. Mi corazón estaba a mil, es como si no hubiera pasado nada de esto en mucho tiempo.
—¿Puedes poner la mano en mi pecho?— preguntó Akira
¿Qué es esa pregunta? Creo que mi corazón no puede aguantar esto. Puse mi mano en su pecho suavemente, intentando no lastimarlo pues no sé cómo tenga esa área. Creo que su corazón está igual de agitado que el mío. No puedo seguir pensando en esto.
—Gracias, lisa—Akira cerró sus ojos, debe estar cansado, será mejor que lo deje dormir tranquilo —¿Qué tipo de accidente tuvimos?— preguntó, aún con los ojos cerrados
Me puse nerviosa no sabía cómo responderle
—Un accidente de auto, íbamos en exceso de velocidad y los frenos no funcionaron.
Hubo un instante de silencio
—Quisiera poder recordar lo que pasamos juntos, pero siempre que trato de recordar, mi cabeza duele mucho.
—No te esfuerces demasiado, tarde o temprano volverán, mientras tanto seguiré aquí.— sonreí
—Soy afortunado.
—¿Por qué lo dices?
—Porque te tengo.
—Será mejor que descanses, Akira.— tartamudeé
—Buenas noches, lisa
—Buenas noches, Akira.—cerré mis ojos
Al sentirlo tan cerca y poder escuchar su respiración y sentir su calor, hizo que me durmiera profundamente.
A la mañana siguiente desperté en sus brazos. Akira ya estaba despierto, esperando que despertara. Al ver sus ojos en mí me avergoncé.
—¿Hace cuánto estás despierto?
—Hace mucho. Pareces un ángel mientras duermes, ¿te lo he dicho alguna vez?
Tal parece que los dos Akira disfrutan de avergonzarme. Eso no parece haberlo olvidado. Escuchar esas palabras me aceleran el corazón, haber despertado así con él, luego de tanto me hace sentir tranquila.
—No, no me lo habías dicho.
—Aún habiéndome olvidado de todo, siento mi cuerpo extraño cuando estoy tan cerca de ti.
—¿A qué te refieres?
—Ignora lo que dije.— desvió la mirada
Tocaron la puerta y el doctor entró
—Permiso, ¿Como amaneció la parejita?—dijo acercándose a la camilla
—Ya me salgo, doctor.—me levanté de la camilla lentamente
Me duele la herida, es como un ardor más bien.
—No tenías que hacerlo, señorita.
—Lisa, ¿Estás bien?— preguntó Akira, mirándome fijamente
—Si, estoy...—mi cabeza daba vueltas
—Será mejor que la lleve a su habitación.—el doctor me ayudó a llegar a mi habitación y me recostó en la camilla
—Déjame ver la herida, lisa.—el doctor miró la herida, pero todo parecía estar en orden
—¿Nada malo?
—No, pero no puedes hacer ese tipo de desarreglo, es por tu bien. Te daré medicamentos para el dolor, pero va a causarte sueño.
—Lo siento. Hoy quiero llevarle a nuestra hija a Akira, no hay problema con eso, ¿Verdad?
—Eso le puede ayudar, pero por ahora descanse algo y luego más tarde lo hace.
—Gracias por todo lo que hace por nosotros.
—Esa es mi obligación como médico, ayudar a los que me necesiten. Ahora descanse. — el doctor salió de la habitación a buscar el medicamento, pero antes que regresará ya me sentía muy cansada por lo que quede profundamente dormida
Al despertar rápidamente, me dirigí a buscar a mi hija para poder llevarla con Akira. En mi camino me encontré a mi madre.
—Mamá, ¿Dónde has estado?
—En la casa, hija. Les preparé algo delicioso.
—¿Por qué no habías venido antes?—no veo a mi madre desde el primer día en el hospital
—No importa, mi amor. Aquí estoy, es lo importante—con una sonrisa inusual me entregó una bolsa
—¿Has visto a Kaori?—le pregunté, pero no recuerdo que la haya conocido
—Solo la ví una vez; aunque no me dejaron estar mucho tiempo detrás de la ventanilla.
—Acompáñame para que la conozcas.— le agarré la mano
Mi mamá estaba actuando algo extraña. Ella al igual que yo somos malas para mentir, solo espero que sea producto de mi imaginación