Taehyung golpeaba repetidas veces la puerta de la van. Estaba molesto. Jimin y yo lo veíamos a una distancia segura libre de golpes. Los demás llevaron a Kim Jongkook dentro de la base. Era lógico que nosotros dos nos quedáramos a ver cuándo se decidía calmar Taehyung y decirnos el motivo de su frustración. Soltó un golpe con tanta fuerza que dejó una abolladura en la puerta. Bajó el puño, sus nudillos estaban lastimados, le sangraban. Miré a Jimin y le indiqué con la cabeza que ya era seguro acercarnos a Tae.
Mi hermano tiró una última patada y se pasó las manos por el cabello bruscamente. Jimin extendió la mano para posarla sobre el hombro de Taehyung, pero un grito por parte de este hizo que se sobresaltara y apartara la mano inmediatamente.
—¡Soy un inútil de mierda!— gritó dispuesto a golpear la van de nuevo.
Jimin se posicionó frente a él rápidamente y detuvo su puño con la palma de su mano. Mi mejor amigo no lo demostró fácilmente, pero sé que le dolió porque por un momento hizo un puño con su mano libre.
—Deja de dañarte, Taehyung— pidió Jimin.
—¡No! ¡Solo así voy a aprender!
—¿Aprender qué? ¿A hacerte polvo los nudillos? No podrás entrar en combate de esa manera— dije poniéndome junto a mi amigo.
—¿Acaso importa? Fui lo suficientemente obsoleto como para que hayas tenido que ir a salvarme. No pude deshacerme de unos bastardos que me tenían acorralado contra la pared. Todos terminaron con su trabajo, ¿y yo? Me tuvo que salvar mi hermana— comentó mientras se daba por vencido con su actitud. Bajó la guardia.
—Cualquiera pudo haber necesitado ayuda, esta vez te tocó a ti. La próxima vez podría ser yo, podría se Hoseok o incluso podría ser Parker— explicó Jimin—. No dejes que lo que ocurrió hace unos momentos defina tus habilidades.
Taehyung ya no dijo nada. Se cansó de luchar. Le susurré a Jimin que se lo llevara dentro para que descansara un poco. Este me hizo caso inmediatamente. Rodeó los hombros de Tae con su brazo y se lo llevó dentro de la base.
Yo me dirigí hacia la barra que estaba dentro del establecimiento. Quería un trago. Estaba cansada de usar tacones así que me los retiré despreocupadamente y los aventé por ahí, ni siquiera revisé dónde. No puedo andar por la base en ropa interior, solo por eso no me he retirado el vestido. Llegué a la barra, tomé un vaso y me serví whisky. El alcohol hizo mi garganta arder. Sentí el tacto de su mano en mi cintura, se amoldaba perfectamente a esta. Su colonia Hugo Boss volvía a invadir mis fosas nasales. Mi piel se volvía a tapizar de piel de gallina. Y mi cuello sentía su respiración caliente sobre este. Yoongi.
¿Qué hago pensando en él? No sé. Causa un efecto en mí que...me deja fuera de mí. No, basta. Lo que menos necesito ahora es pensar en un hombre. Solo debo enfocarme en la misión.
—¿Me sirves uno?— la voz ronca de Yoongi me trajo devuelta al mundo real.
Sentí como si me hubieran echado una cubeta con agua fría encima. Agradezco eso. Me estaba dejando llevar por lo que sea que fuera que me hacía sentirme así.
Tomé otro vaso de vidrio y le serví whisky a Yoongi.
—¿Ya lo dejaron en algún lugar?— pregunté refiriéndome al nuevo rehén.
—Lo dejaron en una celda a tres cuartos de donde está Gijoo— informó antes de beber su whisky.
—Oh, bien— bebí de nuevo. No sabía de qué hablar con él. De un momento a otro todo se volvió incómodo.
—¿Qué te ocurrió en el cuello?— cuestionó apuntando a mi cuello vagamente.
Dirigí mi mano hacia donde apuntó. Lo miré extrañada. Dejé la barra y caminé hacia unos metros detrás de Yoongi donde había un espejo. Retiré mi mano del cuello. Tenía un rasguño. No era grave, no quedaría cicatriz. De seguro esto pasó mientras combatía, por eso no me di cuenta. La tomé con la yema del dedo. Arde. Bufé mirando hacia el techo. Me di la vuelta para regresar por mi whisky, pero no pude. Algo me lo impedía. Alguien me lo impedía. Choqué con el pecho de Yoongi.
Tomó un mechón de mi cabello y lo corrió hacia atrás de mi hombro. Dirigió su mano hacia mi cuello. Tocó el rasguño. El toque de su piel contra la mía me hizo dar un respingo inconsciente. Él alejó la mano un poco, me miró y luego volvió a dirigir la mano hacia mi rasguño. Esta vez no me alejé.
—No tengo ni la menor idea de lo que sucede— susurró con voz grave.
—¿Acaso debes saberlo?— pregunté con el mismo volumen de voz.
—Tal vez es lo que menos me importa— dijo para besar mi cuello delicadamente.
Cerré los ojos por mero reflejo. Sus labios eran suaves y cálidos. ¿Qué demonios estoy haciendo? Estoy dejando que me bese así como si nada, me estoy rindiendo ante él. Todo él me debilita. Desde el momento en el que lo vi ha tenido un efecto en mí, simplemente no quiero aceptar el tipo de efecto que posee. Sería darle demasiada importancia. Aún si no puedo hacer nada contra él debo resistirme.
—Debo ir al dormitorio— dije una vez que separó sus labios de mi cuello—. Disfruta el whisky.
Salí de ahí inmediatamente. Tomé mis tacones, los cuales estaban tirados junto a un mueble, y me los puse. Me regañaba mentalmente por dejarme ceder rápidamente ante un hombre de quien prácticamente solo sé su nombre. Min Yoongi. Llevo poco tiempo de saber de su existencia, ¿está ocurriendo algo que yo no alcance a ver? No me puedo permitir el caer ante él. Primero están las misiones, luego mis sentimientos...sean los que sean.
—¿Vas a algún lado?— preguntó una voz entre las sombras antes de que yo saliera de la base.
—Al dormitorio— contesté subiendo las escaleras.
—¿Te llevo?— Jungkook salió de entre las sombras. Un problema similar del que me acabo de escapar.
—No gracias, puedo ir sola— dije para salir del edificio.
Sentí un agarre en la muñeca. Jungkook me giró hacia a él. Mi mirada se clavó en su pecho. Dirigió su mano libre hacia mi frente.
—Estás caliente— informó—. Y al parecer bebiste.
—¿Cómo es que-
—Tengo el olfato sensible— interrumpió.
—Llévame— pedí—, pero no puedes hacer preguntas.
—Trato— aceptó rápidamente.
Jungkook me soltó la muñeca. Lo seguí hasta la cochera subterránea de la base. Caminó hacia un auto deportivo rojo. No lo había visto antes. Me supongo que es porque realmente no le pongo mucha atención a los demás. Subió al asiento del piloto y yo al del copiloto. Empezó el auto. Jungkook arrancó en camino hacia los dormitorios. Yo miraba por la ventana la falta de edificios, el campo lleno de pasto, los árboles verdes, era completamente tranquilo. Estábamos a dos horas de la ciudad, por lo tanto estaría dos horas en el auto con Jungkook.
—¿Te molesta si pongo música?— preguntó.
—Para nada— dije despreocupada.
Él dirigió su mano hacia la pantalla táctil del auto. Seleccionó "Bluetooth Audio" y puso play a la canción que fuese a sonar. Mi humor cambió de un momento a otro. Me volví a retirar los tacones y me senté con las piernas cruzadas en el asiento.
—No, I don't wanna go too fast (too fast)No, 'cause nothing really lasts, yeahI think I need some timeBut I can't get you off my mindNo, no, no, no
Canté. Esta canción es una de mis favoritas. "Fxxk It" de Big Bang. Si bien no sonrío muy seguido y tengo un sentido del humor muy agrio, esta canción saca mi lado divertido. Y a juzgar por la cada de Jungkook, no soy la única. Ambos cantábamos. Nuestras voces se combinaban bien. Sentí como si hubiéramos cambiado completamente de personalidades. Me sentí bien. Viva. ¿Es así como me puedo sentir con una sola canción? ¿O es el hecho de que los ojos del menor estén brillando de la manera en la que lo hacen? Un brillo se apoderó de esos ojos café claro que siempre están apagados.
No sabía que su sonrisa es hermosa, ni que sus ojos brillan, ni que sos músculos resaltan sin hacer el mínimo esfuerzo. No, dije que no me centraría en este tipo de sentimientos, lo dejaré ir.
Toqué mi cuello, donde está mi rasguño. Lo sentí caliente cuando recordé los labios de Yoongi sobre este. Tragué saliva duro. Mierda, no estoy en mis cabales.
Las dos horas se pasaron rápido. La música que Jungkook ponía hizo que el tiempo se pasara como si nada. Estacionó el auto frente a los dormitorios y quitó el seguro de la puerta.
—¿No te quedas?— pregunté.
—Creo que es mejor que regrese.
—Conduciste por dos horas, al menos tómate un rato antes de regresar— dije antes de bajar del auto mientras me ponía mis zapatos.
Cerré la puerta detrás de mí. Me abracé debido al viento frío que se desató de un momento a otro. Caminé apresuradamente hacia la entrada. Llegué al edificio. Me dirigí hacia el elevador y presioné el botón del piso donde se encuentra mi habitación. Lo primero que hice al entrar a esta fue retirarme el vestido y los zapatos. Me lavé la cara después de ponerme mi pijama junto a mis pantuflas. Bostecé. Tengo sueño. Necesito un té.
Bajé a la cafetería para prepararme un té. Todo estaba inusualmente silencioso y solo. Supongo que muchos aprovechan que es fin de semana para ver a sus familias o simplemente salir. El ambiente de aquí puede llegar a ser estresante.
Después de prepararme mi té fui a la sala de reuniones y lectura. Había muchos sillones solos. Me senté en una esquina donde había un sillón con almohadas afelpadas, una lámpara de noche y una mesa de centro hecha de madera.
—Parker Turner— escuché una voz pronunciar mi nombre.
—No estoy para juegos— avisé—. Si tienes algo que decir solo sal y hablemos— pedí.
La silueta de un hombre comenzó a acercarse hacia mí. El chico se sentó frente a mí.
—Creí que estabas de misión.
—Lo estoy— afirmé—. Es solo que tener a Min Yoongi cerca no me hace bien.
—¿Ah sí?— preguntó subiendo una ceja.
—Bueno, no es que estés muy interesado en el tema, Daehyun— dije bebiendo de mi té.
—Oh no, lo estoy. Justo de eso quiero hablarte.