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Una fuerte explosión resonó dentro de la Ciudad de la Colonia Marciana aquel día. Vino desde el cielo y resonó en toda la ciudad.
Vientos huracanados soplaron en el cielo mientras una presencia sorprendente y abrumadora se extendió por el cielo.
La fuerte explosión y la sofocante presencia hizo retroceder, alarmados y sorprendidos, a los funcionarios del puerto estelar. Levantaron sus cabezas hacia el cielo mientras un crucero, uno como nunca antes habían visto en su vida, descendió gradualmente desde arriba.
Tal vez ya no podía llamárselo un crucero. Tenía diez mil pies de largo, con la apariencia de una fortaleza. Desde lejos, reflejaba intensamente toda la luz. Cualquiera que pusiera los ojos sobre él se encontraría lagrimeando a causa del brillo cegador.
¡Era como un pequeño sol!