Sentía como si hubiera dormido demasiado. Suspiré y me estiré. ¿Qué hora será? ¿Qué es esto que me sujeta tan fuerte? Traté de voltearme y grité al ver que el Sr. Akira estaba acostado al lado mío.
—Que mujer tan ruidosa —se sentó en el borde de la cama molesto.
Ahora que recuerdo anoche estuve con el Sr. Akira en el baño. Al recordar lo que sucedió, puse mis manos en la cara de la vergüenza que sentía. ¿Por qué tengo que recordar eso en este momento?
—¿Por qué tapas tu cara?— preguntó serio.
—Por nada. Iré a bañarme.
—¿Planeas no invitarme?
—Prefiero un poco de privacidad—caminé rápidamente al baño.
¿Por cuánto tiempo más planea seguir con esto? Espero poder bañarme tranquila y que me dé mi espacio. No quiero tenerlo cerca.
Al entrar a la ducha, escuché la puerta del baño.
—¿Así que me estás evitando?
—No, no es lo que cree.
—Entonces, ¿En qué pensabas cuando despertaste? —se acercó lentamente.
—¿Qué es lo que quiere de mí, no le fue suficiente anoche?— desvié la mirada.
—No, no es suficiente, corderito. Al parecer me desprecias mucho, pero no creo que tanto como yo.
No entiendo lo que pasa por su mente. Ayer era una persona diferente a la que hoy tengo en frente. No es que me moleste, pero no me siento segura.
—No te desprecio, solo quiero mi espacio— fingí una sonrisa.
—No tardes— dijo antes de salir del baño.
Es tan difícil entender en qué piensa o qué quiere. Hace que me preocupe. Espero no se canse de mi y destruya nuestro trato. Será mejor que me de prisa.
Akira:
—Sr. Akira, le preparé el té— me dijo la empleada.
—Lléva las pastillas a la habitación y asegúrate de que las tome.
—Como usted ordene, Señor.
Lisa:
—Buenos días, Srta. Lisa. ¿Puedo pasar a la habitación? — preguntó la empleada.
—Por supuesto.
—Le traje su desayuno y las medicinas.
—Gracias.
—El Sr. Akira la está esperando en su estudio.
—Gracias por avisarme.
Luego de terminar, fui al estudio a encontrarme con el Sr. Akira.
—¿Me necesita?— pregunté directamente.
—Sí, te daré toda la información del plan que estaremos realizando. Lo primero es que no te quedarás más en esta casa. Te enviaré a una de mis suite que es la más cerca de la universidad a la que vas a ir. Segundo, no creas que estarás sola, estarás vigilada en todo momento. Tienes completamente prohibido salir sin ninguno de mis guardaespaldas. Nada de salidas sospechosas. Estarás asistiendo a la universidad con el motivo de acercarte al Sr. Carter. Vas a desempeñar todo lo que leíste. No podrás ver a nadie. Te daré un celular donde todas tus llamadas serán intervenidas, así que espero que no intentes ninguna estupidez. Tu único objetivo es el Sr. Carter; nada más ni nada menos, ¿Entendido? —me miró fijamente.
—Entendido. Tengo una pregunta más. ¿No podré saber de mi mamá?
—No podrás verla, pero no te preocupes, me voy a asegurar de que esté vigilada, tanto como tú— juntó sus manos, y sonrió.
—¿Por qué vigilada?—pregunté asustada.
—Por si intentas una mala jugada— esbozó una escalofriante sonrisa.
—Espero cumpla con el trato que acordamos—le miré fijamente.
—No debes preocuparte por mí, deberías preocuparte por ti. Recuerda que no acepto errores—se levantó de la silla.
—Daré lo mejor de mí—respondí sin titubear.
—No vamos a poder vernos, supongo que estás feliz con eso, ¿Cierto? —me agarró por la cintura, y me giró de espalda a él —. Supongo que no extrañarás esto.
Mi cuerpo seguía temblando al tenerlo tan cerca. ¿Cómo podría extrañar esto? Me causa miedo y asco. Eso pensé, pero no podría decirlo.
—Puede ser— cerré los ojos.
Lamió y mordió mi oreja, a la misma vez que tocaba mis senos por encima de la ropa. Dejé escapar un suave gemido involuntario.
—Tu cuerpo es muy honesto, corderito — susurró en mi oído.
Mi cuerpo no puede aguantar esto. ¿Por qué me siento así?
—Detente, por favor—le pedí.
—Me detendré, pero no porque lo pides, si no por que quiero asegurarme de que tu cuerpo no me olvide —susurró en mi oído, antes de alejarse —. Volviendo al tema principal; no importa lo que tengas que hacer para acercarte al Sr. Carter, deberás tenerlo comiendo de tu mano. Luego te daré más indicaciones. Estarás en su misma clase. Recuerda que entre más cerca lo tengas mejor.
—Entendido.
—El chófer te está esperando. Irás directo al suite. Te entregará todo lo que vas a necesitar. Si necesitas algo, habla con el chófer para que me pase el mensaje, ¿Todo claro?
—Sí, todo claro— asentí con mi cabeza.
—Ya puedes irte, y recuerda cada detalle de esta conversación.
—Bien— salí del estudio.
El chófer me trajo a la suite, y no nos dirigimos palabra en todo el camino.
—Srta. Lisa, tenga todo lo que necesita. El Sr. Akira contrató una sirvienta para que se encargue de todo. Pasaré en la mañana a las 6 a recogerla para ir a la universidad. Deberá estar preparada ya a esa hora. Cualquier otro detalle o duda, puede consultarlo conmigo, señorita.
—Gracias, estoy muy clara— caminé a la suite.
Era realmente un lugar muy grande. Tuvo que valer una fortuna poder comprar algo así.
—Bienvenida, Srta. Lisa. Fui contratada por el Sr. Akira. Estará a mi cuidado durante su estadía. Espero poder serle de mucha ayuda.
—Gracias— sonreí.
Es mucho más dulce que las otras empleadas. ¿Con qué la habrá chantajeado? Conociéndolo, imagino que todas las personas que están a su alrededor es porque las obliga. Es una persona realmente horrible. Debo acostumbrarme a estar aquí. Quizás ahora mis días sean un poco más llevaderos y, más, porque no tendré que soportar su cara ni sus mandatos. Es un ser despreciable, un maldito cretino. Cree que puede manejar a todo el mundo a su antojo. Dejé escapar un suspiro de alivio.
No puedo permitir que sin estar aquí, me atormente su recuerdo. Debo pensar bien en lo que haré. No puedo cometer ningún error, o ese maldito me hará sufrir las consecuencias.
A la mañana siguiente:
El chófer me recogió temprano para traerme a la universidad.
—Srta. Lisa, Espero que le vaya bien en su primer día —me dijo el chófer.
—¿No sabe porqué razón el Sr. Akira quiere a este sujeto?
—No es importante hablar sobre eso. El Sr. Akira se molestaría si la escucha con esa curiosidad. Le recomiendo discreción con el tema— respondió seriamente.
—Gracias—me bajé, y me despedí.
Todo el mundo le tiene miedo al Sr. Akira. Es cierto que es alguien horrible, pero ¿Cómo puede tener tanto poder e influencia en todos?
La universidad era un lugar verdaderamente gigante. Espero no perderme en mi primer día. No alcancé a ver a nadie como el Sr. Carter por ahí. Dejándome llevar por el mapa de la escuela, debería estar aquí el aula de clases. Esperaba no llamar mucho la atención y pasar desapercibida. No había mucha gente. Supongo que me he salvado. ¿Dónde podría sentarme? No quiero ocupar la silla de nadie.
Me acomodé en una de ellas. Estaba un poco alejada de los demás. Es perfecta para poder ver de lejos al Sr. Carter cuando se presente.
—Buenos días, alumnos. Ya estamos por comenzar la clase. Tomen asiento —dijo la profesora, mientras miraba directamente a mi lugar.
¿Será que sabe que soy la estudiante transferida?
—Tenemos con nosotros una nueva estudiante. ¿Puedes presentarte, querida?
—Por supuesto, profesora—me levanté del asiento—. Mi nombre es Kyomi Kimika, tengo 18 años y me mudé recientemente a Tokio. Espero cuiden de mi— hice reverencia.
—Bienvenida, espero le muestren los alrededores luego.
—Gracias, profesora— tomé asiento.
¿Será que faltó a clases? No he visto rastro del Sr. Carter desde que llegué. ¿Y si me equivoqué de clase? No puede ser posible. Quizá se sentía indispuesto y no asistió a clases por eso. Al menos eso quiero pensar.
A la hora de recreo, fui a dar una ronda por la escuela. Debo investigarla más a fondo también. Todas las personas eran de alta clase, las típicas mujeres que solo se miran todo el día en el espejo. Reí internamente.
Este lugar es demasiado grande. ¿Cómo regresaré a mi aula? Tendré que preguntar.
—Permiso, ¿Podría decirme dónde está el aula A-1?
—¿Eres nueva? —preguntó el desconocido.
—Sí, no sé nada de este lugar. ¿Podría decirme dónde está?
—Sería un placer, jovencita—respondió amablemente.
—¿Cuánto tiempo lleva en esta universidad? —le pregunté para acabar con el extraño silencio que se había formado.
—Es mi segundo año.
Caminamos en silencio por un pasillo, pero estaba algo oscuro. Miré alrededor, pero las luces de las aulas estaban apagadas.
—Ya llegamos, jovencita.
—Este lugar no se parece en nada al aula donde estaba— le dije confundida.
Sentí una mano que tapó mi boca y unas brazos que aguantaron los míos. No podía moverme. ¿Por qué me hacen esto? Quería gritar para que me soltaran, pero no podía. Forcejeaba para poder soltarme, pero era imposible. Me halaron por el pelo y me tiraron al suelo. Intenté gritar, pero taparon la boca nuevamente.
Se escucharon muchos murmullos alrededor, hasta que me soltaron y pude volver a respirar. Una mano se extendió frente a mis ojos, y la tomé.
Era un chico de cabello negro, alto, tez blanca y ojos azabache. Nunca había visto a alguien igual.
—¿Te encuentras bien?— preguntó el chico.
—Sí, ¿Por qué me hiciste esto? — pregunté asustada, y retrocediendo.
—No fui yo, fueron ellos— señaló a dos chicos en el suelo, y ambos estaban golpeados —. Éste será nuestro pequeño secreto —sonrió inocentemente —. Debes culpar a esos cobardes. Te acompañaré a la oficina del director.
¿Quién será? Es tan amable. Todo lo opuesto al Sr. Akira.
Caminamos a la oficina, y el chico venía sujetando a los otros dos.
—Buenos días, preciosa. Estoy buscando al director para traer a estos cobardes que intentaron abusar de esta jovencita— le dijo el chico a la asistente del director.
—Ya se lo digo— le respondió coqueta.
—¿Por qué haces eso?— le pregunté.
—Así funcionan las cosas en este lugar. Eres nueva, ¿verdad? Te aconsejo que no confíes en nadie de aquí— miró a ambos chicos que trajo de las orejas.
—Adelante, Sr. Carter —le dijo la asistente.
¿¡SR. CARTER!? ¿Acaso esta persona es el verdadero Sr. Carter? Eso es imposible. No parece en nada al de la foto.
—Sr. Carter, tome asiento, por favor. ¿Qué lo trae por aquí?— preguntó el director, visiblemente nervioso.
—Estas dos personas intentaron hacerle daño a la señorita, ¿Qué tipo de escuela es esta? ¿Permiten entrar a cualquiera o qué?— preguntó en un tono molesto.
—Yo me encargo, Sr. Carter. No tiene de qué preocuparse— el director me miró—. Perdone las molestias que le han causado estos estudiantes. Esto no se va a quedar así.
—Una disculpa no es suficiente, luego del mal rato que pasó la señorita— respondió el Sr. Carter, antes de que yo pudiera hablar.
—Si no hubiera llegado el Sr. Carter, no sé que hubiera sucedido. Esta escuela no me parece segura. Creo que debería considerar marcharme.
—Señorita, le ruego que no haga eso. Me encargaré de su seguridad de ahora en adelante.
—Las cosas no se pueden quedar así. ¿Por qué no enviamos un informe a sus superiores? No es el primer suceso que ocurre en esta escuela; además, creo que el rango de director no se le da muy bien — añadió el Sr. Carter.
—Entonces, ¿Debería reportarlo?— le pregunté, dedicando una mirada retante al director.
—No, por favor. Les ruego que no hagan nada de eso. Yo no dejaré que nada más de esto suceda. Les ruego consideren mi palabra —dijo con voz temblorosa, y uniendo sus manos.
Creo que este juego se está saliendo de control. No sé que planea el Sr. Carter, pero parece que no le cae muy bien el director, es por eso que le seguí la corriente.
—¿Qué piensas sobre eso?— pregunté, dirigiendo una mirada al Sr. Carter.
—Si sucede algo más en esta escuela, me encargaré personalmente de que lo saquen de aquí—dijo el Sr. Carter en un tono amenazante.
—Gracias les aseguro que nada de esto volverá a suceder —nos dio una última mirada.
—Ya nos vamos. Buenas tardes, director —dijo el Sr. Carter, antes de salir de la oficina.
—¿Viste su cara? — preguntó riendo.
—Sí, realmente estaba aterrado—ambos reímos—. ¿Por qué me seguiste el juego?
—Porque tal parecía que iba a morir del susto.
—Eres una niña mala— continuaba riendo.
—Ha pasado mucho en mi primer día de clase— desvié la mirada.
—¿Te sientes bien?— preguntó.
—Sí, me siento mucho mejor. Gracias por tu ayuda— sonreí.
—No hay problema —desvió su mirada, parecía avergonzado.
—¿Te sientes bien? —le pregunté.
—Sí, te llevaré a la entrada de la escuela — llevó su mano a la nuca, y sonrió.
¿Será que está avergonzado? Pensé, dejando escapar una sonrisa.
—Espero que nuestro encuentro no termine aquí — le dije.
—Espero poder verte de nuevo.
—Gracias por todo — me despedí, y me dirigí al auto.
—Buenas tardes, señorita. ¿Por qué salió más temprano? ¿Alguna novedad? —me preguntó el chófer.
—Sí, creo haberlo encontrado, pero no tiene el mismo aspecto que en la foto. Estaba totalmente distinto. Por otro lado, debo contarle lo que sucedió.
—Cuando la lleve a la casa me dice todo los detalles, para así hacerle saber al Sr. Akira.
—Me parece bien.
Me perdí en el paisaje a tráves de la ventana. No entiendo porqué el Sr. Akira tiene interés en Carter. No parece una persona de haber cometido nada malo en contra de nadie. No entiendo cuál es su interés. Debo asegurarme de que realmente sea el Carter que él está buscando. Quizá cambió su apariencia para que no lo reconozcan. No veo otro motivo.
—Bienvenida a casa, Srta. Lisa—dijo la empleada, mientras que tomaba mi mochila—. ¿Cómo ha sido su día?
—Gracias, fue un día muy bueno.
—Le enviaron unas flores, Srta. Lisa.
—¿Flores?
Me acerqué a las flores para oler su aroma. ¿A qué viene todo esto?
—¿Y esto qué es?— saqué de entre las flores una pequeña caja que contenía una prenda muy fina. Jamás había visto una prenda así en mi vida —. ¿Con qué motivo hizo esto? ¿Acaso planea comprarme?— solté la caja molesta—. Pon las flores en agua para que no se marchiten, y llévalas a mi habitación— caminé al estudio para hablar con el chófer.
Hay mucho que resolver y en mucho que pensar.