—¿Hablas… en serio? —Fang Qi finalmente volvió en sí luego de que su mente se quedó en blanco por unos segundos.
—¡Claro! —La pequeña loli contestó, orgullosa de sí misma— ¡Te sentirás a salvo bajo mi protección! ¡Puedo matar a diez de esas pequeñas serpientes yo sola! Además, soy experta en las cuatro artes, guzheng, ajedrez, caligrafía y pintura. También, soy bastante talentosa en los hechizos espirituales —continuó ella con arrogancia—. Si me dejas trabajar aquí, no solo te protegeré, también te enseñaré hechizos espirituales y artes marciales. Si tu negocio no anda bien, ¡de mala gana puedo tocar algo de música para que atraigas clientes!
—Si crees que como mucho… —La pequeña loli hizo un puchero con incomodidad— Me controlaré un poco...