章 114: El secreto que no se puede contar (8)
Las lagrimas calientes empezaron a correr a través de sus dedos. Temblaron ligeramente cuando ella trato desesperadamente de contener las lagrimas, pero cuanto mas lo intentaba, mas lagrimas salían. Al final, una corriente sin fin fluía por su cara. Ella se lo froto apresuradamente, tratando de limpiarlo todo.
Lu Jinnian había querido irse después de esa linea, pero justo cuando estaba a punto de volverse, por el rabillo del pudo ver el brillo de la lagrima que había caído sobre sus dedos. Se quedo inmóvil al instante, paralizado, incapaz de moverse una pulgada.
Pronto, vio claramente la interminable corriente de lagrimas golpeando sus dedos. Sus manos apretaron en un puño apretado. En el momento en que ella levanto las manos para limpiarse la cara, el de repente extendió la mano y la agarro, empujándola hacia delante. Con la otra mano, le levanto la barbilla.
La vista de la pequeña cara de Qiao Anhao empapada en lagrimas apareció a la vista.
Sus ojos eran grandes y bonitos, las entrañas llenas de lagrimas. Ella debe haber estado tratando de contener sus lagrimas cuando sus labios estaban fuertemente apretados y su nariz roja brillante. Su expresión triste parecía lastimosa e injusta.
Una ola de emociones inundo los ojos de Lu jinnian. No puedo evitar apretar el agarre que tenia en sus manos mientras luchaba internamente. Varias veces, los dedos que tenia en su barbilla querían estirarse para limpiar sus lagrimas, pero cada vez que aflojaba un poco su agarre en la barbilla, la apretaba al instante.
Bajo la mirada de Lu Jinnian, las lagrimas comenzaron a correr a un ritmo mas rápido. Detrás de la interminable corriente de lagrimas, Qiao Anhao no pudo ver su expresión, pero el instinto le dijo que estaba agitado, aparentemente enojado pero que no.
Justo cuando ya no podía soportarlo mas, sus lagrimas goteaban sobre los dedos de Lu Jinnian que tenia en su barbilla, luego fluyeron a su palma.
Sus lagrimas estaban ligeramente frías, pero una vez que golpearon su palma, enviaron una llama directamente a su corazón, quemandolo con nerviosismo. Al momento siguiente, le soltó la barbilla, dándole la espalda con fuerza. Camino hacia la puerta de su auto, entro, y apresuradamente golpeo el acelerador, acelerando.
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