章 33: 32. Fiestas
Daniel se giró y me dijo:
-No pasa nada, la voy a quitar. Nadie lo sabrá esta manta la he puesto para hoy. Mi madre no se va a dar cuenta, no te preocupes, ¿Vale?- Asentí consciente de que no estaba del todo segura, Daniel me dio la mano y no me dejó vestirme. Me pidió que le acompañara al baño, entramos y encendió la estufa, cuando el baño estaba calentito, empezó a llenar la bañera y me dijo mientras me abrazaba:
-Quiero que te relajes, vamos a meternos dentro y a dejar que el gel nos limpie. Te voy a lavar muy despacio, pero no haremos nada, hoy está siendo el mejor día de mi vida.- Cuando la bañera estuvo llena me ayudo a entrar primero, después entro él, cogió una esponja con gel y empezó a lavarme la espalda, los hombros, etc. Fue muy tierno, después me pasó la esponja e hice lo mismo, me puse nerviosa al ver como su miembro se levanto cuando mis manos quisieron lavarlo. Daniel avergonzado y riéndose me dijo:
-¡No puedo controlarlo! ¡Tiene vida propia!- Se sentó en la bañera y yo me senté encima, de otra manera no cabíamos. Estaba muy relajada, el agua caliente, el jabón con olor a océano, sus manos acariciándome suavemente, sus besos por mi cuello tan dulces, no podía pedir más.
Al rato miro su reloj y dijo sonriendo:
-Nos tendremos que vestir y cenar me gustaría seguir así pero se nos hará tarde si nos quedamos mucho tiempo en la bañera.- Salió y congio un albornoz de color verde, después cogió uno de color naranja, el verde se lo puso él y el naranja me lo paso. Cuando le pregunte de quien era el naranja me dijo que era mio, lo había comprado para cuando me quedara a dormir en su casa.
Nos vestimos y bajamos a cenar, aun tenia la sensación de tenerle dentro de mí. Cuando estábamos recogiendo la mesa entraron sus padres con María, me felicitaron y María me dijo:
-¡No lo digas pero estoy saliendo con Carlos!- Me alegre por ella, intente decírselo pero Daniel me estaba pidiendo que nos fuéramos o mis padres se enfadarían con él. Al llegar se bajo de la moto y entramos en el portal, allí nos besamos un montón y al despedirse me dijo:
-¡Te amo tanto! Espero que tú también me quieras mucho por que si ahora me dejaras me moriría. Estoy rendido a tus pies, eres mi mundo, eres mi Emi, eso no va a cambiar nunca.-Mi corazón estaba latiendo muy fuerte cuando le abracé y después de besarnos le dije en el oído:
-¡Yo también te amo! No quiero que esto cambie nunca, quiero que estemos juntos para siempre.-Mis ojos estaban llorosos, Daniel me beso de nuevo y me abrazó para que me calmara. No podía entrar a casa con una cara así, por suerte me había puesto colonia de María.
Mi ropa y mi pelo olían a Daniel pero la colonia lo camuflaba un poco, entre en casa y nada, no se dieron cuenta. Me fui directamente a mi cuarto, me acosté en la cama recordando en como Daniel me había amado. Me sentía muy feliz mi corazón iba muy rápido cada vez que lo recordaba, me sentía muy querida.
Levante mi mano y acaricie la pulsera, no me la iba a quitar en la vida, me encantaba. Era uno de los pocos recuerdos que tenia de Daniel, su primer regalo había sido el casco. Me decía que me tenia muy consentida, me trataba muy bien y se preocupaba por mí.
A la mañana siguiente mi madre vio la pulsera mientras desayunaba. Me dijo:
-¿Y eso? ¡Que bonita! ¿Cuánto tiempo lleváis saliendo?-Casi me atraganto con una galleta, pero le dije:
-Vamos a hacer siete meses creo, depende de por donde empieces a contar. ¡Es un regalo de cumpleaños!- Mi madre me dijo:
-Es un regalo caro para el tiempo que lleváis juntos espero que no la pierdas. ¿Y tú que le has regalado?-¡Ups! Mi cara se puso como un tomate, pero le dije:
-Estoy ahorrando no quiero quedarme atrás. Pero con la paga que tengo... no creo que pueda ser igual de caro.- Mi madre asintió y me dijo:
-¿Quieres mirar una pulsera para Daniel?- Le dije que si para que se callara, no iba a contarle nada sobre él día anterior. Mi hermana miró la hora y nos fuimos al colegio, por el camino nos encontramos con Pablo. Íbamos hablando de lo que nos tocaba ese día cuando me dijo, él:
-¿Aun se te notan? ¿Por qué llevas ese jersey?- Fingí que aun los tenía, no podía decirle que tenía unos nuevos más discretos pero los tenía. Ese día lo iba a pasar mal, hacia calor y yo con jersey de cuello alto. Para mí que mí madre sospechaba algo, por el jersey y por qué llevaba el pelo suelto. Al entrar Maya, estaba hablando Aida, al verme se acercó diciéndome:
-¿Qué tal tu cuello? ¿Aun se ven no? ¿O es que hay nuevos?- Era muy lista para lo que quería, Aida y María que acababa de llegar me miraban fijamente. Fingí que eran los viejos pero al tiempo que me apartaba el pelo, vieron la pulsera. Sorprendidas me dijeron:
-¿Y eso?- La mostré y cuando leyeron el nombre de Daniel, Maya me dijo:
-¡Es chulísima! Pero la fecha tiene unos números pequeños, ¿Por qué?- Le dije que era de una promesa, también del día que me la había regalado.
Ese día se pusieron muy pesadas pero no me sacaron ni una palabra, esa tarde fuimos a casa de María, a la hora de llegada de Daniel ellas estaban expectantes.
Cuando entró saludo y me beso con gran pasión, después me dijo:
-¡Después pásate por mi cuarto, tengo que hablarte de algo!- No dijo de que, pero cuando terminamos los deberes les dije que iba a ver qué quería Daniel. Ellas dijeron algo de que se iban a comprar unas cosas y que volverían después más tarde. Cuando entré me abrazo y empezó a besarme, me tumbo en su cama y me dijo:
-Estoy ansioso, no puedo dejar de recordar lo de anoche, necesito calmarme o no podré estudiar y tengo que hacer varios trabajos importantes.- Me quitó los dos jerséis de golpe, me quitó la falda y empezó a besarme por todos lados. Le pedí que fuera más despacio pero Daniel me dijo:
-No puedo, dentro de nada mis padres llegaran, ¿quieres que nos pillen?- Le dije que no, le deje que fuera todo lo rápido que quisiera, en cuestión de pocos minutos estaba desnuda y tumbada en la cama. Se puso encima algo violento, me besó todo el cuerpo y cuando vio que estaba tan intensamente excitada como él se atrevió a entrar en mi cuerpo. Nos llevo una media hora llegar al orgasmo, Daniel demostró una gran resistencia debido a que no bajo la velocidad en ningún momento. Después se fue a la ducha mientras yo me vestía, antes de salir de su cuarto me dijo con gran seriedad:
-¡Espérame aquí!- Me dio un beso en la frente y salió, como mis amigas no estaban me puse a mirar en mi agenda para saber los exámenes. Tenía mucho calor así que solo me puse el polo blanco, abrí una ventana para ventilar la habitación y me entretuve mirando uno de mis libros. Cuando entró Daniel, estaba tan concentrada que no me había dado cuenta. Daniel me dijo al verme tan seria:
-¿Tienes algún examen?- Le dije que no que solo estaba mirando los temas que habíamos dado.
Se sentó a mi lado y abrazándome me pidió perdón. Sorprendida le pregunte que por que lo hacia, él me dijo:
-Es que me siento mal, parece que solo te quiero para que tengamos sexo y no es así. Te quiero mucho y no quiero que nuestra relación se base solo en el sexo, quiero que podamos estar los dos solos sin que me desmadre.- Le sonreí y le dije acariciándole la mejilla:
-No me parece mal hacerlo cuando estés tan excitado, cuando quieras hacerlo solo dímelo, soy tu novia me molestaría que no me buscaras. También quiero que sepas que sé que esto no va a pasar todos los días. Soy consciente de que hoy es por que aun tenemos muy vivo lo de ayer.- Daniel asintió y nos encaminamos al estudio. A los diez minutos llegaron sus padres y las demás, nosotros estábamos repasando mis deberes. Tenía varias actividades que me estaban dando problemas y Daniel me las estaba explicando cuando su madre nos dijo:
-¿Cómo vais? ¿Necesitáis algo?- Le pedí un refresco y Daniel un baso de leche con chocolate. Su madre nos dejo estudiando y se fue a traernos lo que le habíamos pedido.
Después Daniel me acompaño a casa y quedamos en llamarnos al día siguiente. Cuando se despidió me beso y me dijo que me quería más que a nada en el mundo.
El día 28 de noviembre era el cumpleaños de Daniel pero no pudimos celebrarlo porque tenía exámenes, así que le dije apenada:
-Juntare tu regalo con el de navidad.- El asintió y solo se centro en los exámenes, mientras yo también lo hacía para que no se sintiera mal por no vernos tan seguido.
Pasaron los dias y llegó la navidad, para estas fechas tenia el regalo perfecto para Daniel. Habíamos quedado para vernos el día 25 por la tarde en la heladería de siempre. Por mensaje acordamos vernos a las ocho y tomar algo juntos, me puse un vestido negro y blanco. Era muy bonito y elegante, me planche el pelo y me maquille un poco. Mi madre me echó una mano con las puntas del pelo que no se quedaban bien. A las ocho menos cuarto ya estaba en la puerta, a los dos minutos llego Daniel con la moto. Al vernos no sonreímos al darnos cuenta de que ambos habíamos llegado antes de la hora. Me quedé mirándole cuando entramos y se quitó la chaqueta, llevaba una camisa de botones negra con un suéter blanco y unos pantalones negros. Lo mire pensando en que le resaltaba mucho el color de sus ojos, la gracia era que íbamos conjuntados, me quite mi abrigo, nos sentamos muy juntitos y antes de pedir nos besamos. Daniel miró mi bolsa que había dejado en la silla de al lado y dijo con guasa:
-¡Que grande! ¿Has comprado toda la tienda?- Le mire y siguiéndole la broma le dije que "casi", como no había mucha novedad pedí lo de siempre. Aunque era invierno pedirse un helado no estaba mal, Daniel se pidió un café. Cuando el camarero se fue dijo:
-¿Quién empieza, tú o yo?-Bromeando le dije que empezaba yo por que lo mio pesaba más. Le pasé la bolsa y lo primero que sacó fue un balón de futbol de su equipo favorito, habían firmado todos los jugadores. Me había costado un montón conseguirlo y hacer que me firmaran ni te cuento. El mirando las dedicatorias y las firmas, dijo asombrado:
-¡Emi! ¿Esto es real? ¡Dios! ¡Me encanta!- Le mire divertida y le dije que había más. Volvió a meter la mano y saco un paquete, al desembalarlo se mostraron unos guantes de su equipo favorito. Eran reglamentarios, así que podía utilizarlos en los partidos. Recordé como el primo de Maya me había acompañado a la tienda del estadio de futbol en la ciudad a comprar la pelota y los guantes. El primo de Maya me dijo cuando me vio cogiendo los guantes:
-¡Tú!¡Emily! ¿Comprando guantes de portero y una pelota de futbol? ¿de verdad?- Me reí y le dije que eran para mi novio, el chico dijo:
-¡Que envidia! Yo también quiero un novia que me regale esto, si vamos al campo quizá encontremos a los jugadores.- nos dirigimos allí y para mi suerte los encontramos entrenando. Nos esperamos a que salieran para los vestuarios y les rogamos que nos lo firmaran.
Daniel sorprendido me dijo:
-¡Ya tengo dos pares, aunque solo uno del equipamiento oficial del equipo!- Pensé que no había sido buena idea pero al verle ilusionado me dio igual, le mire y le dije:
-¡Hay más! Solo uno más, ese es por el de tu cumpleaños.- Cuando saco la cajita y la abrió, miro la pulsera con mi nombre le dio la vuelta y detrás ponía: "Te quiero con todo mi corazón, Emily". Me la dio diciendo contento:
-¿Me la pones?- La cogí y se la puse, le venia bien ni ajustada ni suelta, después saco un paquete diciendo:
-Ahora tu, espero que te guste me costó mucho encontrarlo. No sabes las peripecias que he hecho pero creo que habrá merecido la pena.- Al abrirlo me quede de piedra, era el puzle que quería. Constaba de 5000 piezas, era un castillo antiguo a la luz de la luna, con caballos blancos corriendo por de bajo y con montañas a lo lejos. Llevaba mucho tiempo buscándolo, me habían dicho que estaba descatalogado.
No pude contar las veces que le besé pero fueron muchas, Daniel riéndose dijo:
-Me alegra que te guste tanto, no fue fácil localizarlo.- Cuando terminé el helado Daniel fingiendo que iba al baño pago la cuenta, cuando fui a pagar el dueño dijo:
-Ya esta pagado, ha pagado el chico que estaba contigo.- Siempre me hacia igual, ponía cualquier escusa para levantarse y pagaba.
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