Dama Cebolleta se encogió en una bola pequeña y dejó que Jiu Deng la picara, sin atreverse a revelarse. En una situación difícil, ella no podía hacer nada más que bajar su cabeza.
Sin embargo, ella continuó repitiendo una línea en su cabeza.
«¡Sigues molestando a esta pequeña y adorable cebolleta, pero algún día dominaré la técnica definitiva y te pagaré esta humillación multiplicada por cien!»
¡Su objetivo era empujar a la odiosa Jiu Deng al suelo y disfrutar de ella!
Dama Cebolleta estaba centrada en sus pensamientos pervertidos y fantaseando sobre pisotear a Jiu Deng debajo sus pies, sonriendo encantadoramente como una reina mientras lo hacía.
Al final, sus sueños prevalecieron contra la realidad y sin importar cuanto la picara Jiu Deng, Dama Cebolleta no reaccionó.
Después de picarla sin piedad por un rato, Jiu Deng sacó su cuaderno y tachó otro deseo.
1) Preparar un platillo y verlo comerlo. (tachado)