Una vez estuvieron solos después de que se sirviera la comida, parecía que el ambiente se había tranquilizado, aunque Anna se notaba en alerta continua, eso hizo que Ryo se sonriera, entre mas la miraba mas le gustaba este lado luchador que estaba viendo en su acompañante.
- Bueno y ...¿que has hecho durante este tiempo que has estado fuera de aquí?- dijo en tono conciliador, quería conocer algo mas de ella.
- Estudiar, trabajar, amar... - respondió Anna sin mojarse demasiado en su respuesta, pero enseguida noto una reacción en su pareja.- lo normal para una chica de mi edad, pero supongo que lo mas importante que hice fue madurar.
- ¿ Que estudiaste?- él lo sabía perfectamente, pero no quería que se notara lo mal que le había sentado eso de amar, quizás ella tuviera a alguien esperando por ella, o ella estaba esperando por alguien, no le gustaba ninguna de las dos opciones.
- Estudie Diseño de moda, siempre me gusto la moda y vi mi oportunidad al ir a estudiar al extranjero, así que me dedique en cuerpo y alma a ello. - se podía notar que amaba su profesión por el brillo de su mirada, y como aparecía la espontaneidad en sus palabras.- me invitaron a participar en algunos desfiles, pero yo quería algo más intimo, así que me decidí por abrir una boutique, así hago algo que me encanta y las presiones son menores.
- Quizás algún día te animes a colaborar con nosotros.- Ante todo era un hombre de negocios y se notaba con ese comentario.
- Quien sabe, nunca se sabe que acabaré haciendo. La verdad estoy contenta de haber vuelto, pero echo mucho de menos mi taller de allá, el aire que se respiraba allí y como crear algo nuevo te llena de nervios y a la vez de alegría una vez que terminas un proyecto.
- Bueno pero... ¿puedes hacer ese trabajo aquí o te vas a volver?.
- Diseñar puedo hacerlo en cualquier lugar... pero mi equipo allí es insustituible, supongo que puedo crear algo parecido aquí, bueno al menos ese el proyecto, pero con el tiempo me volveré a ir...
-Pero aquí tienes a tus padres que seguro que te echan de menos.- en ese momento tuvo la necesidad de convencerla de que se quedara.
- Mis padres están muy bien aquí, ellos viven muy bien con sus eventos y amistades. Mi madre solo haría que me metiera en una lista increíblemente larga de citas, para buscarme pareja, todo para acabar casándome con alguien que solo querría hacerse con la empresa de mi padre y que a la primera de cambio me pondría los cuernos con su secretaria.
- Sabes que eso no siempre es así, tus padres tienen un matrimonio feliz y los míos también, que te hace pensar que no vas a poder conseguir lo mismo.- Nunca pensó que ella tendría una vista tan cínica de la vida, quien le había roto el corazón de esa manera.
-Si, lo sé, pero yo no estoy hecha para eso, me di cuenta de eso hace mucho ya, así que para que intentar algo que sabes que no va contigo.- ella había soñado con su príncipe azul hacía mucho tiempo, hasta que se dio cuenta que de conseguir dos personas que se amen mutuamente era difícil y ni eso garantizaba que fuera un matrimonio feliz, además en la sociedad donde ellos se movían, todo era producto de intereses, ya fueran económicos como de estatus social y ella no estaba dispuesta a jugar ese juego, lo más extraño es que fuera justamente a Ryo al que le estaba contando eso.
- Te tuvieron que hacer mucho daño para pensar así.
- Es curioso que seas tu el que parezca ser un romántico empedernido y yo la cínica de esta conversación.- aquello hizo que se sonriera.
- En realidad no me considero nada romántico, soy demasiado práctico para eso, pero si alguien me gusta voy a por ello- se podía notar la sinceridad en sus palabras.
- Wow.... estoy viendo una señora Lee en camino....- le salió la puya como cuando hablaba con Lu, pero en el fondo le dio un poco de pena saber eso.
- No que va... si fuera por mi madre o mi abuela ya estaría casado y dándoles nietos... pero sigo buscando ese alguien especial...- en su mirada se veía una intensidad que hizo poner nerviosa a Anna.
- Bueno sea quien sea esa afortunada señorita, seguro que puedes hacerla feliz.- dijo en tono conciliador, aunque el alma se le desgarraba un poquito más.