«Un día, ¡seré capaz de hacer hechizos como los seniors!» Song Shuhang pensó.
En ese momento, la mujer de cabello corto abrió sus brazos y levantó un extremo del horno para píldoras. Caminó varios pasos y frunció el ceño.
"¡Dong!"
Ella bajó el horno, y giró su cabeza hacia Song Shuhang.
—¿Tú eres Song Shuhang? —Levanto sus cejas y dijo—. ¿Me puedes ayudar a llevarla? Es el deber de un hombre ayudar a una damisela en peligro, ¿no?
—¿Me conoces? —Song Shuhang preguntó y se acercó a ayudarle a llevar el horno.
El horno para píldoras no pesaba mucho. Sólo era un poco grande. Sería difícil para una persona llevarlo, pero con dos personas sería mucho más fácil.
—No preguntes algo tonto. Deberías saber la relación entre Maestro de Medicina y yo con una simple mirada. Así que deberías deducir que probablemente escuché de ti por parte de Maestro de Medicina —la mujer dijo con una cara de póker.